Tejero, junto con 200 guardias civiles, irrumpió en el Congreso de los Diputados con pistola en mano en la tarde del 23 de febrero de 1981, mientras se celebraba la segunda sesión de votación para la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente de España
Dos años más tarde el guardia civil fue procesado y condenado a 30 años de cárcel por el delito de rebelión militar con reincidencia y la expulsión como miembro de la Guardia Civil. En 1993 recibió el tercer grado y fue en el año 96 cuando salió de la cárcel en libertad condicional.
“¡Quieto todo el mundo!”
Antonio Tejero irrumpió en aquella tarde en el hemiciclo a gritos. Tratando de imponer su ley por medio de la violencia. Sus palabras pasaron a la historia: “¡Quieto todo el mundo!”, gritó con el arma de fuego en alto. Pero, ¿quién fue y qué cargo ocupaba en aquel momento?
Antonio Tejero Molina, nacido el 30 de abril de 1932 en Alhaurín el Grande (Málaga), ingresó en la Guardia Civil a los diecinueve años de edad. En 1955 fue trasladado al cargo de teniente y tres años más tarde ascendió a capitán. Ya en 1963 ocupó el cargo de comandante y fue destinado a Las Palmas de Gran Canaria y finalmente a Badajoz (Extremadura).
Durante la carrera militar de Tejero, protagonizó varios incidentes como en el País Vasco, al salir del cuartel junto a sus hombres, donde comenzó a rescatar banderas españolas que estaban siendo quemadas por los independentistas vascos a pesar de tener órdenes de no salir bajo ningún concepto. Por este motivo, fue arrestado durante un mes y lo relevaron del cargo.
Otro hecho que le hizo perder la comandancia fue al tratar de evitar la manifestación de demócratas de varios partidos y juventudes, que pedían la legalización de estas organizaciones juveniles y exigían que la mayoría de edad fuera a los dieciocho. Además, este acto le costó un mes de arresto.
Mientras estaba destinado en Extremadura, Tejero fue nombrado Jefe de la Agrupación de Destinos de la Dirección General de la Guardia Civil y lo trasladaron a la capital. Estando allí, en noviembre de 1978, diseñó la Operación Galaxia, junto a varios golpistas, pero fueron detenidos y obtuvo su primera condena de siete mese de prisión.
El golpe del 23- F comenzó a planearse tras su salida de prisión, donde los generales Armada y Milans del Bosch lo escogieron para tomar el Congreso de los Diputados. Este hito histórico, que quedo marcado en la memoria de muchos españoles, le costó al malagueño una condena de treinta años por un delito de rebelión militar consumado, su expulsión de la Benemérita y la inhabilitación durante el tiempo de su condena.
La condena la cumplió entre la prisión militar de la Palma en Mugardos, en Galicia; en el castillo de Sant Fernando en Figueras, en Alcalá de Henares; y en la prisión naval de Cartagena, en Murcia. Entre rejas, Tejero escribió sus memorias, que nunca llegaron a ver la luz, a pesar de que en el 2000 una editorial le planteará al malagueño la posibilidad de escribir un libro sobre su vida.
Obtuvo el tercer grado en septiembre del 1993 y tres años después, en diciembre de 1996, salió en libertad provisional, siendo uno de los últimos procesados del golpe de Estado del 23-F en ser liberado.
Durante sus últimos años de vida, el exteniente coronel estuvo retirado en su apartamento de Torre del Mar, siendo una de sus últimas apariciones en la vida pública en noviembre de 2012 cuando denunció al expresidente de Cataluña, Artur Mas, por conspiración e intento de sedición.
