El presidente estadounidense Joe Biden aterriza en Israel en medio de un reguero de sangre. El bombardeo sobre un hospital en la Franja de Gaza que ha arrasado con más de 500 muertos en apenas unos segundos también ha cambiado los planes del líder demócrata. Tas un levantamiento popular en el mundo árabe y musulmán en contra de las continuas masacres de Israel sobre el enclave que ya han provocado más de 3.000 muertos, incluidos 853 niños, el rey Abdalá de Jordania ha cancelado la cumbre con Biden, junto al presidente de Egipto, Abdelfatá el Sisi, y de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, prevista para este miércoles. Durante las horas inmediatas al que podría ser el ataque aéreo israelí más mortífero en cinco guerras libradas desde 2008, Israel ha desplegado toda su artillería informativa para echar balones fuera y trasladar la responsabilidad a las milicias palestinas.
A lo largo de la noche, los doctores del hospital y los representantes del ministerio de Sanidad de Gaza han convocado una rueda de prensa en el centro de la masacre. Tras el atril, seis profesionales médicos denunciaban este crimen al mundo. A sus pies, varios hombres en cuclillas sujetaban en sus manos los cadáveres de niños y bebés. La cámara se alejaba para mostrar un manto blanco e inacabable de cuerpos que rodeaban el atril. Con esa desoladora instantánea, llega Joe Biden a Israel. El mismo presidente que, en 10 meses de gobierno, no ha querido invitar a su homólogo israelí Binyamín Netanyahu a la Casa Blanca ahora llega a la región para mostrar apoyo a su fiel aliado. Su intención también era presentarse como un intermediario al reunirse con los líderes árabes, pero la cancelación de la cumbre antes de despegar retrata bien el bando en el que se sitúa Biden.
Los líderes de Jordania, Egipto y la AP le han dicho que no confían en su capacidad para poner fin a la violencia, que, según dicen, viola el derecho internacional. “Tras consultar con los hermanos palestinos y egipcios y después de hablar con EEUU, hemos decidido no celebrar esta cumbre, ya que queremos que la misma, si se celebra, permita alcanzar una solución para parar la guerra, respetar la humanidad de los palestinos y entregar la ayuda que merecen”, ha dicho el ministro de Exteriores jordano, Ayman Safadi. El diplomático jordano ha señalado que esta decisión deriva de “las continuadas masacres israelíes contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza, siendo la última de ellas la masacre en el Hospital Baptista, que ha impactado a todos y que no puede ser tolerada”.
«Situación incontrolable»
Por eso, Biden ha dicho que llega a Israel con “duras preguntas”. Tanto Netanyahu como el presidente israelí Isaac Herzog lo han recibido en el aeropuerto Ben Gurion para recibir a su homólogo estadounidense, bajo medidas de estricta seguridad. En los últimos días, el aeropuerto ha sido objetivo del lanzamiento de cohetes. Además, hay muy poca información sobre la agenda de Biden en la visita que durará aproximadamente cinco horas. Antes de su aterrizaje, poco antes de las 11:00 hora local (una hora más que en España), el Ejército israelí ha anunciado la creación de una zona humanitaria en el sur de Gaza donde se proporcionará ayuda internacional, después de días de negociaciones con Egipto, EEUU y otros Estados para crear una zona segura para los habitantes de Gaza que huyen.
Doctors from the Al-Ahli Baptist Hospital in Gaza hold a press conference among the bodies of those slaughtered in the Israeli strike.
The most surreal zoom out I have ever seen. pic.twitter.com/faovWQvSDk
— Alan MacLeod (@AlanRMacLeod) 17 de octubre de 2023 Ajeno a las presiones internacionales para iniciar la desescalada, Israel ha renovado sus llamados a la población del norte del enclave para que evacuen al sur, ya que el Ejército ha advertido que pronto atacará fuertemente el área. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de que la situación en la Franja “se está volviendo incontrolable”. “Necesitamos acceso inmediato y que la violencia cese de todos los lados”, ha tuiteado el máximo responsable de esta agencia de la ONU, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Desde el inicio de la ofensiva, Israel no ha dejado entrar a periodistas extranjeros al enclave, lo que dificulta comunicar hasta qué punto la población gazatí está al límite.