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La alerta de las 20.11 horas el día de la dana llegó con todas las víctimas del barranco del Poyo fallecidas

Personas mayores o con discapacidad, por tanto más vulnerables. También menores de edad. Y personas adultas que, al intentar poner a salvo su coche privado, perdieron la vida arrastrados por el agua embarrada de la barrancada que inundó la comarca valenciana de l’Horta Sud a partir de las 18:30 horas el día de la dana el 29 de octubre. Son los perfiles de las personas fallecidas por el desbordamiento del barranco del Poyo en el partido judicial de Catarroja, que el juzgado decano, el de Primera Instancia e Instrucción 3, comenzó a recopilar el 30 de octubre.

Son historias de vida que acabaron bruscamente tras la dana del 29-O y que aparecen recopiladas en los 738 folios y cuatro tomos judiciales que tienen por ahora las diligencias previas 692/2024, a las que ayer tuvo acceso Levante-EMV. A ninguna de ellas le valió el Es Alert enviado por la Generalitat Valenciana a las 20:11 horas de aquel día. Todos habían fallecido en la franja horaria que va de las 18:30 horas a las 19:30 o las 20 horas, según el relato de sus familiares ante la Guardia Civil, primero, y la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Catarroja, después, y al que aportan testimonios, vídeos o imágenes e incluso los mensajes que intercambiaron con los fallecidos. Los informes de autopsia de algunas de las personas fallecidas revelan que la causa de la muerte fue por «asfixia mecánica por sofocación y obstrucción de las vías respiratorias por barro«, según consta en el sumario.

La instructora de la causa, la jueza Nuria Ruiz Tobarra, ya describió lo ocurrido el 29 de octubre como un «episodio dantesco, un infierno real de destrucción, muerte y finalmente oscuridad, que ha producido respecto a los familiares de los fallecidos un importante daño psicológico».

Los testimonios de las familias de las víctimas, cuya identidad o detalles que permita identificarlas este periódico omite para preservar su intimidad, rompen el alma. Es el caso de Jose, fallecido arrastrado por la corriente al intentar sacar su coche y ayudar a su cuñada en la misma tarea. La mujer confirmó a la jueza que a las 18.40 horas el agua ya les llegaba «por la pantorrilla» en Catarroja. «El agua venía con mucha fuerza, se oían como cosas romperse, coches chocando, el ruido era como un mar». Jose y su cuñada lograron salir del garaje. Él se aupó al techo de un coche y ayudó a gente a subir a un primer piso. Pero al ir a subir él, el agua movió el coche y Jose quedó a merced de la corriente. Intentaron lanzarle un flotador, juntaron dos escaleras con bridas. Todo fue en vano. «Algo lo golpeó en las piernas, lo volvió hacia abajo». Y su último grito fue el nombre de su mujer: «¡Rosa!». Su mujer declaró que el mensaje de alerta «llegó cuando mi marido estaba intentando salvarse».

«El agua reventó tabiques»

A I. R., viuda con tres hijos y vecina de Alfafar, la barrancada le pilló en su casa de esta localidad donde vivía independiente. Uno de sus tres hijos, el que compareció ante la jueza, llamó insistentemente a su madre sobre las 18.45 horas, que ya empezó a subir el agua y moverse los coches, pero comunicaba!. El agua alcanzó los dos metros en la vivienda de la progenitora. Su hijo ni siquiera pudo llegar a la casa de su madre a las 2.30 horas de la madrugada, ya que el agua aún le llegaba «por la cintura». «El agua reventó tabiques» y a su madre la encontraron fuera de casa, debajo de dos coches.

María Luisa de Catarroja intentó recoger a su madre, que vivía sola aunque con ayuda a domicilio, pero la madre se negó. La mujer vivía en una planta baja con un patio pequeño. Cuando vio que el agua entraba por la vivienda, sí pidió ayuda. Pero ni la hija ni su marido pudieron llegar a la vivienda. «Me voy a morir ahogada», llegó a decirle la progenitora. Su hija aún se aventuró a llegar a la casa de la madre de madrugada. Se dio golpes, hasta cayó en una alcantarilla. Pero su madre ya había fallecido. El agua llegó «hasta el techo», relató su hija a la jueza. Los vecinos la escucharon pedir ayuda. Pero las rejas en la ventana impidieron acceder a la casa.

Un vecino de Picanya

Francisco también vivía solo en PicanyaTenía movilidad reducida y andaba con un bastón. Una puerta de su vivienda daba al barranco del Poyo. La barrancada lo debió pillar durmiendo porque «se acostaba muy pronto, de 18 a 19 horas». Su hermana, vecina de Torrent, es quien relata a la jueza que fue su hijo, y sobrino de Francisco, quien logró entrar en la casa. «Todos los muebles estaban movidos. Las dos puertas de la casa estaban el suelo, rotas. El agua llegó a metro y medio. A Francisco lo encontraron siete días después en Catarroja».

Concepción relató a la jueza los últimos momentos de su hermana María Dolors. Ambas viven en Massanassa. «A las 18 horas el agua bajaba clara por el barranco». Al poco tiempo volvió a asomarse y «ya venía al agua negra». A las 18.15 horas llamó a su hermana «pero en el teléfono ya saltaba el buzón». La barrancada pilló a Maria Dolors por la calle. Los vecinos contaron a su hermana que la vieron «cogida a las rejas de las plantas bajas, pero que vino una ola que arrastraba una furgoneta que se la llevó por delante».

Entre otros muchos testimonios, también consta el de Remedios, cuyo marido Aurelio bajó a dar un paseo por el Barrio Orba de Alfafar, como hacía cada día, del que nunca volvió. Eran las 18.45 horas y no llovía en el también conocido como Parque Alcosa. La misma Remedios bajó «a reciclar plástico», sin adivinar nada extraño.

A las 19.45 horas salió en la tele «que se había caído el puente de Paiporta. Remedios aún grabó vídeos desde el balcón de su vecina. Al día siguiente, una chica del pueblo le contó que «había cuatro personas subidas al cuadro de la luz» pero que su marido «no pudo subir por la pierna y cuando llegó la corriente se dejó llevar».

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