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Los sindicatos ven margen para pactar una subida del salario mínimo pero reclaman que las empresas no puedan absorber pluses

El Ministerio de Trabajo ha dado este martes el pistoletazo de salida a las negociaciones con patronal y sindicatos para definir el salario mínimo interprofesional (SMI) de 2026. Las centrales ven margen para un acuerdo con el Gobierno, siempre que les aseguren que las compañías no podrán absorber o compensar complementos para mermar parte del incremento a sus trabajadores.

Desde la patronal asumen muy complicado un acuerdo a tres bandas, algo que no se produce desde 2021. Y el departamento liderado por Yolanda Díaz no ha presentado todavía su propuesta de salida y se ha limitado a escuchar a las partes, pese a que estas ya habían publicitado previamente sus objetivos.

Las piezas de la partida para definir el SMI de 2026 ya están sobre la mesa y ahora los jugadores se disponen a moverlas para zanjar una partida de la que dependen las nóminas de unos 2,5 millones de ocupados en toda España. Actualmente, el SMI es de 1.184 euros brutos mensuales, en 14 pagas.

Los expertos del Gobierno le sugieren revalorizar este suelo salarial entre un 3,1% y un 4,7%, los sindicatos reclaman un 7,5% y la patronal, que es quien deberá pagar finalmente los incrementos, ofrece un 1,5%. La inflación se encamina a terminar el año cerca del 3% y las conversaciones para explorar si hay agua en la piscina para un acuerdo a tres partes han arrancado este martes.

A tres bandas, contando a Gobierno, patronal y sindicatos, «va a ser complicado», ha reconocido el secretario de acción sindical de CCOO, Javier Pacheco, tras finalizar la reunión. «No parece que vaya a entrar en la senda de la negociación, […] parece que está a otras cosas», ha coincidido el vicesecretario general de UGT, Fernando Luján.

Y es que los sindicatos se avienen a moderar sus pretensiones y acercarse a esa horquilla que han trazado los expertos del Gobierno si este acelera y reforma la ley que rige el SMI para limitar que las empresas puedan absorber o compensar ciertos complementos y privar así a los empleados de parte de la subida.

Hasta ahora, en tanto que la ley lo permite, las compañías podían restar parte de la subida del salario mínimo a sus empleados con complementos. Por ejemplo, si un empleado cobra el SMI y un plus de antigüedad de 20 euros, la empresa le podía descontar esos 20 euros de la subida y dejarlo a salario mínimo ‘pelado’, ya que cumplía con la normativa, en tanto que no le pagaba menos de lo que establece este umbral.

«Todo el mundo en nuestro país, cuando se produce una actualización del SMI, debe verse beneficiada», ha afirmado Luján, de UGT. «Las reglas de compensación y absorción tienen que ser modificados», ha insistido Pacheco, de CCOO.

Pendientes de Hacienda

Otro punto que deberán consensuar las partes es si el salario mínimo debe tributar IPRF (cómo quiere Hacienda) o no (cómo era habitual hasta ahora). Los expertos del Gobierno le sugirieron que si quería que el salario mínimo tributara, la subida debiere acercarse al 4,7%, ya que parte de la subida se la llevarían las arcas públicas.

Esa cuestión ha generado disenso en años anteriores dentro del Gobierno y Hacienda y Trabajo están ultimando un acuerdo al respecto. La ausencia del mismo, al menos definitivo, explica que este martes los de Yolanda Díaz no hayan presentado propuesta concreta.

Desde la CEOE han declinado realizar comentarios al respecto y esperan a ser convocados a una nueva reunión.

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