Con reservas al límite y fuertes presiones cambiarias, el Gobierno comenzó a evaluar sus próximos pasos para el día despúes del domingo. En el equipo económico saben que el margen de maniobra es cada vez más fino y ya estudian medidas ante la posibilidad de que los resultados electorales sacudan el dólar y aceleren aún más la inflación.
Este viernes, el ministro de Economía Sergio Massa reunió a su equipo en el Palacio de Hacienda y, según informó el ministerio «planificaron las actividades de gestión con vistas a las próximas semanas.» También se dijo que los funcionarios se fueron de la reunión con la instrucción de acercarle a Massa las medidas para aplicar «la semana entrante».
Economía no dio detalles de cuáles serían esas medidas. Y el hermetismo fue absoluto. De la reunión participaron, entre otros, el jefe de Gabinete, Leonardo Madcur; los secretarios de Política Económica, Gabriel Rubinstein; de Hacienda, Raúl Rigo; de Industria y Desarrollo Productivo, José Ignacio De Mendiguren; de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan José Bahillo; de Energía, Flavia Royon; de Legal y Administrativa, Ricardo Casal; t de Finanzas, Eduardo Setti.
También asistieron el titular del INDEC, Marco Lavagna; el subsecretario de Economía del Conocimiento, Juan Manuel Cheppi; de Minería, Fernanda Ávila; de Comercio, Matías Tombolini; de Administración y Normalización Patrimonial, Florencia Jalda; y de Aduana, Guillermo Michel; el vicepresidente del Banco Central, Lisandro Cleri; y las subsecretarias de Legal y Administrativa, María Scafati; y de Planeamiento Energético, Cecilia Garibotti.
En las pausas de su campaña Massa, mantuvo reuniones esta semana y contacto estrecho con el Banco Central, la CNV y la UIF. Hay preocupación por la brecha cambiaria -esta semana trepó al 110%- y las reservas, cada vez más exiguas por el agotamiento del dólar agro y la maratón dolarizadora que desataron las PASO.
En el equipo económico mastican bronca. Creen que el Fondo Monetario «corrió el arco» y aplazó el desembolso de US$ 7.500 millones hasta después de las primarias para forzar una devaluación. Ahora, todas las cartas están sobre la mesa y una de ellas es una nueva suba del impuesto PAIS para encarecer el dólar, tras la «devaluación fiscal» en julio con la que se buscó ablandar al FMI.
«Todo está abierto y algo vamos a tener que hacer, pero no quedan balas, dependerá de que tan fuerte sea la presión, es muy difícil», deslizaron en un despacho oficial. El kit incluiría una suba de tasas, después de que se conozca el martes la inflación de julio, que podría subir al 7%. Dependerá de lo que arrojen las urnas y «la reacción del lunes». «Nada definido», aseguran.
Sin respiro, Massa avanzó esta semana en un movimiento de pinzas para atacar la brecha. Por un lado, el Banco Central aceleró el ritmo de devaluación a un ritmo del 11%. El objetivo es que «no se atrase» frente a las cotizaciones paralelas. Por otro, el Banco Central se cargó Us$ 300 millones para contener la demanda insaciable de dólar MEP, según cálculos privados.
«Dicen que no hay dólares, pero después dicen que intervenimos», se jactó un funcionario. En la oposición, reconocen que aún tienen poder de fuego, si bien cada vez más limitado y con reservas negativas. Es que el BCRA puede recurrir a préstamos, como lo hizo con Qatar y lo hace con China. «Todavía tienen dólares prestados y no los tienen que devolver», señaló un economista de JXC.
El Gobierno también se preocupó con los zócalos rojos de TV y reanudó los operativos en cuevas en las últimas dos jornadas para tratar de tacklear el dólar blue. Este jueves subió a $ 602 y acumuló un salto del 10% en 10 días. «Siempre estás viendo alternativas, no hay que dejar que nos sorprenda, cuando no tenés reservas, un arbolito de Florida te desestabiliza», dispararon en Economía.
Los depósitos es otro tema sensible. El Banco Central se anticipó y ordenó la importación de US$ 600 millones en billetes. Los bancos tienen otros US$ 5.000 millones, pero igual quieren que estén abastecidos. El primer vuelo estaba previsto para este viernes con fondos que la entidad tiene atesorados en la Reserva Federal en Nueva York y el Banco de Basilea en Suiza (BIS).
La inminencia de los comicios hizo circular varios números en el quinto piso de Hacienda. Los más moderados ambicionan «un piso de 30» puntos, que le permita competir a Massa y captar luego el voto a Horacio Rodríguez Larreta. El otro misterio es cómo seguirá la negociación con el FMI después del domingo, una mesa en la que la oposición busca sentarse.
En el equipo económico miran con sospecha la aparente buena sintonía entre el staff, los asesores de Patricia Bullrich y Larreta. Massa acusó más de una vez a la oposición de intentar bloquear el acuerdo. Esa hipótesis oficial es alimentada por otra que apunta tanto a Washington como a Japón y Alemania: que la conducción del Fondo está «quebrada» y «no se sabe quién conduce».