Volvieron a una zona rural, pero su paradero se mantiene en reserva
El padrastro de la nena mayor que hizo de mamá sustituta quedó preso por abuso sexual
La trama desconocida de una historia de película
01/09/2023 06:02 / Actualizado al 01/09/2023 07:47″Estamos en presencia de una situación increíble, de un milagro, de una película de la que descreeríamos por tantos hechos fuera de lo normal», reflexiona Federico Benítez, periodista colombiano, conductor del ciclo televisivo «Los informantes», que se ve por la Cadena Caracol.
Se refiere a la historia de Lesly (13), Soleiny (9, Tien Noriel (5) y Cristin (11 meses), los hermanos Mucutuy que fueron rescatados por Fuerzas Militares colombianas el 9 de junio último, luego de estar 40 días solos, sobreviviendo a las inclemencias de la selva amazónica, donde se enfrentaron a todo tipo de peligros como jaguares, pumas, serpientes, tormentas y plantas venenosas.
«La gran responsable de que estén todos con vida, la heroína de esta película digna de Steven Spielberg es Lesly, la mayor, la madre sustituta, la que muchas veces cumplió ese rol ante la ausencia de su mamá Magdalena», asegura Benítez, un conocedor de la selva aunque todavía sorprendido a más de dos meses del rescate de los niños.
Y sigue: «Lesly fue el faro de esos hermanitos, la guía, gracias a que se crió en la selva y sabía cómo moverse, dónde ocultarse de la guerrilla y qué comer y qué no. Cualquiera de nosotros hubiéramos muerto envenenados o atacados por algún animal».
Benítez, por su labor, viajó a la selva amazónica, se internó durante ocho días, durmiendo a la intemperie, en una hamaca, y se encontró con un ecosistema tan hostil como inhóspito para quien no está acostumbrado.
Los chicos, en una de las primeras imágenes que circuló luego del rescate. «No es mi caso, ya que he estado en varias ocasiones, porque muchos de mis trabajos los hice desde allí», aclara. Benítez investigó cómo fueron los 40 días para los cuatro hermanitos Mucutuy. «Los niños podían haber sido rescatados antes, pero no querían volver al territorio, al menos Lesly, la mayor», revela. Durante la búsqueda con los helicópteros, el padrastro y la abuela de Lesly la llamaban por altoparlantes: pero la chica se mantuvo escondida porque temía volver con el hombre.
Los hermanitos indígenas quedaron solos y a la intemperie, luego de que la avioneta en la que viajaban se estrellara el 1° de mayo y muriera su madre Magdalena y otros dos tripulantes de la nave.
Fueron encontrados a 5 kilómetros del lugar en el que cayó la aeronave, que se dirigía desde la Araracuara, donde estaban madre e hijos, hasta San José del Guaviare, destino donde esperaba Manuel Ranoque, padre de las dos más pequeñas.
La avioneta en la que viajaban los hermanos Mucutuy quedó destruida. Más de 200 soldados y fuerzas especiales, además de indígenas de diversas tribus conocedoras de la zona, apoyados por perros rastreadores, siguieron la pista de los menores mientras caminaban por la selva entre los departamentos sureños de Guaviare y Caquetá, donde se produjo el accidente.
Contra todos los pronósticos, «los chicos siempre estuvieron enteros, aunque deshidratados y con el cuerpo lleno de picaduras, pero sin riesgo de vida». Fueron encontrados con aspecto frágil, delgados y sin calzado, después de caminar cientos de kilómetros.
«Hay que tener en cuenta que en el grupo había ¡una bebé de 11 meses!, Cristin, y un niño de 5 años, Tien Noriel. ¿Nos damos una idea de lo que significa esto?», se pregunta azorado Benítez, un profesional curtido y a quien pocos eventos lo sorprenden.
El momento del rescate, el 9 de junio. Foto EFEEntre el 9 de junio, cuando fueron hallados, y hasta mediados de julio, los hermanos «estuvieron siendo evaluados clínicamente y se encuentran muy bien. Han recuperado peso y fueron controlados durante más de un mes en el Hospital Militar de Bogotá», informó a la prensa Astrid Cáceres, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
Según Cáceres, «no hay consecuencias físicas de los 40 días que deambularon«. Sobre la bebé Cristin, que no llegaba al año de vida cuando se registró el accidente, dijo que «está completamente recuperada en términos de desarrollo físico». «En el hospital recibieron tratos especiales y fueron alimentados con preparaciones propias del pueblo uitoto, etnia de la Amazonia a la que pertenecen», describió Cáceres.
El entorno familiar, en la mira
El ICBF informó que tendrá potestad sobre los menores por al menos seis meses, pues «se requiere más investigación sobre cómo está el contexto y el entramado familiar» de los niños.
«Arrancó la segunda fase de esta operación, que es cuidarlos y protegerlos hasta que tengamos un entorno seguro de cuidado y protección», añadió la funcionaria, que dejó entrever que la institución seguirá haciéndose cargo por tiempo indeterminado.
