Torrevieja ha registrado un terremoto de magnitud 2,2 a la 1.21 horas de esta madrugada sábado 4 de mayo. El temblor se ha localizado en el centro de la laguna salinera de Torrevieja sin que el Instituto Geográfico Nacional (IGN) haya fijado todavía en su información sísmica la profundidad del epicentro.
Municipios
El pequeño seísmo ha sido percibido por los vecinos en zonas aledañas como el propio casco urbano de Torrevieja y áreas residenciales de la periferia, la zona residencial de la Ciudad de las Comunicaciones en San Miguel de Salinas, Los Montesinos, Guardamar del Segura, Los Balcones en Torrevieja y el casco urbano de San Miguel de Salinas.
Es el sexto terremoto advertido por la población de la comarca en lo que va de año.
Sentido
El de esta madrugada se ha sentido en algunas de las localidades periféricas de la laguna como un terremoto débil, percibido por algunas personas dentro de edificios, como un balanceo o ligero temblor y con objetos colgados que oscilan levemente, según la escala de intensidad macrosísmica europea que emplea el IGN.
Solo ha sido uno más de las decenas de microseísmos que al año se producen en esta comarca del sureste peninsular de antigua tradición en terremotos. El Bajo Segura es una zona con mayor riesgo sísmico de la Península Ibérica, solo superada por la provincia de Granada.
Uno de los terremotos contemporáneos más devastadores en la comarca se produjo en marzo de 1829 y aunque ha quedado con el nombre de Terremoto de Torrevieja, arrasó por completo las poblaciones de Almoradí, Benejúzar, Guardamar y afectó gravemente a otras. Algunos de los eventos sísmicos más relevantes, tanto por intensidad como por la prolongación de las réplicas se han producido en largas series durante varios meses de un mismo año. Es lo que sucedió en 1829 donde los expertos ubican una larga serie que se inició en septiembre de 1828 y concluyó un año después.
Normalmente, los temblores son percibidos por la población cuando superan los 2 grados de magnitud, aunque de los vecinos de la comarca de la Vega Baja, que cuentan con una larga trayectoria histórica en este tipo de terremotos, se dice que tienen un sentido especial para la percepción de microseísmos por debajo de ese umbral.
Los últimos registrados por el IGN de magnitud superior a 3 se produjeron en Rojales (2013), Los Montesinos (2015) y el sureste de San Miguel de Salinas (2018).