“Los jubilados son los mayores perdedores del proceso de deterioro económico que venimos viviendo durante los últimos, por lo menos, seis años. Lo primero que corresponde, en la Emergencia, es otorgar ya mismo un aumento de emergencia sobre los haberes de diciembre a todas las jubilaciones, no sólo a las mínimas e ir recomponiendo rápidamente – en un plazo no mayor a 6 meses -los haberes jubilatorios. Este aumento debe financiarlo el Tesoro Nacional y en forma suplementaria el FGS (Fondo de Garantía de Sustentabilidad) que no debe ser liquidado. Y también deben pagarse las miles de sentencias firmes favorables a los jubilados porque no se cumple con la ley que obliga al pago dentro de los 120 días».
Así opina, en conversación con Clarín, Eugenio Semino, Defensor de la Tercera Edad, quien sostiene que, según un informe publicado por el Estudio de Guillermo Jáuregui, tan solo en los últimos dos años, la pérdida para los jubilados frente a la inflación alcanza a 60 puntos que es el doble de lo que perdieron los salarios. Hay que plantear la recomposición del haber y la refundación del sistema previsional sobre nuevas bases, pero eso no puede hacerse si en el medio se abandona a millones de personas en una situación de empobrecimiento irremediable.
Semino agregó que “en los últimos dos gobiernos han existido idas y vueltas con respecto a la fórmula de movilidad. En su momento el macrismo había establecido su propio cálculo que después había quedado suspendido durante la primera etapa del gobierno de Alberto Fernández. Más adelante se estableció la fórmula actual, que es similar a la que regía en el período anterior a Macri. Sin embargo, “el incremento de la inflación no solo superó al aumento establecido por ambas fórmulas sino al punto tal de que fue necesario acompañar las jubilaciones mínimas con un bono que complementa el haber, dejando a los haberes medios y altos sin bonos”.
Semino dice que “la práctica del bono ha sido ampliamente criticada, porque en la medida que se convierte en crónica, pasa a funcionar como una suerte de pago en negro, dado que no se incorpora al haber y su monto queda totalmente a discreción del Ejecutivo. Los bonos, que fueron solamente para las mínimas, contribuyeron a profundizar el achatamiento de la pirámide que se viene dando desde hace años. Las jubilaciones que no reciben bonos quedaron emparejadas con las mínimas.
A todo esto –insiste Semino- hay que sumar el impacto de las medidas que viene tomando el gobierno actual desde que asumió. Con una devaluación inmensa y una inflación que en diciembre cerró en 25,5%, los jubilados, pensionados y personas con discapacidad cobraron en enero lo mismo que en diciembre. Si tomamos como referencia la última Canasta Básica de los Jubilados, calculada por la Defensoría de la Tercera Edad en octubre del año pasado, vemos una Canasta de necesidades básicas de $ 313.185 frente a una jubilación mínima de $ 118.450. La canasta básica era 2,6 veces más alta que la mínima, hoy posiblemente sería más del triple.
SN