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Propinas en los restaurantes: qué cambia para los clientes con el nuevo decreto del Gobierno

Como lo había anticipado este diario, el Gobierno nacional reguló este miércoles la propina. Esa gratificación voluntaria que los clientes hacen, por ejemplo, al mozo de un restaurante, es un uso y costumbre pero estaba prohibida. El uso de medios electrónicos terminó de empujar la regulación, que trae cambios para todos: los clientes, los restaurantes y el personal.

Al margen de la inflación, que impacta directamente en el valor nominal de lo que se deja de propina, los gastronómicos venían viendo menguado esa contribución significativa en su ingreso mensual (puede duplicar, triplicar y hasta cuadriplicar su sueldo) porque cada vez más gente paga con tarjeta o con billetera virtual.

El “no tengo efectivo” se convirtió en un engorro para el consumidor y un problema para el empleado, ya que los restaurantes no tenían hasta ahora posibilidad de habilitar ese ítem.

Así, en varios locales gastronómicos empezó a verse en los últimos tiempos un cartelito con el alias de una cuenta ofrecida por alguno de sus empleados para recibir la propina por transferencia y desde allí repartirla con sus compañeros.

El primer punto importante del decreto Decreto 731/2024 que firmaron el presidente Javier Milei y todos sus ministros es que “cuando el trabajador, con motivo del trabajo que preste, tuviese oportunidad de obtener beneficios o ganancias en concepto de propinas o recompensas, no serán considerados parte de la remuneración”.

Esto es, la propina no es parte del salario, por lo que no le generará ninguna obligación adicional al empleador más que transferirla a su destinatario y tampoco podrá realizarse sobre ellas ningún descuento o retención por parte de los empleadores, las entidades financieras o las de procesamiento de pagos.

¿Cómo funcionará para el cliente? No será obligatoria. Discrecionalmente, como hasta ahora, podrá decidir cuánto dejarle a quien lo atendió, ya sea un mozo en un establecimiento gastronómico, un botones en un hotel o el motoquero de un delivery.

De vuelta como uso y costumbre, en bares y restaurantes la propina suele ser del 10% de la cuenta. La diferencia es que, ahora, dejarla en efectivo no será la única opción: podrá incluirse en el pago con tarjeta de débito o crédito, o con billetera electrónica ya sea a través del QR o de transferencia con un alias.

De hecho, Mercado Pago, la principal billetera electrónica, lanzó hace tres semanas una nueva funcionalidad en la cual el cliente puede sumar como propina hasta un 15% del total del ticket para que se acredite en el momento en la cuenta del comercio, del mozo o de un pozo común creado por los empleados. Hasta ahora está disponible en sólo 4.000 locales gastronómicos de todo el país. Consultados por Clarín, desde la fintech dijeron que irán incorporando más progresivamente.

¿Cuándo va a empezar a regir el cambio que dispuso ahora el Gobierno? El decreto da un plazo de implementación de 90 días. Es que en el enunciado suena simple, pero en la práctica hay varias cuestiones que resolver.

Voceros del sector empresario dijeron a Clarín que la medida «habilita la posibilidad de que se pague la propina por medios electrónicos según usos y costumbres como se estaba haciendo en muchos lugares de la gastronomía y la hotelería» y resaltaron que «como en su momento con el cambio de los posnet en las mesas, estamos abiertos a los cambios tecnológicos que favorezcan a los clientes y empleados».

Desde la seccional Capital de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) contaron que ya tuvieron reuniones con los abogados y contadores de las cámaras gastronómicas para ponerlo en marcha, pero que hay que hacer adaptaciones en los sistemas.

Confiaron en que en unos 45 días ya estaría en vigencia, y que arrancará seguramente más rápido en los hoteles de cadenas internacionales a los que les resulte más sencillo justamente hacer esos ajustes administrativos, contables e informáticos, ya que en los servidores deberá asignarse un número para cada trabajador.

Uno de los esos ajustes, justamente, tiene que ver con cómo cobrará la propina el o la camarera. El decreto dice que el dinero tiene que estar disponible de manera inmediata para el trabajador que lo recepciona, que es quien dispone si lo distribuirá o no.

Es que cada restaurante o bar tiene su propio sistema. Muchos siguen usando el antiguo, llamado “al tronco”, que es poner en una lata toda la propina y repartirla después en partes iguales entre todo el personal, tanto el que está en salón como el de cocina. En otros casos, los mozos dejan un 20% de su propina para repartir entre el personal de cocina y en otros el camarero se lleva todo lo que recibió.

Pero los empresarios plantean que para sus contadores es imposible liquidar la propina diariamente, por lo cual una opción podría ser el pago cada 15 días o mensualmente antes del pago del sueldo, que debe realizarse el cuarto día hábil del mes. Desde el gremio alertan que otro problema es la gran informalidad de la actividad, de no menos del 50%, y el uso extendido de la modalidad de “ticket no fiscal” que hace que se facture sólo el 40% de lo que se vendió.

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