Sofía Sugasti (46) y Martín Pereyra Olazábal (47) viven en Texas desde hace más de una década y cómo extrañaban el helado argentino, decidieron armar una marca propia, con los colores del club de sus amores.
08 de junio 2024, 05:59hs
“Un pedazo de Argentina en Dallas”. Eso fue lo que quisieron crear Sofía Sugasti y Martín Pereyra Olazábal, dos argentinos radicados desde hace más de una década en Texas, Estados Unidos, con su emprendimiento: una heladería artesanal con los sabores típicamente argentos que tanto extrañaban como el dulce de leche, chocolate granizado, sambayón… Y cómo ambos son hinchas de Boca, el nombre se les impuso de entrada: Gelato La Boca. Los colores, inconfundibles, azul y oro.
Además del fanatismo deportivo, Pereyra Olazábal explicó a TN por qué eligieron ese nombre: “La Boca es un barrio conocido por los turistas y que coincide con nuestra historia, con los barcos, los inmigrantes, la puerta de entrada al país… Acá no dejamos de ser inmigrantes. Aparte es una palabra fácil de pronunciar para el idioma inglés”.
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Historia de una familia migrante
Sofía (46) y Martín (47) se conocen de toda la vida, pero fue recién años después, “de grandes”, que formaron pareja. “Mi papá era el mejor amigo del abuelo de Sofía. Éramos amigos de la infancia. A veces el amor está en frente de nuestras narices toda la vida”, dijo Martín.
La primera en irse a Estados Unidos fue Sofía, que pasó unos meses en Texas en el 2000 con una visa del tipo work and travel. Tras recibirse en Relaciones Públicas en la UADE, volvió a EEUU para trabajar como asistente personal de una familia texana a la que había conocido. “No era mi sueño, pero era una manera de estar legalmente en Estados Unidos”, explicó.
En una visita a la Argentina, unos años después, se reencontró con Martín, y comenzó una relación a distancia. En 2009, el abogado se inscribió en una maestría en la Universidad de Dallas para poder convalidar su título. Se casaron y tuvieron dos hijas, Libertad, de 9 años, y Andina, de cinco.
El primer emprendimiento familiar fue una empresa de logística para marcas de ropa con un nombre que remite irremediablemente al país: 5411. Sí, la característica para llamar a Buenos Aires. “Siempre quisimos tener una conexión con la Argentina”, explicó el emprendedor.
Texas es el cuarto estado con más argentinos de EEUU y si bien tiene una importante comunidad latina, las opciones gastronómicas vinculadas al país no están tan presentes. Según explicaron a TN, una de las cosas que Martín y Sofía más extrañaban era comer helado.
”Acá no existe la cultura del helado como en la Argentina. El estadounidense compra el pote en el súper, no va a la heladería a sentarse a comer un cucurucho. Tampoco existe el delivery y la textura es muy distinta. Para nosotros el helado representa el rato con la familia, es un medio para estar juntos y disfrutar de algo que nos gusta”, sostuvo Pereyra Olázabal.
Las vueltas de la vida hicieron posible que se alinearan los planetas y con un amigo inversor y las recetas del maestro heladero argentino Manuel Torterola, le dieron para adelante hace un año con el proyecto de Gelato La Boca, o GLB, para los fanáticos.
Según revelaron, los sabores que más salen son dulce de leche, cookies and cream, menta granizada y los sorbetes de frutilla y mango. Pero también figuran en su carta gustos como maracuyá, pistacho, banana split, el helado de rosa o el de café cold brew.
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Si bien “el cliente natural de Gelato La Boca es el argentino” -y sí, hay hinchas de River entre sus clientes que logran hacer abstracción del packaging-, la propuesta tuvo muy buena aceptación entre los locales. “El 40% de Dallas es latino, muchos conocen el dulce de leche o lo asocian con lo que llaman caramel y cuando lo prueban están muy a gusto con el sabor”, sostuvo el empresario.
Además, destacó que Texas “es un estado bastante argentino en algunas características: es gente que le gusta comer carne, tomar vino. Son muy familieros y fanáticos del deporte. Aparte son bastante viajados, La Boca y Buenos Aires les suena”.
Por ahora, Sugasti y Pereyra Olazábal venden su helado por delivery y en algunos supermercados en unos envases de telgopor reciclable con forma de ladrillo. También tienen un carrito que llevan a los farmers markets y alquilan para cumpleaños, bodas y eventos empresariales o de beneficencia, que les fue muy útil al momento de promover la marca… “El carrito nos sirvió mucho por el contacto directo con el cliente, ver cómo reaccionan, eso nos da mucha satisfacción”, explicó Sugasti.
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El próximo paso para la pareja será abrir una auténtica heladería argentina a la calle, aunque creen que todavía les falta. “Vamos de a poquito, nos va a tomar un tiempo. Por ahora no podemos vivir del helado”, explicaron.
Martín y Sofía recalcaron que “EE. UU. es una tierra de oportunidades, pero exige grandes sacrificios, como estar lejos de tu idiosincrasia, de tu familia y amigos”. “Para que te vaya bien acá, tenés que hacer un esfuerzo grande. Se trabaja un montón, el carrito no se mueve solo, pero estamos felices”, sostuvo Sofía, que entre otras cosas, añora “poder comerse un tostado de jamón y queso por la avenida Libertador”.
Y así como les trasmitieron el amor por la camiseta de Boca a sus hijas, buscan con su emprendimiento compartir la cultura argentina del helado, tender un puente goloso entre su país de origen y el de adopción, “conectar la Argentina y EE. UU. y tratar de generar algo bueno”. En fin, hacer patria, una bocha a la vez y como dice el lema de su heladería, “que las papilas gustativas” de los estadounidenses “bailen el tango”.