«Se ha puesto el énfasis en la discusión económica en la dolarización o bimonetarismo. Pero el problema más serio de la Argentina es fiscal o de moneda«, dijo este jueves el director de IERAL y Fundación Mediterránea, Enrique Szewach, que trabaja codo a codo con el designado Ministro de Economía de un eventual gobierno de Patricia Bullrich, Carlos Melconián, en un programa de estabilización.
En el cierre de la primera jornada de la 44° Convención Anual del IAEF y ante más de 300 hombres y mujeres del mercado, el economista confrontó con el discurso económico de Javier Milei que promete dolarizar la economía y terminar con el Banco Central como alternativa a la crisis: “Decir que el exceso de moneda es la causa de la inflación es como decir que el exceso de agua es la causa de la inundación”.
Szewach es un viejo conocido de la casa. Al frente del IERAL ha participado muchas veces de este congreso anual, como asistente y como disertante. Esta vez se puso al frente sin poder correrse de la figura de asesor de una de las candidatas a presidenta.
En ese sentido, aseguró que trabaja en el armado del plan económico que presentó en los últimos días Bullrich desde comienzos de 2022: «Cuando empezamos este trabajo, lo hicimos para estar donde estamos. Obviamente con la esperanza de terminar en el Gobierno», dijo y reconoció que al programa «aún le faltan ultimar detalles» y que se vio demorado por las últimas dos semanas de la campaña política post PASO.
En toda su presentación, el economista y socio de Carlos Melconián enfatizó en la necesidad de «cerrar la cuestión fiscal». «Si no lo haces, todo es letra muerta. Hay que cerrarla de forma sustentable, si la dejas licuar por la inflación en un año volvés a tener los mismos problemas», dijo.
Sin embargo, advirtió: «No hay magia. Argentina es un país que lleva años sin arreglar la situación». La visión de Szewach se basa en tres metas: «Llevar el déficit a cero, poder tener un mercado de capitales y sistema financiero y la tercera es tener en reglas de negocios claras», dijo y aseguró que el país enfrenta en este momento la antesala de un cambio de régimen. «Es el fin del populismo porque se quedó sin los recursos».
Si bien fue tajante en la receta, reconoció que los cambios que proponen demoran cierto tiempo. «No solamente hay fantasía en la dolarización, hay fantasía en la motosierra», dijo y explicó: «El gasto publico nacional es 20 puntos del PBI como máximo. La mitad de ese gasto es jubilaciones. y con los sueldos llega a 12 puntos del PBI».
«El que dice que puede bajar 15 puntos del gasto miente. Las jubilaciones ya están por el piso y licuadas. No van a caer más. La reforma del estado es un proceso. Lleva tiempo y lleva plata». aseguró.
«La dolarización nos distrae de los temas de fondo«, volvió a decir y remarcó que del plan económico que planearon con Melconián, un documento que tiene más de 200 paginas, la alternativa que su espacio presenta a la dolarización, el bimonetarismo ocupa apenas cinco renglones.
Szewach comparó la situación económica y política actual con otros momentos de la democracia reciente. Dijo que el clima que se vive en la política es similar al de 1989, antes de la llegada de Carlos Menem y la instauración de la convertibilidad. «La mayoría en la política siente que no es una elección cualquiera. Siente que la democracia, que fracasó en darle a la sociedad todo, está en un conflicto serio», dijo
En ese sentido aseguró que en este momento, la candidata de Juntos por el Cambio es consciente de todas las debilidades de la economía y de lo que se debe hacer para virar el rumbo.
«En el 2015 tuvimos la oportunidad de formar parte del equipo económico. Una semana antes Macri dijo que iba a tener que ir por otro lado. Eligió escuchar a los que le decían «Don´t worry, be happy», contó y agregó «No hubieramos querido, pero a la larga tuvimos razón.
Respecto a la transición del esquema económico actual a uno más desregulado, el economista enfatizó que el sector privado deberá tomar la delantera y meterse en aspectos que hasta hoy son íntegramente manejados desde el Estado. «Si en un país normal los cinco hombres que manejan las petroleras se juntan a fijar los precios todos los meses, van presos. En argentina los junta el Gobierno y les sirve el té».