Con un alza el mes pasado del 27,3% en los alimentos básicos, la canasta familiar de pobreza orilló en los $ 500.000 en la Ciudad de Buenos Aires. Y con los aumentos de precios y tarifas que se están aplicando en estos días, la línea de pobreza se proyecta para enero en torno de los $ 600.000, sin considerar el valor del alquiler.
En tanto, para ser considerado de clase media, una familia tipo debió haber tenido en diciembre ingresos superiores a los $ 745.270, también sin considerar el alquiler.
Los datos son de la Dirección de Estadística y Censos de CABA e indican que, en diciembre, para no ser pobre, una familia tipo (matrimonio y 2 hijos) tuvo que haber ganado más de $ 494.791, un 24,7% más que en noviembre y un 223,47% superior al valor de diciembre 2022.
Por su parte, por la disparada de los precios de los alimentos, en especial carnes, pan, frutas y verduras, la línea de indigencia subió en diciembre de $ $ 228.049 a $ 290.411, un aumento del 27,3%% y un 248,3% por encima del valor de diciembre 2022.
En tanto, para ser considerada de clase media esa familia tipo necesitó en diciembre tener ingresos por más de $ 745.270,73. En todos los casos, sin incluir el alquiler.
Por eso, si a la canasta familiar de pobreza ($ 494.791) se suma un alquiler modesto, una familia tipo (matrimonio y 2 hijos menores) necesitó más de $ 650.000 para no ser pobre.
Las cifras de la Dirección de Estadística y Censos porteña marcan que en relación con un año atrás la línea de indigencia para una familia tipo tuvo un incremento del 248,3% ($ 290.411 versus $ 83.374 en diciembre 2022). Y la línea de pobreza se encareció un 223,47% (pasó de $ 152.963 a $ 494.791).
En ambos casos representa un incremento superior a la inflación promedio interanual que fue del 198,4%.
Los $ 494.791 de la línea de pobreza supera la remuneración promedio de los salarios formales que en noviembre fue de $ 447.079, según el RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de Trabajadores Estables).
Los principales aumentos en alimentos en diciembre fueron: Carnes y derivados (36,2%), Pan y cereales (32,0%) Leche, productos lácteos y huevos (26,3%), Azúcar, repostería y postres (30,6%) y Gaseosas (34,1%).
En consecuencia, la suba de los precios golpeó más a las familias de menores recursos que destinan el 100% de sus magros ingresos a la alimentación.
Estos valores explican que la indigencia y la pobreza hayan pegado un salto en diciembre por la brusca caída de los ingresos de los trabajadores formales e informales, entre los jubilados y los sectores de clase media.
SN