Villa no se considera jugador de Boca, pese a tener contrato vigente, y así lo hizo saber con su presencia en un entrenamiento de Unión Deportiva Lanzarotte, un club de la tercera división de España que dirige el argentino Leonel Gancedo.
La dirigencia de Boca está a la espera de que las federaciones le concedan ese permiso, que no solucionará el conflicto con Villa, pero al menos aportará una solución para el mercado si en un futuro se apunta a la contratación de otro extranjero.
Con las llegadas de los uruguayos Edinson Cavani y Marcelo Saracchi en lugar de Óscar Romero y Jan Hurtado, Boca llegó a los seis lugares permitidos por AFA.
El resto son Luis Advíncula (Perú), Bruno Valdez (Paraguay), Miguel Merentiel (Uruguay) y el propio Villa, mientras que los colombianos Frank Fabra y Jorman Campuzano no ocupan cupo por tener doble nacionalidad.
La dirigencia «xeneize», después de la condena a prisión condicional por haber sido culpable en primera instancia por amenazas coactivas y lesiones leves agravadas contra su expareja Daniel Cortez, tomó la determinación de que el jugador no vuelva a ser convocado hasta tanto no se resolviera esa cuestión legal.
El colombiano viajó a su país luego de una reunión con el Consejo de Fútbol y a la distancia empezó a reclamar que se sentía marginado. Boca le exigió presentarse a entrenar, el futbolista lo hizo, pero lo tuvieron trabajando en el gimnasio apartado el grupo, por lo que se consideró libre y no volvió a ir al club.
Desde que comenzó el mercado de pases se aguarda una oferta para venderlo, pero más allá de un sondeo de Arabia Saudita, nunca llegó un ofrecimiento formal.
Sebastián Villa llegó a Boca en junio del 2018 en la presidencia de Daniel Angelici y fue adquirido por 3.500.000 dólares por el 70 por ciento de su pase al Deportes Tolima colombiano.
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