En 2022 vimos dos versiones muy, pero muy diferentes de Emma Thompson. Una por Netflix y otra en el cine. Fue la Señorita Tronchatoro en la versión musical de Matilda, cerca de Navidad. Y antes, en Buena suerte, Leo Grande (que ahora Netflix incorporó a su catálogo y es la segunda película más vista este fin de semana) a una jubilada que nunca ha tenido un orgasmo.
Emma interpreta a Nancy, una maestra de escuela jubilada, y viuda. Nunca, con su esposo, pudo averiguar qué le da placer en la cama. Y, aunque le cueste tomar es decisión, está dispuesta a tener el mejor sexo.
Tremendamente amable del otro lado de la pantalla del Zoom, la actriz de 63 años -Kenneth Branagh fue su primer esposo, actualmente está casada con otro actor, Greg Wise, siete años menor que ella) habló con Clarín acerca de la sexualidad femenina en el cine, y en la vida.
Notarán la sinceridad con la que habla, y lo directa que es al expresar sus pensamientos.
-Mmm… OK, bueno, ella es una anciana inglesa. Eso es todo. Por supuesto que la reconozco, porque conozco a muchos maestros. Pero estoy en Londres y, como dice Nancy, ya sabés, las chicas de mi generación que crecieron en Londres tenían una perspectiva muy diferente del mundo. En general, había más acceso a diferentes formas de pensar.
Quizás era mucho más fácil quedar un poco atrapada en las normas sectoriales de lo que se conoce como comportamiento femenino. Y yo nunca, nunca fui esa persona. Pero hay algo que soy, soy una mujer. Soy inglesa, soy vieja. Además, me gustan las palabras. Así que desde ese punto de vista, sí.
-Mi línea favorita de la película es aquélla que asegura que “la satisfacción sexual me hace sentir invencible”.
-Bueno, no sé si te has dado cuenta de esto claramente, pero nadie está realmente interesado en si las mujeres tienen placer o no. A nadie le importa. Entonces, si te importa tener placer o no, tenés que tomarlo, por así decirlo, en tus propias manos. Y eso es todo lo que hay que hacer. Ya sabés, el mundo no está construido para ofrecer o, de hecho, preguntar qué podría ser el placer femenino.
Entonces, aprender a tener sexo siendo joven debe ser tan extraño ahora porque ¿podés explorar cómo se siente algo, o solo pensás en cómo se ve? Porque eso es lo que has visto desde siempre. Quiero decir, éstas son las cosas que queríamos explorar y la idea de que Nancy podría realmente separarse de sus expectativas, y descubrir qué funciona para ella. Y que todos podríamos hacer eso. Es emocionante.
El tabú del placer femenino
-Sí, es muy íntimo. ¿Creés que el placer para las mujeres sigue siendo un tabú en nuestra sociedad?
-Sí. Sí lo es. Iba a decir que el placer para todos lo es. Pero eso no es cierto. Los hombres han tenido placer, y eso ha sido una fuerza impulsora. Pero para mí, creo que la idea del placer para las mujeres sigue siendo revolucionaria.
-Porque tenemos que mantenernos abajo… Porque durante siglos, hombres muy, muy influyentes como Darwin y Rousseau y filósofos como Schopenhauer y Platón, y todas las figuras religiosas y no religiosas han dicho que las mujeres no son importantes. No son lo suficientemente buenas. Que son apenas humanos, y en realidad, de alguna manera, son un poco más que niños. Así se nos consideraba en los siglos XVIII y XIX. Es muy reciente que se materialice la existencia de la mujer como ser humano pleno y participativo. Así que no es de extrañar que cuando se trata del placer de las mujeres, apenas estemos en el radar.
-En algunos aspectos, sí. Estoy de acuerdo con eso, porque una de las razones por las que me atrajo que la película no sea romántica es porque una cosa es que Nancy tenga una experiencia con alguien y cambie la forma en que interactúa con esa persona. Eso es lo que vemos todo el tiempo en las películas. Es romance.
Pero lo que le sucede a Nancy es que ella borra algunas cosas que ni siquiera pensó en cuestionar. Y eso significa aclarar cómo interactúa con otras personas, como la camarera, Becky, y ciertamente cómo se interesa consigo misma. Entonces, para mí, ésa es la razón por la que no queríamos hacer “demasiado romance”.
La película, en lo básico, transcurre dentro de cuatro paredes.
-¿Qué más te atrajo del guion?
-Se trataba de tantas cosas, que me resultaba tan fascinante tratar sobre personas que tal vez no podían ser honestas consigo mismas sobre ciertas cosas -y no con otras personas-. Y entran a una habitación y no saben que no saben nada el uno del otro. Tienen suposiciones que son barridas muy, muy rápidamente por la realidad. Y luego están en un espacio que les permite hablar de una manera que nunca antes habían hablado con nadie. Y eso, para mí, es una versión de la intimidad que rara vez veo.
-No, no lo hicimos, quiero decir, hicimos algo de trabajo en la sala de ensayo, donde abrimos el libreto y nos permitieron explorar más. Pero estábamos bastante atentos al guion en muchos sentidos. No teníamos tiempo para perder el tiempo. Tuvimos 19 días para rodar esta película. Estábamos haciendo 12 páginas de diálogo al día.
No, en realidad fueron las demandas reales de hacer una película de esa duración en una habitación, en ese corto espacio de tiempo, lo que significaba que no solo el guion tenía que ser tan bueno como era, sino que también teníamos que honrarlo. No podríamos habernos salido del guion. No habría tenido sentido.
-Bueno, fue un gran placer por la naturaleza del equipo que teníamos. Era un team muy hermoso, había un ambiente muy amable y amoroso. Teníamos a Sophie (Hyde, la directora) para mantenernos a salvo, y Daryl no podría haber sido más perfecto para que yo fuera tan vulnerable y expuesta como estaba. Y también oculto, de alguna manera damos por sentado que debido a que él es joven y hermoso, le será fácil exponerse.
La calibración, no solo en términos de tomas e iluminación, es un logro extraordinario para hacer que esto sea tan dramático. Dos personas en una habitación, y convertirlo en una película. Asombroso. Pero sabía que Sophie vendría y diría “creo que está bien, sólo bajalo un poco”. Y ella era tan específica y siempre tenía razón. Siempre. Generalmente no te dan ideas.
-¿Y cuáles son los desafíos de filmar básicamente encerrados en una habitación?
Y nos planteamos, tengamos un set neutral y hagámoslo durante el día, pongamos las luces y todas estas cosas. Pero éstas son las grandes coreografías de la obra. Es como ¿cómo coreografiamos el paisaje emocional? ¿Cómo usamos la cámara alrededor de los cuerpos y cómo interactúan con la cámara? ¿Cómo cambia la luz a través de la obra? Y entonces, sí, existen estos desafíos, pero son el tipo de desafíos en los que prosperamos y que todos queremos hacer.
Y esperás que alguien entre a un cine y esté mirando el paisaje de sus cuerpos y el paisaje de sus mentes. Sí, fue un desafío. También estuvo muy concentrado. Estábamos encerrados, no hubo distracciones en absoluto. Así que estábamos haciendo algo sobre la intimidad y la conexión y todos muy, muy juntos. Y creo que nos ayudó mucho. (Lo piensa). Sí.