– ¿Lo que ocurrió en las PASO fue lo que usted esperaba?
– A título personal sí, porque nosotros construimos con mucho esfuerzo una decisión de liderar este proyecto de Juntos por el Cambio, de lograr que nuestra propuesta de cambio profundo, verdadero, de shock, fuese el que representara a la fuerza en la elección y que tuviese un liderazgo como el mío, que tiene espaldas para dar las batallas que hay que dar en Argentina. Desde esa perspectiva, tarea cumplida. Fue una elección importantísima, de David contra Goliath.
– ¿Y desde la perspectiva de Juntos por el Cambio?
– Desde la de Juntos por el Cambio creo que es poca la experiencia de la sociedad en comprender unas PASO, y eso generó temor en mucha gente que pensó que no íbamos a ser capaces de construir rápidamente el espacio. Eso nos costó votos, me parece. Nunca se había vivido un proceso así. Parecía que nos íbamos a quebrar y eso nos quitó un poco de volumen político, que lo vamos a recuperar en estos dos meses.
– ¿Se les fue la mano en la interna entre usted y Horacio Rodríguez Larreta?
– Nosotros discutimos la idea de cómo veíamos el cambio. La interpretación siempre era que estábamos en una pelea. Creo que tenemos que tener una práctica más democrática. El kirchnerismo nunca ha tenido esa práctica democrática, en el caso de Javier Milei era una fuerza emergente que iba sola, y nosotros que tomamos la decisión de luchar por dos ideas, por formas de conducir. No sé si se nos fue la mano, quizás en las últimas semanas hubo un poco…, nosotros sentimos, digamos, algunos golpes. Pero bueno, ya está. Uno cuando piensa que está perdiendo un partido, por ahí hace un foul de más.
– Hubo pedidos para que bajara su candidatura y se sumara a la de Rodríguez Larreta; le ofrecieron jugar en Provincia y en Ciudad, pero usted se negó. ¿Lo siente como un triunfo propio?
– Sí, yo lo veo como un triunfo, porque creo que nosotros teníamos la lectura más correcta de cómo interpretar a la sociedad, de cómo plantear el modelo del cambio que se precisa en este momento histórico de la Argentina. Lo mío no era por un cargo: podía haber sido jefa de Gobierno o gobernadora. Lo mío era para darle al país un liderazgo de convicción profunda, que tenga la fuerza de enfrentarse a factores de poder a los que no se les gana con dos palitos, se les gana con una conducción muy fuerte y ahora con todo Juntos por el Cambio detrás. Pero sí, fue como una batalla que dimos como equipo. En términos numéricos, partidarios, a nosotros nos apoyaron mucho menos que a la otra lista, que tuvo como candidatos al presidente del radicalismo, al de la Coalición Cívica y al del peronismo republicano. Tuvimos una reivindicación importante.
– ¿Cuántos puntos cree que se fueron de Juntos por el Cambio a Milei en las últimas semanas? ¿Pueden recuperarse, volver a ser de ustedes?
– Yo creo que pueden volver muchos votos, porque hubo una idea en el último tiempo de que estábamos parejos, iguales, de que nosotros no ganábamos. Eso hizo que ese voto en disputa que siempre veíamos con Milei, se corriese. Lo vamos a recuperar.
– Eso va a ser para todos igual. Nuestra campaña siempre tuvo como objetivo trabajar para que nuestro proyecto, nuestro liderazgo, condujese Juntos por el Cambio. Ahora eso ya está resuelto, por lo cual vamos a ir también a un público joven, más amplio, que no solamente nos votó a nosotros.
– ¿Cómo quedó su relación con Horacio Rodríguez Larreta tras las PASO?
– Nos reunimos el miércoles y lo vi muy colaborativo, con la decisión de ser parte, de unir las fuerzas. Hay un trabajo que ya se está haciendo, que me impresiona. Todo el tiempo veo las fotos de los candidatos a intendentes juntos, del que ganó y del que perdió. Esta recomposición de Juntos por el Cambio se está dando muy rápido.
– ¿Los once puntos que sacó Larreta son de Juntos por el Cambio o se pueden ir con Sergio Massa?
– Son de Juntos por el Cambio, puro, no tengo ninguna duda.
– ¿Le va a ofrecer a Larreta ser parte de su gabinete si es presidenta?
