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Vivió la gloria del fútbol, pero su sueño era ser médico y lo cumplió: Alejandro Lanari, el doctor deporte

Hizo la carrera de medicina mientras jugaba y se recibió porque ese era su verdadero objetivo de vida mientras, por ejemplo, le atajaba un penal al Diego Maradona del Napoli. Su paso por la Selección, Boca y Rosario Central.

Sergio Chiarito

16 de julio 2023, 05:43hs

Alejandro Lanari.

Alejandro Lanari.

Alejandro Lanari fue consecuente cada vez que fue en busca de un nuevo proyecto para su vida. Desde ganarse un lugar en el arco de Deportivo Italiano a ponerse como objetivo cursar las materias que lo llevaron a recibirse de médico. En el medio: gloria en Rosario Central, un penal atajado al Diego Maradona del Napoli y, cuando el fútbol comenzaba a ser parte del pasado, un llamado de Boca al que, claro, le dijo que sí.

“Mi prioridad de chico era ser médico, lo del fútbol se fue dando a medida que iba creciendo como arquero. Hoy tengo dos centros médicos y mi orgullo es que empezó viniendo el abuelo y que hoy tengo a su nieto como paciente”, cuenta a TN desde su centro de medicina deportiva ubicado en el Barrio Jardín.

Lanari ascendió a Primera con Italiano, pero mediáticamente logró reputación cuando salió campeón con el Rosario Central de Don Ángel Tulio Zof. “Me interesó la medicina deportiva cuando logré entender que el deportista tenía que cambiar el modo de alimentarse. Hicimos una pretemporada con Argentinos y teníamos el mismo menú que los turistas. Además, en mi época era común almorzar churrasco con ensalada previo a un partido, un despropósito”.

Alejandro es hijo de padres romanos y recuerda con orgullo lo ocurrido el 27 de mayo de 1978. “Yo tenía 18 años y me tocó ir al banco de suplentes cuando Deportivo Italiano jugó contra la Selección de Italia en la Bombonera. Ellos se estaban preparando para el Mundial y tenía grandes jugadores como Roberto Bettega, Giancarlo Antognoni y Franco Causio. Había 35 mil personas y yo estaba viviendo un sueño”, dice con nostalgia.

Pero la vida de este reputado médico dedicado al deporte es hoy. Alejandro cultiva el perfil bajo y se dedica plenamente a perfeccionarse en su metié, aunque sabe que el fútbol lo puso en un lugar distinto. “En Central me sentí seguro recién en la segunda temporada donde me dieron la cinta de capitán. Yo llegué a Primera y de repente estaba jugando en el Gigante y en el equipo contrario jugaban el Pato Fillol y el Loco Gatti, fue todo muy fuerte pará mí”.

Fue futbolista de Primera y mientras tanto estudiaba para médico. Se especializó en medicina deportiva y hoy, Alejandro Lanari es referencia en la materia (TN).

Fue futbolista de Primera y mientras tanto estudiaba para médico. Se especializó en medicina deportiva y hoy, Alejandro Lanari es referencia en la materia (TN).

De los siete clubes en los que jugó, Lanari tiene un triste recuerdo de Racing en una época en la que “era un polvorín” y no pudo disfrutar, pero guarda uno con gran cariño de su paso por Argentinos Juniors, donde volvió a Primera tras sufrir el descenso.

“Descendimos, sí, pero Jorge Olguín me propuso ser el arquero en la B Nacional. Yo les decía a los jugadores de ese entonces como Diego Markic, Diego Placente, “Polo” Quinteros y “Pinino” Mas que este era otro fútbol, demasiado físico y que no alcanzaba solo con la técnica. En el debut perdimos por goleada contra Chicago y entendieron que había que cambiar el modo de jugar. Terminamos dando la vuelta olímpica en Deportivo Español y Argentinos volvió a Primera”.

Mano a mano con Alejandro Lanari (Sergio Chiarito/TN).

¿Como lograste combinar el fútbol y la medicina?

– Yo tenía la idea de poder llegar a ser médico alguna vez. Pero me propuse no desesperarme para terminar la carrera universitaria y la iba haciendo mientras el fútbol me lo permitía. Y terminó siendo así porque en vez de seis años tardé nueve, pero me recibí de médico.

¿La medicina estaba por encima del fútbol?

– Efectivamente. Mi sueño era pertenecer al ambiente de la medicina. Recuerdo que cuando era chico estaba enfocado en ser médico, pero nunca le pude encontrar una razón concreta. De mis padres seguramente no porque ellos eran arquitectos. En la familia el único médico soy yo.

¿Fue complicado?

– En medicina existe unidad hospitalaria y se cursa de mañana. Pero tuve la fortuna de encontrar personas extraordinarias en el fútbol y en la medicina. El doctor Pérez Acebo era futbolero y para que pudiera ir a entrenar me citaba a las 6 de la mañana y hacía la recorrida de pacientes con él. Y también tuve técnicos que llegaron a cambiar el horario de entrenamiento para que pueda rendir un final.

¿Dónde fue el punto de partida dentro del fútbol?

– Los chicos del barrio nos íbamos a probar a diferentes clubes de la zona. Yo me fui a probar de 4 en Estudiantes de Buenos Aires pero como uno de los técnicos era de mi barrio sabía que era mejor atajando. Y a pesar de que me ficharon, con el correr del tiempo todos los chicos nos fuimos a jugar a Deportivo Italiano. En ese club empecé a tomar el fútbol con mayor seriedad.

¿Tu intención era vivir del fútbol?

