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Mientras el FMI monitorea el swap con China, crecen las dudas por la cantidad de yuanes que puede usar el Gobierno

La ampliación del swap con China sigue generando dudas en el mercado. Después del anuncio, hace 15 días, de la liberación de yuanes por el equivalente a US$ 6.500 millones para pagar importaciones y deuda externa, su impacto todavía no se vio reflejado en la plaza cambiaria, pese a la escasez de reservas y la falta de insumos importados.

Según datos que circulan en el mercado, las operaciones con moneda china en el mercado de cambios revelan un descenso en las úúltimas ruedas desde un promedio diario de US$ 61,5 millones en julio a US$ 15,3 millones en agosto, US$ 16,4 millones en septiembre y US$ 9,5 millones en octubre y US$ 14 millones en lo que va de noviembre. Así, desde octubre se utilizaron poco más de US$ 200 millones.

Esos números abren interrogantes sobre el uso que se le está dando al swap luego del viaje del Presidente Alberto Fernández a China, donde anunció la extensión del swap y la activación de un monto adicional, con el objetivo aparente de contener la corrida en elecciones y afrontar deudas, como el pago de US$ 2.600 millones que se canceló este martes con el Fondo Monetario.

«La ampliación fue relativamente tarde y el volumen de negocios no aumentó considerablemente, en medio de comentarios sobre la veracidad del swap, ya se había pedido el uso y faltaba la autorización. Los promedios diarios muestran un claro descenso, se estaba agotando el primer tramo y ahora quedaría el segundo«, dijo Salvador Vitelli, economista de Romano Group.

Sin dólares ni DEGs suficientes (la canasta de monedas utilizada por el FMI), el Gobierno no reveló aún cómo saldó su último compromiso con el organismo y todavía le restar pagar otros US$ 840 millones la semana próxima. En el ámbito financiero y el comercio exterior, circulan versiones diferentes con una coincidencia: los fondos chinos serían más acotados que lo anunciado.

«Son US$ 1.500 millones para usar en estos meses para el FMI y el resto para importaciones», aseguró una fuente con conocimiento de las negociaciones. Otra consultora informó a sus clientes que el anuncio se prestó a «confusión» y solo sumó US$ 1.500 millones adicionales, mientras en despachos oficiales -donde el hermetismo es casi absoluto- algunos reconocen que hubo sobreactuación.

Por lo pronto, el guiño de China no sirvió para relajar los controles a través de las SIRAs. La semana pasada estalló la crisis por el desabastecimiento de naftas, que llevó a aumentar los precios, y esta semana algunas instituciones suspendieron estudios médicos, en ambos casos por la falta de dólares al tipo de cambio oficial ($ 350) y las trabas para importar insumos.

Por ello, algunos expertos creen que el Gobierno los administra «a cuenta gotas», lo que genera cortocircuitos. Los yuanes, por otra parte, siguen apareciendo en el balance del Banco Central, algo que no debería ocurrir si son consumidos. Todo esto mientras China aguarda el resultado de las elecciones, ya que si triunfa Javier Milei, se espera que revise el acuerdo, como mínimo.

La preocupación del Fondo

Ese instrumento también es monitoreado en Washington por su impacto en la deuda pública y el Banco Central. Lo que observa el FMI es que el intercambio de monedas vigente desde 2009 se fue ampliando hasta alcanzar los US$ 18.000 millones, es decir, el 80% de las reservas brutas, pero sin poder evitar su drenaje, por lo cual hoy se encuentran en su nivel más bajo desde 2006.

En su última auditoría, el organismo consignó que el swap fue activado este año en varias oportunidades para proveer «liquidez de corto plazo» (en buena medida en operaciones de comercio exterior, pagos a bonistas y al Fondo) y evidenció que había «discusiones» que trababan la autorización del segundo tramo que Sergio Massa venía reclamando al menos desde mayo.

En ese marco, el staff dejó entrever su inquietud por la cantidad de yuanes utilizados al señalar que las divisas giradas en junio y julio pasado no se contabilizaron en la deuda pública, «ya que se espera que el BCRA extinga la posición de swap al menos en parte luego del desembolso del FMI en agosto» de US$ 7.500 millones, que fue aprobado tras la devaluación posterior a las PASO.

Efectivamente, después del ingreso de esos dólares, el Gobierno canceló deudas con China, incluyendo un «préstamo puente» de US$ 1.700 millones. Así, el volumen de swap activado quedó debajo del «umbral de riesgo» del 1% del PBI (unos US$ 6.300 millones) establecido por el Fondo y, por lo tanto, no se incluyó en el análisis de sostenibilidad de deuda.

Ahora, el consumo de yuanes adicionales podría volver a superar el límite previsto y, en ese caso, Argentina debería devolverlos para reducir su deuda. Todo indica que el swap será clave después del balotaje, ya que -según los técnicos del Fondo- «el débil balance del banco central es un pasivo contingente clave, que requiere una estrategia para fortalecer tanto sus finanzas como su gobernanza».

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