– Hemos decidido por una cuestión de respeto a la sociedad, que no vamos a hablar de cargos. Tenemos un objetivo: no queremos poner el carro adelante de los caballos. Ahora hablamos de los problemas de la gente, del miedo que tiene de salir al colectivo, de la inflación, del sueldo que no alcanza y cómo vamos a solucionarle los problemas. Después formaremos el equipo, pero hoy no queremos discusiones de políticos, queremos a toda nuestra gente con su cabeza puesta en la sociedad.
– ¿»Toda nuestra gente» remite a todo Juntos por el Cambio, el radicalismo incluido?
– Todos. Del primero hasta el último, he hablado con todos, llamé a todos los dirigentes que fueron candidatos, con algunos como Maxi Pullaro, que es candidato a gobernador en Santa Fe, con todos los dirigentes de la lista de Horacio. No solo con él y Gerardo Morales.
– Fue una decisión nuestra, porque nosotros pensamos que en el momento central, primero teníamos que hacer el anuncio y después los saludos. Fue un diseño distinto. Primero estuvo sola la fórmula que ganó, después saludó la fórmula que perdió y después Mauricio saludó. Pero el discurso central lo dimos nosotros, no fue tradicional quizás y generó cierto ruido, pero lo pensamos así, para hablarles primeros a la gente. Era más limpio.
– ¿Cualquier relación de afinidad con Javier Milei que hayan mostrado usted o Macri hay que dejarla de lado ahora que se convirtió en el principal rival porque ganó la elección?
– Yo creo que lo que hay que vencer en Argentina es un sistema instalado, que es el kirchnerismo, que ha empobrecido, degradado la cultura, la educación, la seguridad de los argentinos y que además no puede estar preparándose para volver. Lo fundamental no es solamente ganar, sino establecerse y generar las condiciones para terminar con el modelo del kirchnerismo. Hicieron crecer al Estado y decrecer a los privados. No nos da lo mismo, nosotros creemos que somos los que estamos en condiciones de generar esa posibilidad histórica que tiene la Argentina, de cambiar la matriz política del peronismo como partido dominante, que cuando no gobierna está como agazapado. Por eso tenemos el objetivo claro de ganar en la provincia de Buenos Aires. No queremos que se agazapen ahí. Quedamos a sólo tres puntos, es muy poca la diferencia.
– ¿Cree que hay que acordar con Javier Milei y Carolina Píparo en la Provincia?
– Nosotros hicimos una interna en 135 distritos, ahora todo eso lo tenemos que poner a trabajar para ganar la provincia de Buenos Aires. Vamos a ir pueblo por pueblo, con muchos intendentes nuevos, otros que son una gran renovación. Yo me voy a meter en esa campaña: jeans, zapatillas y a la provincia. Vamos a ir con Néstor (Grindetti), con (Diego) Santilli, con (Cristian) Ritondo, con (Javier) Iguacel, con (Joaquín) De la Torre, con los hermanos Passaglia en San Nicolás, con Ramón Lanús que ganó en San Isidro, con Julio Garro que ganó en La Plata, con todos los intendentes que quedaron legitimados para dar esa batalla. Se está dando muy naturalmente eso, todo el tiempo veo a los equipos reuniéndose, tomando café, juntos.
– ¿Corren el riesgo de subestimar al kirchnerismo electoralmente, cuando sólo quedo a un punto de ustedes en la elección?
– Nosotros nunca lo subestimamos. Por eso, yo soy la persona que tiene el conocimiento y las espaldas para dar las batallas, para que el kirchnerismo vuelva a impedir la gobernabilidad inmediatamente. Yo lo he hecho ya, contra un sindicalismo burocrático que no quiso hacer cambios y por eso tenemos a ocho millones de personas que trabajan en la informalidad y a tres millones de personas cobrando planes sociales. No voy a dar por muerto al kirchnerismo, no hablo de las personas, hablo de un modelo de poder patrimonial, de privatización del Estado para ese grupo, de corrupción, de uso y abuso de ese Estado que en los 20 años que lleva el kirchnerismo, sacando nuestro período de gobierno, creció un 100%. ¿Algún argentino cree que los servicios crecieron un 100%? Nadie, fue todo para ellos, para la política, nada para la gente.
– ¿Cómo se imagina el 22 de octubre, el día de las elecciones generales?
– Me imagino como presidenta de la Nación.
Defensa de la educación pública y del Conicet: sus planes para desburocratizar el Estado
Si hay diferencias de matriz entre Bullrich y Milei radican en esos aspectos, especialmente. Cuando habla de «cambios profundos», su principal slogan de campaña, la ex ministra de Seguridad reconoce abiertamente que hay que achicar el tamaño del Estado, pero no pone en discusión ni la continuidad del Conicet ni el futuro de la educación pública.
