La bailarina, coreógrafa y terapeuta María Fux, pionera de la danza moderna y creadora de la «danzaterapia», murió hoy a los 101 años según confirmaron desde su entorno. «Se fue en paz sin sufrir», aseguraron a Télam al dar cuenta de la triste noticia sobre el fallecimiento de la artista reconocida a nivel internacional.
«Lamentamos profundamente despedir a la maestra María Fux. Es muy reciente y estamos conmovidos. Ella, que dejó una huella imborrable en nuestras vidas y en la vida de tantas personas en la Argentina y el mundo. Ella nos enseñó que la danza es vida, y así la recordaremos siempre», se publicó en la cuenta de Instagram @estudiomariafux.
En la comunicación escrita, se señaló: «Enviamos nuestras más sinceras condolencias a sus familiares y seres queridos. Honramos su legado eterno. Descanse en paz querida maestra. Te amamos y te vamos a extrañar siempre».
En una calle del barrio porteño de Congreso donde funciona su estudio, había sido el lugar elegido por Fux para, el 2 de enero del año pasado, celebrar el centenario de su nacimiento.
María Ana Fux nació en el Hospital Rivadavia de Buenos Aires el 2 de enero de 1922, hija de inmigrantes judíos procedentes de Rusia, y es madre del músico y compositor Sergio Aschero, abuela de la cantante Irene Aschero y prima del compositor Mario Litwin. Entre 1962 y 1963 fue maestra de danza de Jorge Donn, previo al viaje consagratorio del bailarín argentino a Europa.
Pionera de la danza moderna y creadora de la danzaterapia en la Argentina y con una amplia actividad en América latina, Estados Unidos, la ex Unión Soviética, Israel y varios países de Europa, recorrió el país con la originalidad de su estilo, danzando tanto en los escenarios del Teatro de Pueblo, el Colón, el San Martín, el Nacional Cervantes, como en lugares a los que nunca había llegado una bailarina, como en las minas de Zapla (Jujuy), Quitilipi y Charata (Chaco).
La familia se estableció en el barrio porteño de Caballito y desde los cinco años María Ana se apasionó por la danza. A los 13 leyó Mi vida, la autobiografía sin terminar de la bailarina californiana Isadora Duncan (1877-1927), comenzó una búsqueda de una forma de comunicación no verbal mediante su cuerpo y a estudiar con Ekatherina de Galantha, otra exiliada.
Leónidas Barleta, creador y conductor de Teatro del Pueblo, le permitió en 1942 presentarse en ese escenario con La última hoja, una experiencia que fue cambiando año a año hasta alcanzar las diez temporadas, y en 1953 obtuvo una beca para tomar clases en Nueva York nada menos que con la «étoile» Martha Graham y por ello estuvo siete años sin ver a su hijo Sergio y viviendo en condiciones materiales muy estrechas. Ella misma lo contó en uno de sus libros:
Al regresar, las dificultades de la hija sordomuda de una de sus amigas la motivaron a desarrollar la danzaterapia para niños, adultos y personas con discapacidad.
Comenzó sus giras artísticas en épocas en las que se ignoraba todo lo que no fuera danza clásica y viajar a otros continentes era una verdadera travesía: fue la primera argentina y la segunda bailarina no clásica después de Isadora Duncan en pisar escenarios de Moscú en 1955.
Sus convicciones y su manera de concebir la danza como camino hacia la plenitud de las potencialidades expresivas que toda persona posee abrieron las fronteras de la disciplina, posibilitando la integración en sus clases y espectáculos a personas con diversidad funcional, etaria, cultural y social.
Hace más de 70 años comenzó a desarrollar el método original de danzaterapia que lleva su nombre y tiene sus orígenes en la creatividad de su arte con la danza.
Publicó nueve libros: El color es movimiento, Danza, experiencia de vida y Danzaterapia, fragmentos de vida, entre ellos, traducidos a varios idiomas-, fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, recibió la Mención de Honor Senador Domingo Faustino Sarmiento, el Diploma de la Unesco por su labor docente, el reconocimiento de la ONU por su trayectoria, la Medalla del Bicentenario y los premios Gratia Artis, Fondo Nacional de las Artes y el Rosa de Plata del Senado de la Nación.
En su estudio y escuela de formación se capacitan fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, médicos, profesores de danza y de gimnasia, psicoterapeutas, psicólogos, docentes que trabajan con distintas discapacidades, y docentes especiales.
Siempre llamó la atención la energía y la creatividad de la artista a pesar del paso de los años, quien en marzo de 2010 decidió poner fin a sus presentaciones públicas con su unipersonal Diálogos con imágenes, que desbordó la sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación, aunque un año exacto después insistió con «¿Y ahora qué?».
A modo de resumen de su modo de ver la vida y su oficio, y en ocasión de recibir una condecoración en 2016, Fux propuso: «No se queden sentados mirando cómo el tiempo pasa. ¡Muévanse!».
POS