El ‘Vikingo’ es invencible en las vallas bajas si está a tope y así lo demostró en los pasados Juegos Olímpicos y en tres de los últimos cuatro Mundiales. Solo falló el año pasado en Eugene lastrado por una lesión muscular en junio que fue clave para que mordiese el polvo ante el brasileño Alison dos Santos.
Estuvo lejos de sus mejores marcas, pero se mostró implacable y ofreció luz y espectáculo para alegrar la noche a los espectadores y quizá elevar la moral de una afición española alicaída por los continuos golpes que ha recibido este miércoles.
Karsten Warholm impuso su ley en las vallas bajas EFE
Volviendo a las vallas, Warholm no salió tan fuerte como de costumbre y dejó dominar la prueba al estadounidense Rai Benjamin para emerger en la segunda parte de la prueba e imponerse con 46.89 por delante de McMaster (47.34, de Islas Vírgenes) y del norteamericano con 47.56, mientras que Dos Santos fue quinto con 48.10.
También hubo espectáculo en la pértiga femenina, con la australiana Nina Kennedy y la estadounidense Katie Moon (antes Nageotte), compartiendo el oro con 4,90, algo que ya pusieron en práctica el italiano Tamberi y el qatarí Barshim en altura en los pasados Juegos. Mala práctica, porque debe haber solo un ganador en los concursos. La finlandesa Wilma Murto fue bronce con 4,80.
Nina Kennedy y Katie Moon compartieron el oro en pértiga EFE
Y para acabar con las finales, la dominicana Marileidy Paulino mejoró la plata de Eugene con una palmaria victoria en 400 metros lisos con récord nacional (48.76), seguida por la polaca Natalia Kaczmarek en una recta sensacional (49.57) por Sada Williams, de Barbados (49.60).
Pésima tarde
Si por la mañana solo Jaël Bestué pasó ronda para meterse en las semifinales de 200 metros con un desconocido Jaime Guerra eliminado en longitud y con el trío femenino del 800 también KO, lo de por la tarde fue aún peor al no haber ninguna alegría a excepción de la sexta plaza de Mario García Romo en la final de 1.500.
Muy mala suerte, eso sí, para la también catalana María Vicente. Después de quedarse fuera de la final de salto de longitud por dos centímetros, este miércoles ha caído en la calificación de triple por cero centímetros. Con 14,13 ha sido decimotercera, empatada con las estadounidenses Franklin y Moore pero con peor segundo salto. Y no hubo condescendencia de los jueces como sucedió con la polaca Ewa Swoboda en la final de 100 (salieron nueve).
Las tres participantes en las series de 3.000 metros obstáculos se despidieron de Budapest, aunque en su descargo hay que admitir la dureza del formato con tres series y con premio tan solo para las cinco primeras de cada una.
Irene Sánchez-Escribano se hundió en la última vuelta EFE
La benjamina Marta Serrano estuvo con opciones hasta el segundo mil, a partir del cual fue perdiendo terreno hasta terminar octava con 9:31.82. Con solo 20 años y con 9:26.35 como mejor marca, la hija y pupila del emblemático Antonio Serrano debe hacer una lectura muy positiva. ¡Es que tiene un futuro enorme!
La exazulgrana Carolina Robles realizó una carrera similar, aguantando en un segundo grupo hasta que le aguantaron las fuerzas para acabar también octava con 9:34.41. Y la que más cerca estuvo fue una valiente Irene Sánchez-Escribano, quien se fue con el cuarteto de cabeza y era quinta con 10 metros de ventaja en el penúltimo paso por pena… pero se hundió espectacularmente y acabó novena con 9:31.97.
Por último, la azulgrana Laura Redondo no se encontró cómoda en la calificación de lanzamiento de martillo con un insuficiente mejor intento de 66,95 metros cuando ella ha lanzado este año 71,01 y tiene el récord de España con 72 metros ‘clavados’. Con 71,26 habría sido finalista.