Acorralado por la estampida del dólar, Sergio Massa paralizó su campaña durante 24 horas. Aunque la divisa estadounidense se estacionó arriba de los $1000 y este jueves se conocerá el número de la inflación de septiembre, el ministro de Economía retomará en las próximas horas, en Entre Ríos, su agenda proselitista, cuando quedan apenas 10 días para las eleccciones. Antes de reactivar su “modo candidato”, Massa dejó trascender su furia con Alberto Fernández por la denuncia penal del Presidente contra Javier Milei.
En el comando de campaña todos repitieron el mismo libreto: el jefe de Estado se cortó solo y no consultó a sus aliados antes de denunciar al candidato más votado en las PASO, al aspirante a jefe de gobierno Ramiro Marra y al dirigente de La Libertad Avanza, Agustín Romo, por “infundir temor público”.
El economista libertario había desaconsejado a los argentinos, en una entrevista con Mitre, que renovaran plazos fijos, una opinión que para los bancos privados fue “irresponsable” y que hizo que en el oficialismo se hablara de «terrorismo financiero».
Incluso, algunos de los pocos funcionarios leales al Presidente que acompañan a Fernández en sus viajes protocolares le dieron verosimilitud a esa narrativa y destacaron que la denuncia la planearon Fernández y el abogado Juan Manuel Ubeira, en soledad. Los últimos y primeros albertistas lo pusieron en duda, puesto que la gestión obliga a Fernández y a Massa a hablar de manera permanente.
El malestar del ministro con su jefe (en los papeles) tiene una razón atendible. Choca de frente con la estrategia del ministro hasta el momento que consiste en traer las propuestas de Milei al plano de la realidad para objetarlas y polarizar con él. “¿Qué significaría para una madre que su hijo fuera armado a clases?”” ¿Cómo funcionaría el mercado de órganos? ¿Y a dónde trabajarían los operarios de las automotrices argentinas si la Argentina rompiera relaciones con Brasil?” Esas son algunas de las incógnitas que planteó como guión de campaña el consultor Antoni Gutiérrez Rubí, que hasta 2022 asesoró a Fernández.
“A Milei nosotros no le contestamos, tenemos una agenda de propuestas”, dijo a Clarín un massista calificado. Cerca del ministro de Economía destacan que el plano penal no era la manera de frenar la escalada del dólar y confiaban en sus propias herramientas y con los operativos en la City que supervisan el secretario Legal de Economía, Ricardo Casal; el jefe de la AFIP Carlos Castagnetto y el jefe de la aduana Guillermo Michel. “Massa trabaja en la unión del espacio. Viaja a ver a los gobernadores para que estén mancomunados y Alberto se cortó solo”, insistieron.
De todos modos, Massa supo ser más tolerante con los embates de sus aliados a Milei. El sábado aplaudió en un camión en La Matanza las críticas de la vicegobernadora Verónica Magario que mencionó al libertario por nombre y apellido. Lo mismo hizo la diatriba de Axel Kiciillof, que siempre fue más agresivo que Massa con el libertario, pero siempre se cuidó de nombrarlo.
Mientras el cuestionamiento sea tácito, el candidato presidencial acepta que se critique al aspirante de La Libertad Avanza.
Aplaudió a Máximo Kirchner el sábado en el Bajo Flores y él mismo propuso este miércoles que se hiciera a los candidatos que lleguen al balotaje un test psicológico que garantice que el próximo presidente tendrá “estabilidad emocional”.
La CGT fue más lejos y pidió meter preso al libertario, porque «si ganara no podría asumir», pero para Massa fue más inconveniente la denuncia del Presidente. Fernández, que solo participó de una actividad de gestión y campaña con el ministro, en la intimidad fue muy crítico con la estrategia oficialista que nunca reivindicó su gestión. A pesar de sus opiniones subterráneas, se mantuvo dentro del libreto. Hasta ahora.
Después de visitar Entre Ríos para apuntalar sus chances y las de los candidatos locales, Massa viajará el viernes a Mendoza y San Juan, dos provincias que planeaba visitar el miércoles. Los viajes a Río Negro y Santa Cruz, que originalmente había previsto visitar el viernes deberán ser reprogramadas. La semana que viene apuntará todos los cañones al Conurbano bonaerense.