«Nosotros somos la educación pública, la defendemos, creemos que hay que mejorarla. También decimos que no tenemos que estar presos de los sindicatos, que cada hora que se pierde de clase es un chico que pierde un pedazo de futuro, que hay que desburocratizarla», resume.
Y rechaza toda idea de privatizar el sistema. «No vamos a privatizar nunca, ni la salud ni la educación pública. Al Conicet lo vamos a desburocratizar y desideologizar», amplía, en respuesta a los dichos de Milei sobre el Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Respecto a eso, agrega: «Queremos un Conicet de la ciencia para la ciencia, de la ciencia para la producción, de la ciencia para el conocimiento. Y las universidades también tienen que generar patentes».
Sobre el tema, recuerda un viaje a Silicon Valley. «Tuve una experiencia ahí hace años, cuando fui a una empresa que estaba incubando proyectos. Había argentinos, chilenos, ecuatorianos, colombianos, japoneses; y los únicos que tenían problemas burocráticos eran los argentinos. Un estudiante necesitaba traer arena de la puna para utilizarla en la construcción de un fertilizante para el campo. ¿Sabés como la traía? Se la llevaba la mamá en una valija, porque los trámites le duraban 10 meses sino. El de Colombia, en cambio, en un´día tenia el material», rememora.
Para Bullrich, los científicos argentinos «hacen proyectos maravillosos, pero por la burocracia y las trabas que existen no pueden desarrollarlos normalmente». Y cita, finalmente, un ejemplo de «yogurt que hizo el Conicet, que se vendió unos días nomás y después desapareció de las góndolas porque hay cláusulas que le impiden salir al mercado. ¿Cómo puede pasar eso?»
Itinerario
Patricia Bullrich es geminiana, nació el 11 de junio de 1956 en la ciudad de Buenos Aires, en el seno de una familia con larga trayectoria en la política, principalmente por el lado materno, que tuvo como principal exponente a su bisabuelo Honorio Pueyrredón, ministro de Agricultura y canciller durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen, de 1916 a 1922, y embajador ante los Estados Unidos en el siguiente gobierno de Marcelo de Alvear.
A los 17 años comenzó a militar en la Juventud Peronista, en coincidencia con el retorno de Juan Domingo Perón al país tras el exilio. Integró la agrupación Montoneros, etapa en la que se la bautizó con el apodo de «La Piba». Con la llegada de la dictadura militar, en 1977 se exilió en Brasil, luego estuvo en México y España hasta regresar en 1982 al país, en plena Guerra de Malvinas.
Durante su larga trayectoria política fue ministra de Trabajo y de Seguridad Social durante el gobierno de Fernando de la Rúa, entre 1999 y 2000, y ministra de Seguridad en la presidencia de Mauricio Macri, de 2015 a 2019. Además, fue diputada nacional en dos ocasiones, de 1993 a 1997, por el justicialismo, y de 2007 a 2015, por el opositor Unión por la Libertad. Tras las PASO del 13 de agosto con Horacio Rodríguez Larreta, fue elegida como candidata a presidenta de Juntos por el Cambio.
Se recibió de licenciada en Humanidades y Ciencias Sociales en la Universidad de Palermo, en 2001, y cuenta con una maestría en Ciencia Política y Sociología de Flacso (2009), además de un doctorado en Ciencia Política de la Universidad Nacional de San Martín. Tiene un hijo de 45 años, Francisco Langieri, tres nietos varones, y está en pareja con el abogado Guillermo Yanco desde 1997.
Al toque
Un proyecto: Gobernar la Argentina para los argentinos.
Un líder: Winston Churchill.
Un prócer: José de San Martín.
Una comida: Ojo de bife con papa al plomo, con cremita.
Una bebida: Vino. Malbec. Para que me sigan jodiendo con eso.
Una sociedad que admire: La alegría de los brasileños, la democracia de los uruguayos y la convicción de los colombianos.
Un recuerdo de la infancia: Cuando iba en tren con mi abuela al campo.
Un sueño: Que mis nietos sean las mejores personas.
Un placer: Hasta hace un tiempo, jugar al paddle; ahora, estar con mis nietos.
Un libro: El Estado burocrático autoritario, de Guillermo O’ Donnell.
Una serie: Borgen.
Una película: The Darkest Hour.
Un desafío: Terminar con la idea de que Argentina es un país ingobernable.