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Se suicidó de un disparo en la cabeza tras ser arrestado por un presunto abuso sexual a su hija de 11 años

Un hombre de 42 años, acusado por presunto abuso sexual a su hija de 11 años, se suicidó de un disparo en la cabeza en la sede de la Dirección Departamental de Investigaciones de Santa Clara del Mar, localidad ubicada a unos 20 kilómetros del centro de Mar del Plata.

Tras una orden del Juzgado de Garantías N°5, a cargo de Gabriel Bombini, este viernes por la tarde se produjo la detención del sujeto en su domicilio. Luego, esposado, custodiado y con el rostro cubierto, se lo trasladó a la dependencia policial, donde finalmente aprovechó un descuido de los agentes para sacar un revólver calibre 38 que llevaba escondido en su ropa interior y terminar con su vida en el acto, según indicaron distintos medios locales.

De acuerdo con las primeras investigaciones que se difundieron, el arma no fue detectada durante la detención ni en el traslado a la DDI. En efecto, el departamento de Asuntos Internos de la policía marplatense inició las averiguaciones correspondientes y suspendió a los efectivos que participaron del operativo, además de secuestrarles sus respectivas armas reglamentarias.

Por su parte, el fiscal Ramiro Anchou ordenó que se realicen pericias balísticas en el lugar y avanzó en la toma de declaración al testigo que participó en la detención.

Las investigaciones continúan con el objetivo de determinar si hubo negligencia en el procedimiento o si el detenido había planificado el suicidio desde antes de su arresto.

Otro hecho que también causó conmoción este viernes sucedió en la provincia de Corrientes, donde una gendarme fue asesinada a tiros por su pareja, que luego se quitó la vida.

El hecho ocurrió, pasadas las 7.30, en el departamento del barrio Mil Viviendas. Allí, el asesino Esteban Pucheta (36) mantuvo una fuerte discusión con Johana Margarita Risso (33), que lo llevó a efectuar al menos cinco disparos con su pistola calibre nueve milímetros, dos de los cuales impactaron en la mujer. Uno de los proyectiles también alcanzó a su suegra, que de todos modos pudo salvar su vida.

Luego del crimen, Pucheta se suicidó. La mujer tenía dos hijas de cinco y catorce años, producto de una relación anterior.

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