En plena temporada alta turística, la ruta nacional 9, vista desde el cielo, parece suturada. Cada punto de esa sutura, representa un piquete. Cada piquete es un tabique que impide atravesar la Quebrada de Humahuaca. Nadie pasa. Murió una mujer el 10 de julio, pero eso no impidió que la protesta continuara.
El escenario pareciera en todo caso haber entrado en una etapa de asentamiento. Allá en Jujuy, mientras la contienda electoral sucede y se roba los principales títulos, los cortes de esa arteria crucial para la economía y para la vida en general se están volviendo normales. ¿Nadie los levanta? ¿Nadie negocia nada? ¿Qué reclaman? ¿El litio? ¿El agua? ¿La tierra? ¿Quiénes son?
Los medios periodísticos locales ofrecen un nuevo servicio cotidiano: dónde son los cortes y cada cuanto se levantan para permitir el mínimo movimiento posible. Al cierre de esta nota, eran 9 en total y algunos de ellos permanentes.
En otros había horarios de levantamiento, cada 3 o cada 6 horas. En Purmamarca, en Tilcara, en Paraje San Roque, en Hornaditas, en Iturbe, en Abra Pampa, en La Quiaca, en Coranzulí y en Susques. No se puede recorrer Jujuy. Es imposible.
Los cortes empezaron primero como protesta docente, luego mutaron en oposición a la reforma de la Constitución provincial. La norma fue reformada. El Gobierno ofreció a los manifestantes de todos modos revisar los artículos que ellos objetaban, los que hablaban sobre la propiedad de la tierra.
Las manifestaciones tuvieron un pico de avanzada entre el 17 y el 20 de junio, los días de la sanción definitiva de la nueva normativa. Por esos días, el gobernador Gerardo Morales se mostró firme contra la sublevación. Fueron barridas las protestas alrededor de la Legislatura provincial, con heridos y detenidos.
Desde entonces, las acciones se replegaron a las rutas, donde las posibilidades de desalojo son menos probables por tratarse de jurisdicción federal. La protesta, entonces, adquirió la forma de algo que languidece pero que no termina, algo que se cronifica. En la intemperie, bajo el frío seco, impiden el paso de vehículos, siguen obturando la vida. No se sabe bien en defensa de qué.
La «cuestión política» detrás de los piquetes
No tienen objetivo, no está claro qué reclaman. Mientras los piquetes se sostienen, las comunidades desfilan por la casa de Gobierno provincial para buscar garantías. Se las dan. En la última semana, Morales recibió a más de 80 referentes comunales. Tiene redactado un decreto en el que confirma que no se les tocará nada y que ninguna propiedad de la tierra está en riesgo.
El gobernador y sus funcionarios hablan de “cuestión política” o directamente de sectores de la izquierda y del kirchnerismo con “motivaciones golpistas”. Exhiben los textos de WhatsApp que circulan entre los manifestantes. “Renuncia de Morales. Revertimos la lógica de la Campaña y JXC pierde las elecciones”, dice en uno de los decálogos virtuales que reparten los cabecillas.
La lectura que se hace es que detrás de todo está operativa aún Milagros Sala. En la provincia de Jujuy se calcula que el Gobierno nacional baja 120 mil planes sociales. Hay 800 mil habitantes. “Un plan por familia”, analizan. Mientras tanto, los manifestantes toman mate al costado del camino. Duermen dentro de precarias casillas armadas, con techos de lona. Soportan la demencial temperatura de la noche.
Escuchan Radio Nacional, la emisora que en Jujuy maneja Federico Noro, hijastro de Milagro Sala. Desde la señal, baja un mensaje de aliento a la barricada. Están blindados de medios de Buenos Aires y de medios locales críticos. El dispositivo se completa con los despachos de Télam, que lleva adelante una cobertura sesgada, y de la TV Pública, también abundante en informes sobre la “represión en Jujuy”.
Los cabecillas de las protestas
¿Quiénes son? Armando Quispe Maite, de la Comunidad Queta, es uno de los cabecillas del corte de Purmamarca. Según registros locales, es empleado del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). En los últimos días trascendió que tiene abierta una interna con referentes de su propia comunidad. Le han pedido que deje de usar el nombre de la agrupación porque los “mete en problemas”.
Otro de los referentes del corte de ruta es Néstor Jerez, del Pueblo Ocloya, también empleado del INAI. Surge también el nombre de Nilda Alabar, concejal electa del Frente de Todos, que responde a la diputada kirchnerista y candidata a senadora en la boleta de Sergio Massa, Carolina Moisés. Moisés es hija de un ex intendente de San Pedro, pero su fama política viene dada por una amistad consolidada en el tiempo con la líder de la Tupac Amaru, Milagro Sala.
El ex policía Desiderio Olmos, ex candidato a constituyente del Frente de Todos, a las órdenes del senador Guillermo Snopek, opera desde el corte de Humahuaca. Andrés Pablo Cussi, referente de La Cámpora Humahuaca, encabeza el corte de San Roque. También aparece Marcos Farfán, ex comisionado de Santa Ana. Responde a la diputada Moisés. En la misma zona, mueven la protesta Omar Cuevas, de la Comunidad Varas, y Carolina Situé, comunera que responde también a la legisladora Moisés.
Pero hay una idea que subyace por encima de todo: la idea de un “campamento montonero”, como dijo esta semana el ministro de Turismo, Federico Posadas.
Hablaba sobre el daño que le están provocando los cortes a la economía. En Jujuy 25 mil familias viven directamente del turismo. Esa actividad es justamente la que se ve más perjudicada en plena temporada alta.
Campamento «montonero»
¿A qué aludió el funcionario con la expresión “campamento montonero”? A que uno de los cortes principales, el de Purmamarca, en el cruce de las rutas 9 con la 52, estuvo manejado casi en su totalidad por Julio César Urien.
Urien se presenta como titular del Fipca (Fundación interactiva para promover la cultura del agua). También como militante kirchnerista, como ex militar (egresado en promoción con Alfredo Astiz) y ex integrante de Montoneros. Fue reconocido por Néstor Kirchner por sublevarse en la Esma contra el Gobierno de facto y pasarse a las filas de la juventud peronista en los años ’70.
Lo llamaban “el militar montonero”. Pero su perfil cobró relevancia en la actualidad por su participación activa y en terreno en dos conflictos patagónicos de alto impacto mediático: las tomas de tierras en Villa Mascardi y las protestas en Lago Escondido contra el magnate Joe Lewis.
“Llegó a principios de julio y hasta estos días se mantuvo acá”, explicó un funcionario de Morales a Clarín. “Fue el cabecilla de los contingentes que vinieron desde Buenos Aires, uno de los organizadores importantes de todo esto. “Les metió en la cabeza a las comunidades que Morales les quería quitar la tierra, hasta los hijos, un delirio. Pero la mentira se cae sola, ahora los cortes están cada vez más flacos”, agregó.
Al mismo funcionario se le preguntó por qué no se desalojan los cortes. “Son rutas nacionales. Y no actuó en su momento la Justicia Federal. La Gendarmería iba a acompañar el corte se sacaban fotos. El corte de Purmamarca está a 300 metros de un puesto de Gendarmería. Podrían haber actuado sin orden de juez porque lo agarraban en flagrancia, pero no pasó.
Hace 10 días, el juez federal Hansen dictó una medida para que actúe la Gendarmería y la policía provincial para que desalojaran aunque sea media calzada, para que no vuelva a morir una persona como ocurrió. Se les comunicó y no les llevaron el apunte. Fueron y los notificaron y no pasó más nada”, cerró.