Los hermanitos, cuando fueron encontrados tras 40 días de búsqueda.
Hace dos semanas se conoció que Ranoque (padre de Tien y Cristin y padrastro de Lesly y Soleiny) se encuentra detenido en la cárcel bogotana de La Picota, acusado de abuso sexual de su hijastra mayor. Trascendió que la abuela materna reclama la tutela de los menores, pero no les serán entregados.
¿Dónde se encuentran los niños? «Están en un hábitat similar al que pertenecían, pero esa ubicación no fue ni será revelada. Sólo puedo decir que están en una zona rural, donde se sienten cómodos», se pronunció Cáceres.
Benítez, la fuente a la que accedió Clarín, comenta que «el Gobierno colombiano protege celosamente a los hermanos de la exposición ante los medios». No obstante, el presidente, Gustavo Petro, anunció recientemente que se prepara un documental sobre el rescate de niños en la selva amazónica.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, condecoró a la mamá de Wilson, el perro que ayudó al rescate de los niños. Foto: EFEEl 22 de junio, Petro posteó en Twitter que el documentalista Simon Chinn, dos veces ganador del Oscar, llevará a cabo la producción de Operación Esperanza, en referencia al nombre con el que fue bautizada la misión. El mandatario había publicado una foto acompañado por Chinn y por el subgerente de la televisión pública, Hollman Morris, quien coproducirá el film.
Un misterio llamado Wilson
«La selva se tragó a Wilson, un integrante de los comandos especiales», había dicho un coronel, cerebro de la Operación Esperanza, a cargo de la búsqueda de los niños, allá por el 20 de mayo. «Tenemos un perro perdido y encontramos huellas del animalito muy cerca de las huellas de un niño. Sería espectacular para los niños que Wilson los estuviera acompañando… Creemos que Wilson está con ellos, pero no lo sabemos a ciencia cierta, a nosotros se nos perdió en medio de la inmensidad de este ámbito».
Wilson, el perro perdido en la selva colombiana que es buscado por 70 militares y hembras en celo. Foto Twitter Fuerzas Armadas ColombiaEl testimonio fue brindado al programa «Los informantes», que gentilmente Benítez comparte con Clarín. Finalmente su supo la verdad, una verdad que conspira contra el final de esta película. «Lamentablemente Wilson nunca estuvo con los niños, es lo que dijeron los pequeños, una vez encontrados, a sus familiares y a las autoridades».
Pastor belga, de seis años, Wilson se volvió famoso porque «ese mismo coronel había dicho al pasar que se les había perdido un perro de búsqueda. Me pareció un dato curioso, lo comenté en mi programa y se volvió un boom mediático, calculo que porque ahora los animales son igual de importantes a cualquier persona».
Wilson nunca más apareció y según los indígenas «creen que la selva hizo un intercambio del perro por los niños». ¿Qué pudo haber pasado? «A Wilson lo soltaron para que rastreara algún indicio de los niños, se desorientó y se perdió. Se cree que se lo pudo haber comido un puma, un jaguar o que lo pudo haber mordido una serpiente venenosa. También se estima que el perro no tenía instinto de caza y le resultó muy difícil sobrevivir en la selva. ¿Por qué protagonizó las diferentes crónicas periodísticas? -sonríe Benítez-.«Siempre se necesita un héroe».
Vía redes sociales, los comandos especiales despidieron a Wilson. “Seguramente será recordado como ese héroe de cuatro patas que participó en la Operación Esperanza. Aunque empleamos todas las capacidades humanas y tecnológicas, y no escatimamos ningún esfuerzo para encontrarlo, fue imposible hallarlo”.
«La pequeña maravilla»
Benítez viajó a la selva amazónica al día siguiente del hallazgo de los hermanos Mucutuy. Quería percibir por sus propios medios, palpar y conocer el ambiente donde los niños se movieron.
Lesly en el momento en que llegaron al Aeropuerto Militar de CATAM para ser trasladados al Hospital Militar, de Bogotá. Foto: EFE«Ya el hecho de que sobrevivieran a un accidente aéreo resultaba casi inverosímil, pero aún más el haber pasado todo ese tiempo sin ayuda de nadie, en una selva en la que llueve 16 horas al día y que está sumida casi en la oscuridad absoluta diez metros hacia adelante. Se trata de una de las selvas más agresivas del mundo«, afirma.
Entonces, ¿cómo puede ser que lo hayan logrado?, se le consulta. «La hazaña le pertenece a Lesly. Si bien los cuatro estaban frágiles y con bajísimo peso porque durante 40 días los niños se alimentaron sólo con frutos del bosque, nunca bajaron la guardia. Gracias a los saberes ancestrales, ellos conocían qué frutos comer y cuáles no. En realidad, la que más conocía era Lesly, que identificaba los alimentos de las plantas venenosas. Esa niña fue una pequeña maravilla», comparte Benítez a este medio.
