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Tecnología, eficiencia y presupuesto: los desafíos para la salud del futuro

La pandemia puso a prueba el sistema de salud argentino. Y el sistema resistió. Los profesionales y científicos locales también dejan constancia de su capacidad: la Argentina está muy próxima a tener su propia vacuna contra el Covid-19. De todos modos, los especialistas creen que el sector debe incrementar su eficiencia a través de la integración de lo público y privado, haciendo foco en la prevención de las enfermedades, y abordar la problemática con tecnologías y desarrollos de vanguardia.

Ya se habla de medicina de precisión, de elaborar tratamientos y fármacos específicos para a cada paciente, de intercambio global de avances en investigaciones, tal como se hizo durante la crisis del coronavirus. «Esto cambia hasta el concepto de salud y de enfermedad y plantea un futuro desafiante para la salud«, advierten los expertos que trabajan en sanidad.

Esta temática tan sensible fue el eje del panel «La Salud del futuro», que organizó Clarín. Con la conducción de los editores Daniel Fernández Canedo y Pablo Sigal, participaron en esta ocasión Juliana Cassataro, doctora en Inmunología, profesora en UNSAM e investigadora de CONICET; Rubén Torres, director del Instituto de Política, Economía y Gestión en Salud (IPEGSA); Leticia Murray, presidenta del Cluster Cono Sur en AstraZeneca; y Milagros Argüello, directora General Senior para Cono Sur en Boston Scientific.

La charla abarcó toda la problemática de la salud y es parte del ciclo «El mundo que viene», que reúne directivos de empresas, funcionarios, referentes sociales, emprendedores y expertos, para tratar los desafíos que enfrenta el tejido empresario en el país. El ciclo cuenta con el apoyo principal de Telecom, OSDE y DESA, además del sponsoreo de Afarte y Pan American Energy, y del apoyo Sancor Salud.

Cassataro destacó la colaboración entre científicos estatales y del sector privado para el desarrollo de la vacuna argentina contra el Covid. «Estamos muy cerca de lograrlo y estamos a la espera de la evaluación de la ANMAT para la obtención del registro. La complementación público privada fue la clave para que el proceso sea exitoso», dijo la experta.

La inversión del Estado en el sistema sanitario es crucial. Según la OCDE, la Argentina es uno de los tres países que más recursos destinan en la región. Según el informe «Salud de un vistazo: América Latina y el Caribe», el gasto en salud representa el 9,5% del PBI, solo superado por Cuba (11,1%) y Brasil (9,6%). ¿Eso es suficiente para garantizar una buena cobertura a toda la población?

Torres recalca que si bien existen dificultades de financiamiento, «que vemos muy marcadas, el problema central del sistema no es de financiamiento: es un problema de cómo se gestiona», reflexiona. A su entender, hay un nuevo arsenal tecnológico disponible, pero «creo que el desafío es cómo vamos a hacer que todas estas nuevas herramientas de innovación lleguen al conjunto de los argentinos, es decir, esto es un problema básicamente de equidad«.

Los desarrollos y avances tecnológicos atraviesan a toda la industria de la salud. Como el uso de la Inteligencia Artificial para mejorar los procesos de producción, y la aplicación del Big Data, para analizar inmensos volúmenes de información proveniente de la industria farmacéutica. Para los entendidos, eso es clave para elaborar historias clínicas de cada persona para todo el sistema de salud, y así incrementar su eficiencia del sistema.

«El enfoque del futuro no es únicamente predecir o tratar oportunamente las enfermedades, sino que también ayudar a los sistemas de salud a economizar los costos. Saber cuándo realmente se debe derivar un paciente para un cierto estudio», explica Murray. Argüello ejemplifica que, de este modo, «podemos evitar que un paciente que ya se hizo una ecografía no se la vuelva a hacer en otra institución médica. Duplicar estudios es un costo enorme«, dice.

El sistema sanitario afronta el desafío de administrar una demanda creciente («infinita») por parte de la población, que vive cada vez más, con recursos que no lo son. La Argentina destina un buen caudal de fondos, pero eso parece insuficiente. «Yo no digo que no se necesite más dinero para la salud, pero primero tenemos que ajustar la gestión, porque de lo contrario el sistema va a seguir siendo ineficiente», advierte Torres.

Murray habla de fortalecer la «colaboración multisectorial», de complementar lo público y lo privado. Algo así se hizo con el desarrollo de la vacuna anticovid, un desarrollo estatal privado conjunto. Cassataro recuerda que «las dificultades fueron muchas, pero creo que vale la pena porque ahora tenemos toda la red armada y ahora son más de 600 personas trabajando en el proyecto».

«La Argentina es uno de los países que captura más en investigación y desarrollo en toda Latinoamérica», subraya Murray. En este sentido, Pharmaceutical Research and Manufacturers of America (Phrma) investigó las distintas áreas terapéuticas y la investigación y desarrollo de medicamentos en un estudio realizado entre los años 2017 y 2022. Los resultados muestran una proyección de las áreas con mayor potencial. Las que lideran el ranking son: oncología, enfermedades infecciosas, neurología, hematología y endocrinología.

La relación del complejo científico y la incorporación de nuevas tecnologías fue otro de los temas centrales de la charla. «Eso es normal en Estados Unidos y en Europa, donde los investigadores encuentran una empresa para realizar desarrollos», dice Cassataro, y agrega que eso no ocurre en la Argentina, aunque tenemos muy buenos científicos. Por eso cuesta tanto la transferencia de tecnología». Salvo excepciones.

La vinculación de ambas esferas fue fundamental para desarrollar la vacuna contra el Covid-19. Murray remarca que «esto toma a veces entre 10 y 15 años y esto se hizo en tiempo récord, gracias a la disposición de colaborar y de hacer esta unión pública y privada por una emergencia mundial como fue la pandemia, es que se pudo salvar 6,3 millones de vidas».

Por último, Torres distingue los sistemas de cobertura en diferentes países. «Todos los sistemas del mundo tienen entre un 7% y 10% de la población que accede al seguro privado, como son las prepagas en la Argentina, pero son de características diferentes. En la Argentina el sistema es sustitutivo, es decir, como el Estado no brinda una atención de calidad, obliga al ciudadano a comprar un seguro. Y esto es enormemente caro e insostenible», remata.

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