– La verdad es que no se me pasaba por la cabeza. Eran otros tiempos y la cosa era muy distinta a lo que es ahora. Cuando yo hice inferiores, entrenaba solo los miércoles y viernes. Hoy un chico se entrena de lunes a viernes, el sábado juega al baby fútbol y el domingo en cancha de 11. Para mí el fútbol era una diversión aunque potenciada por el esfuerzo que hacía mi padre de llevarme a entrenar y jugar.

¿Como se dio tu salto a Primera?

– Yo tuve dos momentos clave en mi vida deportiva. El primero es cuando me dijeron que iba como arquero suplente en la Primera de Italiano. Tenía solo 16 años y atajaba en la tercera, pero para el club era un chico de las inferiores. Fue cuando me senté en el banco de suplentes que empecé a tomar conciencia de que podía llegar a vivir del fútbol mientras seguía con mis estudios.

¿Por qué la gente del fútbol recuerda el ascenso de Italiano y el descenso de Huracán?

– Porqué Italiano era una familia y Huracán un club con mucha historia. Y yo llegué a Italiano porque mi papá frecuentaba mucho el club. El gran mérito de ese ascenso lo tuvo Ramón Cabrero, que era el técnico del equipo. En un mes transformó a un equipo que peleaba abajo a pelear por el campeonato. En el octogonal nos fuimos dando cuenta que con esfuerzo podíamos seguir avanzando, tal es así que a Banfield lo eliminamos por penales.

¿El 24 de junio de 1986 es uno de tus días favoritos?

– Cuando por mis tareas voy a charlas de psicología, me siento identificado. Porque para mí ese día el arco medía un metro por un metro. Si te fijas, yo en semifinales contra Banfield había atajado tres penales, uno en el partido y dos en la definición. Estaba muy agrandado para semejante momento. Huracán padeció la efectividad de mis compañeros y mi gran momento.

¿La llegada a Rosario Central te movió el piso?

– Lo que primero me impactó fue pertenecer al fútbol de Primera. Pero tome dimensión de lo que era Central cuando salimos campeones y volvíamos de la cancha de Temperley. Desde San Pedro hasta Rosario fue algo indescriptible por el colorido que tuvo ese recibimiento. Todavía no me había recibido y tomaba el micro a las cuatro de la mañana de Rosario hasta Puente Saavedra para llegar al Hospital Pirovano y poder cursar. A las 11 me tomaba el micro para volverme a Rosario y después poder entrenarme con el equipo.

Aquel triunfo de Rosario Central ante el Napoli de Maradona.

Aquel triunfo de Rosario Central ante el Napoli de Maradona.

¿En Primera llegaste a dudar de tus condiciones?

– Sí, por supuesto. Primero porque tenía que pelear el puesto con un arquero de experiencia como Jorge Fossati y segundo porque los medios que teníamos en Italiano eran muy limitados. En Italiano entrenamos en el club Cinzano donde había un vestuario de tres por tres y una sola ducha, que tenía agua fría. Cuando llego a Central me encuentro con un polideportivo de lujo para la época y un estadio descomunal.

¿Haber jugado en la selección te hace diferente?

– Eso fue producto de la continuidad que logré en Rosario Central. Yo estaba atajando bien y se rumoreaba que Alfio “Coco” Basile me estaba siguiendo. Yo tenía 30 años y tuve la suerte de formar parte del equipo que ganó la Copa América 1991. Basile armó un equipo muy ganador con Ruggeri, Batistuta y Caniggia como figuras. Éramos casi todos capitanes y ese equipo estuvo 27 partidos sin perder.

¿Cómo te enteraste de que ibas a ser titular contra Perú?

– Cuando me lo dijeron, mi corazón empezó a latir rápido. Ahí entendí la trascendencia que uno tiene para un país futbolero como el nuestro. Hoy me pregunto cómo no me puse nervioso ante semejante situación y llego a la conclusión de que en ese momento no te das cuenta porque la vorágine no te permite pensar. Le ganamos 3 a 2 a Perú y me quedé muy satisfecho con mi rendimiento.

¿Llegar a Boca fue el cierre ideal de tu carrera?

– Cuando terminó mi vínculo con Argentinos luego de ascender a Primera dije “hasta acá llegué”. Tenía 36 años y ya estaba trabajando en mi consultorio de barrio Ciudad Jardín. El fútbol me había dado todo, pero un día tomando mate con mi mamá suena el teléfono y era Pedro Pompilio, dirigente de Boca. Me dice “¿se anima a venir?” porque está lesionado Roberto Abbondanzieri y solo tenemos a Oscar Cordoba”. Ni lo dudé, armé nuevamente el bolso y me puse a la órdenes del Bambino Veira.

¿Como lo viviste?

– Lo disfruté mucho porque me preocupé por saber cómo era Boca por dentro. Yo no jugaba pero podía disfrutar el día a día porque no peleaba el puesto. Me acuerdo que había un pibe que se llamaba Cristian Muñoz, que no había debutado en primera pero estaba con nosotros. Me ofrecían atajar en reserva y yo les decía que lo pongan a atajar al pibe que tenía un camino muy largo por delante.

¿Te reconocen por haberle atajado un penal a Maradona?

– Me relacionan con ese hecho. Quedamos eliminados con Rosario Central de la Libertadores y nos ofrecieron jugar con el Napoli de Maradona en el estadio San Paolo. Viví el momento soñado para cualquier arquero porque ganábamos 1 a 0, penal sobre la hora para el equipo contrario y poder atajar ese penal. Pero lo notable es que el penal se lo ataje a Maradona. Yo les digo a mis pacientes que cada tanto entro a youtube para ver si fue cierto.

A Diego Maradona lo tuviste de técnico en Racing y compañero. ¿Hablaban de ese penal?

– Él quería siempre la revancha, quería jugar siempre a los penales. Le decía “tiros libres te juego los que quieras, pero en penales de esta vida me voy 1 a 0. Y así fue”.

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