Uno de los militares muestra uno de los frutos de la selva que comieron los chicos para poder sobrevivir. Palabras como «milagro», «increíble» o «inverosímil» parecen de uso cotidiano y se quedan cortas para tamaña empresa. «No me entra en la cabeza que esto haya sucedido, que esos niños, a priori tan vulnerables, hoy se encuentren recuperados. Siento que esos chicos llegaron a la Tierra para alguna misión especial, porque de lo contrario no hay lógica. Que no hayan tenido casi un rasguño del accidente aéreo ya es demasiado... Imaginate todo lo que tenían por delante».
El padrastro señalado
Para su programa «Los informantes», Benítez fue más allá del drama por el que atravesaron los niños y su investigación resultó clave para que la Justicia colombiana tomara cartas en el asunto.
«Yo pude hablar con tres gobernadores de la selva que presiden distintas jurisdicciones. Y los tres coincidieron en denunciar a Manuel Ranoque, también gobernador, a quien señalaron como golpeador de su mujer (Magdalena, la fallecida) y de abusar sexualmente de Lesly. Claramente no lo respetan, no lo quieren, pero también le temen».
Alias Carraman. Manuel Ranoque, padrastro de las dos hijas mayores, y señalado como una persona violenta y abusadora. Foto: Raúl Arboleda / AFPA Benítez los líderes de la comunidad indígena le cuentan que Ranoque «es una persona que nunca ha respetado los códigos de la convivencia de la comunidad. Hace un tiempo apareció en su hábitat con una ex novia a la que presentó como ‘otra pareja’ y avisó que conviviría con ambas mujeres: la flamante novia y Magdalena, la por entonces actual. Sin duda, no cayó nada bien entre los líderes».
Ranoque solía emborracharse, fumaba marihuana y se transformaba en una persona violenta. Esa violencia la trasladaba hacia su mujer, Magdalena, y también hacia su hijastra mayor, Lesly. Entre los referentes indígenas, lo llamaban «Carraman», porque solía perder el control después de inhalar algunas sustancias.
«El último encontronazo antes del accidente del avión del 1° de mayo, fue en abril cuando la madre de sus hijos lo encaró «por la tercera en discordia», algo que encolerizó a Ranoque, quien reaccionó a machetazos y casi mata a Magdalena. La escena fue vista por los niños mayores, que se escaparon en busca de ayuda. Para la mujer era el final de la relación conyugal. Y el agresor debió huir porque la comunidad indígena iba a llevarlo a juicio por conducta impropia. Sin embargo, él, ante la Policía, inventó estar amenazado por la guerrilla, justificando su partida», reconstruyó el periodista.
La Justicia indígena y los gobernadores se la tenían jurada. «No sólo lo destituirían, sino que también lo castigarían con un brebaje de tabaco y sales del bosque que puede llegar a matar. Ranoque sabía que no podía volver a su casa, entonces se comunicó con Magdalena, a quien le hizo la cabeza no sólo para volver con él, sino para mentirle: le dijo que lo buscaba la guerrilla para matarlo a él y a su familia, cosa que no era cierta. Estuvieron algunos días separados y ella, sumisa y vulnerable, se desesperó por sacar a sus hijos de allí», relata la fuente fidedigna.
En esta casa de madera, en Puerto Sábalo, vivían Manuel y Magdalena, junto a los cuatro niños.Así empezaba el final de la vida de Magdalena y el comienzo de una odisea de cuatro niños inmersos en la profundidad de una selva apta para una minoría.
«El vuelo en esa avioneta estaba previsto para unos ingenieros de carbón que estaban trabajando en un desarrollo, pero vieron tan desesperada a Magdalena -por las supuestas amenazas de la guerrilla-, a quien conocían, que les cedieron sus cupos. Así fue que la mujer y sus hijos embarcaron para volar a San José del Guaviare para encontrarse con Ranoque, con quien luego se irían a Bogotá», sigue el relato.
La avioneta despegó de Araracuara y media hora después el motor reportó algunas fallas. «El piloto, atento, volvió para aterrizar en una pista alternativa, pero algo sucedió, las fallas desaparecieron y continuó el vuelo. Un rato después volvieron los desperfectos, intentó aterrizar en la selva pero ya era tarde: se vino a pique y cayó en picada unos cuarenta, cincuenta metros hasta estrellarse contra las copas de los árboles».
«En esa caída en picada. Magdalena, que tenía a su beba Cristin en brazos, la protegió con todo su cuerpo, en posición fetal y la salvó, pero la madre falleció después de cuatro días de agonía y estando al cuidado de su hija mayor», repasa Benítez.
A partir de ese momento de dolor y conmoción «empezó una película apasionante de milagros y episodios ‘del más allá’ e increíbles para gente realista e incrédula», concluye el periodista.
AS
Javier Firpo
Redactor de la sección Sociedad