«La relación de Axel con Cristina es óptima, hablan todos los días. Con Máximo, es normal», describe un alfil del gobernador bonaerense a horas del acto principal del peronismo que sucederá, el próximo martes, en el estadio futbolero de Arsenal de Sarandí.
El peronismo vive hoy un verdadero calvario: además de la economía con el dólar desatado y la inflación en suba, en la provincia de Buenos Aires -su principal enclave-, la interna en el kirchnerismo entre La Cámpora y Axel Kicillof se mantiene viva, a la espera del resultado de la elección nacional y provincial del próximo domingo. A eso se debe sumar el desenlace del caso Insaurralde, donde el gobernador se encoge de hombros y señala al jefe camporista como el autor intelectual del desembarco del ex cacique lomense en la Jefatura de Gabinete provincial, tras la derrota peronista en las elecciones intermedias de 2021.
Cristina Kirchner no participa públicamente de la campaña electoral de este año pero está activa desde su despacho en el Senado y desde su departamento, en el barrio de Constitución. Mantiene encuentros o llama desde allí a Sergio Tomás Massa y a Axel Kicillof. Y a su hijo Máximo. Con todos ellos, aborda la cuestión económica (que la desvela) y la política, en cuanto a lo electoral. Pero monitorea las pujas internas, como la de Massa con Alberto Ángel Fernández, que terminó de crispar al ministro-candidato tras la presentación judicial (en soledad) del Presidente contra Javier Milei por sus declaraciones contra el peso, hecho que el jefe de Estado decidió por las suyas y que en el equipo de campaña de unión por la Patria consideraron como una movida perjudicial para el espacio y favorable para el libertario.
El ministro y candidato a presidente, Sergio Massa, junto al gobernador Axel Kicillof, y Martín Insaurralde en la presentación de la lista «Unión por Lomas» en Lomas de Zamora.Pero Cristina también escucha a interlocutores bonaerenses que le relatan los cruces entre su protegido político (el gobernador) y Máximo Kirchner. La vicepresidenta defiende a su hijo pero no invalida a Kicillof. Hace un delicado equilibrio, lo que mantiene viva la interna del mandatario provincial y del presidente del PJ bonaerense. La vicepresidenta muestra preocupación por no perder la Provincia y que el economista de la UBA que es su principal delegado político, gane la elección a gobernador, que no tiene balotaje sino que se obtiene por un voto. Sabe que su hijo pone énfasis en la pelea electoral en los municipios de Quilmes y Hurlingham.
Tanto Cristina como su hijo y el actual gobernador saben que si no hay victoria nacional pero mantienen la Provincia, vendrá una reconfiguración total del poder en el peronismo. Kicillof es consciente y por eso, mejoró su relación con muchos intendentes, con quienes antes mantenía una situación de tensión, fundamentalmente por su visión y manejo de los números y los fondos provinciales.
El pasado 27 de septiembre, un acto en la localidad de Ensenada mostró en carne viva cómo el kicillofismo y el camporismo no tienen retorno. Esa actividad fue organizada por actores de la denominada «Mesa de Ensenada» como Jorge Ferraresi y Mario Secco, intendentes de Avellaneda y Ensenada, respectivamente. Y por Andrés «Cuervo» Larroque, quien se fue de La Cámpora, formó su agrupación «La Patria es el Otro» y se enroló en el kicillofismo.
Máximo asistió al acto sin pisar el escenario, se sentó en cuarta fila y se fue ni bien terminaron de hablar Massa y Kicillof, argumentando que se sentía mal de salud. Ahora, el próximo martes, habrá un acto de campaña en el estadio de Arsenal, al que el cristinismo adoptó en la campaña de 2017, cuando CFK fundó Unidad Ciudadana.
Este martes 17 de octubre (Día de la Lealtad) el estadio de Arsenal recibirá a Massa y a Kicillof y a Máximo quien (hasta el momento), no hablará pero será invitado a estar en el escenario para mostrar «unidad». Cerca del diputado nacional, argumentan que Máximo se mostró siempre alineado en la campaña del gobernador, como el sábado pasado, cuando participó de una caravana en La Matanza y se mostró en la misma camioneta con Massa, Kicillof y el cacique local Fernando Espinoza.
Caravana en La Matanza con Massa, Kicillof, Máximo y LarroqueLa tensión es absoluta entre Axel y Máximo: uno es el gobernador de la Provincia y el otro, el presidente del PJ bonaerense. Y no se muestran juntos y activos en la campaña- Las cuitas terminaron de colmarse con la irrupción del «Yate Gate» donde Martín Insaurralde apareció en solaz esparcimiento junto a la modelo Sofía Clerici en Marbella y fue eyectado del cargo provincial y de la candidatura en Lomas de Zamora. Insaurralde era un sólido aliado del jefe de La Cámpora en la estructura de poder partidaria y en la distribución de cargos en organismos provinciales.
Hoy Kicillof arma la campaña con su núcleo de dirigentes y funcionarios y no espera nada de La Cámpora. Planea recorrer este miércoles la obra del Río Salado (que se adjudica como un hito de su gestión en el interior de PBA) y antes, pasará por Moreno a una recorrida con la intendenta Mariel Fernández. Y el jueves está en «veremos» pues la campaña nacional cerrará con un acto en una fábrica en una localidad del interior del país: Massa quiere un cierre sin dirigentes y mostrándose «sin política y con trabajadores». De confirmarse ese cierre, Kicillof clonará la idea pero en una fábrica del Conurbano.
La crisis que vive hoy el peronismo (en pugna por entrar al balotaje nacional) no admite un cierre como fueron los de 2019, cuando hablaban en una misma jornada Massa, Máximo, Kicillof y la entonces fórmula presidencial Alberto-Cristina. De eso, no queda ni el nombre, pues el Frente de Todos viró a Unión por la Patria para este turno electoral.