Hace ya un par de décadas que Ben Wheatley lleva dando señales de su inquieto talento. O, dicho de otro modo, sacándonos del adormecimiento con ficciones apoyadas a menudo en códigos familiares (del terror, el ‘thriller’ o la ciencia ficción en particular), pero a la vez personales en sus tramas, imágenes e intersecciones tonales. En su encuentro con fans y prensa en el festival de Sitges, ha asegurado no ver una cohesión en su filmografía. ¿Falsa modestia? ¿Negación del concepto autoría? El ingenio oscuro, la reivindicación creativa de la cultura pop de los 60 y los 70, la sátira surrealista, la devoción por la acción: todo eso es él.
Tras curtirse en publicidad y televisión, empezó a rodar películas de culto instantáneo casi sin respiro: ‘Down terrace’, ‘Kill list’ (que recibió en Sitges el Méliès d’Argent a la mejor película europea), ‘Turistas’, ‘A field in England’… Llegaron presupuestos considerablemente mayores, como los de ‘High-Rise’ y ‘Free fire’, pero poco hacía prever que Wheatley acabaría trabajando con 140 millones de dólares en ‘Megalodón 2: La fosa’. Para él no es mejor una película pequeña que una grande solo por ser pequeña: «Solo son desafíos diferentes. Como espectador, veo de todo: desde una película artística de los 70 a una serie, pasando por ‘gameplays’ de ‘Minecraft’ en YouTube», ha explicado.
Baja fidelidad
Justo después de su película más cara, Wheatley ha rodado una de las más modestas (a nivel de presupuesto): ‘Bulk’ (Oficial Fantàstic Competició), experimento de ciencia ficción sobre el arte y el placer de contar historias en el que un solo escenario, una misteriosa Casa, sirve de portal a múltiples universos. Al comienzo de la acción, ni siquiera los personajes centrales saben muy bien en qué clase de historia andan metidos. Parece un misterio ‘noir’, y de hecho, el aparente periodista Corey Harlan (Sam Riley, por cuarta vez rodando con Wheatley) tiene veneno corriendo por sus venas, como Edmond O’Brien en ‘Con las horas contadas’. Pero la película acaba recorriendo lúdica y crípticamente muchos otros géneros, a menudo con la más extraña música de sintetizador como acompañamiento.
Según Wheatley, la mayor influencia vino de la libertad del cómic europeo, presumiblemente el de los 70, sobre todo. En la película se cuela incluso una referencia verbal a la mítica revista ‘Métal hurlant’. «Había escrito una novela gráfica [‘Kosmik musik’] y había estado haciendo cosas también para [la revista de cómics británica] ‘2000AD’, y el acto de escribir cómics me abrió la mente: la parte de ciencia ficción, los estilos visuales que uso, el aspecto ‘nouvelle vague’… Todo surgió un poco de ahí».
Tras sorprender rodando un romance gótico como ‘Rebeca’ y una película ‘sharksploitation’ como ‘Megalodón 2: La fosa’, ¿con qué géneros le gustaría jugar en el futuro? Todo lo que menciona suena bien: «Quiero hacer un wéstern, un musical, una película más abstracta que también se basaría en la música… Por otro lado, también he escrito una película de ciencia ficción un poco más directa que ‘Bulk’, con algo del espíritu de Buck Rogers y Flash Gordon y tecnologías similares a las utilizadas en la entrega inicial de ‘Star wars’ de 1977″.
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