No todas las alumnas de quinto año del Colegio del Carmen podían pagar el viaje de egresadas. Entonces organizaron un baile en el boliche Le Feu Rouge, en San Fernando del Valle de Catamarca, para recaudar fondos. La llamaron «La noche de la sorpresa». Pero fue la última noche de María Soledad Morales, la adolescente de 17 años que fue drogada, violada y asesinada por «hijos del poder» provincial. Era septiembre de 1990, aún no se hablaba de femicidio ni se protestaba contra la violencia machista. Pero sus compañeras se rebelaron y, aunque aterradas, empezaron a marchar. Cambiaron la historia.
Rosana, Miriam, Mónica, Estela… Las amigas son el eje de «María Soledad: El fin del silencio«, el documental que estrena Netflix el 10 de octubre y que fue dirigido por Lorena Muñoz. «Quise volver a contar la historia desde un lugar diferente. Las amigas son las protagonistas olvidadas, nunca tuvieron el lugar de narradoras y fueron muy importantes en la investigación. Ellas tuvieron la idea de salir a marchar», explica a Clarín.
“Esta película habla de la amistad, porque aún cuando el crimen fue revisado por el periodismo a lo largo de los años, nunca se lo abordó desde el punto de vista de un actor social que hoy es el principal motor de las luchas de género en el continente: Las jóvenes. En este caso, las amigas de María Soledad, las que todavía la recuerdan llorando, las que pelearon para que la verdad saliera a la luz y, siendo menores de edad, se convirtieron en heroínas», asegura Muñoz, que en 1990 cursaba quinto año, como María Soledad y sus compañeras.
María Soledad y sus compañeras del colegioLa cineasta se hizo bien conocida en 2016 con «Gilda, no me arrepiento de este amor«, protagonizada por Natalia Oreiro. Pero tiene muchas otras producciones, y varias sobre mujeres, como «Yo no sé qué me han hecho tus ojos«, que cuenta la historia de la cantante de tangos Ada Falcón, que en el pico de éxito de su carrera abandonó todo para convertirse en monja franciscana; y las series «Dalma Maradona, la hija de D10S«, y «Releyendo Mafalda«.
Lorena Muñoz puso el ojo en las amigas de María Soledad
La maldad
María Soledad vivía lejos del boliche, estaba preocupada por cómo iba a volver aquella madrugada del 8 de septiembre. Una de sus amigas le ofreció ir a dormir a su casa. Pero esa noche algo cambió.
-No me voy con vos, me llevan.
-¿Quién?
-Ya sabés.
«Ahí comprendí que era él. Tendría que haberle insistido más, tendría que haberme puesto firme», dice una de las amigas a la cámara. María Soledad se fue de Le Feu Rouge a eso de las tres de la mañana. A partir de ese momento nadie supo qué pasó con ella ¿Se había ido a la parada del colectivo? ¿Se había ido con Tula?
Luis Tula, «El flaco», tenía entonces 28 años. Según sus amigas, «era su amor imposible», «estaba enamorada», «escribía poemas», «lloraba cuando escuchaba música». Tula estaba casado.
El lunes 10, a la mañana, las alumnas de quinto año estaban en el aula del colegio, pero la silla de María Soledad estaba vacía. El padre, Elías, había ido a ver a la rectora, que era la hermana Martha Pelloni. «¿Sabe algo de mi hija? No volvió a casa». La habían buscado todo el fin de semana. Hasta que unos trabajadores rurales encontraron el cuerpo tirado en un zanjón. La noticia llegó al aula, y las chicas rompieron todo. Una de ellas se cortó con el vidrio de una ventana: «Éramos tan inocentes… ese día nos dimos cuenta que existía la maldad«.
Tula fue detenido pero lo liberaron enseguida por falta de pruebas.
El 12 de septiembre, el día que María Soledad hubiera cumplido 18 años, su familia y compañeras se reunieron para despedirla en su sepelio. Todas se vistieron con el uniforme del colegio, porque a María Soledad le encantaba el uniforme. El cajón se cubrió de lágrimas. «Pero no íbamos a resignarnos a llorar, no íbamos a dejar las cosas así», prometieron las amigas.
Se rumoreaba que habían sido hijos de políticos, gente de poder. «Igual, nosotras queríamos saber qué había pasado. Queríamos salir a la calle a marchar. Muchos padres no querían porque tenían miedo», recuerda una de las amigas. «Tenía a 500 chicas esperando para ir a marchar… les dije que sí, pero que fueran en silencio«, detalla la hermana Pelloni en el documental.
La hermana Martha Pelloni también participa en el documental de Netflix«Todas las amigas se la bancaron y salieron a marchar. En ese momento era toda una novedad. Sin conocer el término, fueron las primeras sororas. Siempre están las mujeres en los pedidos de justicia -dice Muñoz a Clarín-. Y tenían terror, como un ataque de pánico colectivo. Tenían 17 años, quedaron traumadas». La primera vez iban muy apretadas, con los brazos entrelazados. Sólo se escuchaban los pasos. Fueron hacia la Catedral, donde se pusieron a rezar. Le pidieron a la Virgen que se haga Justicia.
La hermana Pelloni y sus alumnas hicieron 82 marchas, que se iban haciendo más numerosas cada vez. Siempre en silencio. «Todas se prometieron encontrar al culpable, pero lo que ninguna imaginó es que esa promesa sería uno de los motores fundamentales a la hora de activar los reclamos de justicia por el femicidio de su amiga”, dice la directora.
La injusticia
«El crimen está esclarecido pero lo quieren esconder. En Catamarca todos sabemos quiénes somos. No va a quedar en la impunidad«, dijo entonces Ada, la madre de María Soledad.
«Era una costumbre que agarraran a ‘una chinita’, como decían ellos», recuerda en el documental la periodista Fanny Mandelbaum, que en su momento fue a cubrir la historia a Catamarca.
El principal señalado era Guillermo Luque, hijo de Ángel Luque, un diputado nacional, que dijo: «Si mi hijo la hubiera matado, el cadáver no aparecía». La frase le valdría la expulsión del Congreso de la Nación.
El gobernador de Catamarca era Ramón Saadi, amigo del presidente Carlos Menem. Entre los dos buscaron manejar la investigación enviando al comisario de la bonaerense Luis Patti, que en 2023 sería condenado a perpetua por delitos de la dictadura. Cuando todo fue muy evidente, Menem le soltó la mano a Saadi, que cayó en desgracia.
Hubo dos juicios. El primero, en 1996, se transmitió por televisión y se veía como el tribunal manipulaba testimonios y testigos con total impunidad. En el segundo, en 1997, Luque fue condenado a 21 años de prisión, y Tula, a 9. Había sido su entregador.
Ni Una Menos
Las amigas de María Soledad, hoy.Las amigas de María Soledad ya pasaron los 50 años, y se juntan para recordarla, tres décadas después de su asesinato. Leen unas notas de ella de un viejo encuentro escolar: «Un error: amar lo imposible. Un deseo: ser alguien en la vida». La siguen llorando, pero están tranquilas: «Hicimos todo lo que podíamos hacer. No le fallamos a la Sole».
El 3 de junio de 2015 comenzaron las marchas de Ni Una Menos«María Soledad es el símbolo de lo que hoy podemos hacer para luchar las mujeres», concluye Pelloni. «Sus amigas hicieron la presión suficiente como para voltear un gobierno», afirma Muñoz, que eligió imágenes de marchas de Ni Una Menos para terminar el documental. Se ven carteles: «Basta de femicidios», «Ni un paso atrás«, y se escucha, de fondo: «Ya estamos todas juntas, no tenemos miedo».