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Cómo preparar el risotto perfecto: secretos para una textura cremosa

El risotto, ese plato cremoso e irresistible de la cocina italiana, ha conquistado paladares en todo el mundo. Aunque puede parecer sencillo, preparar un risotto perfecto requiere técnica, paciencia y dedicación. A continuación, te contamos cómo conseguir un resultado que deje a tus comensales pidiendo más.

Elige el arroz adecuado

No todos los arroces sirven para risotto. Para obtener la cremosidad característica, lo ideal es usar arroz de grano corto, como Arborio, Carnaroli o Vialone Nano. Estas variedades contienen un alto porcentaje de almidón, esencial para lograr la textura sedosa del plato.

Un buen caldo es fundamental

El caldo es el corazón del risotto. Ya sea de pollo, pescado o verduras, un caldo casero siempre será más sabroso que el industrial. Cocina los ingredientes a fuego lento para extraer todo su aroma y sabor. Es importante que el caldo esté caliente al añadirlo al arroz, asegurando una cocción uniforme y evitando que los granos queden duros.

Sofrito: la base de sabor

Comienza con un buen sofrito. Calienta aceite de oliva o mantequilla a fuego medio y añade cebolla finamente picada. El objetivo es que se vuelva transparente, sin dorarse. Puedes incorporar ajo o puerro según el perfil de sabor que busques.

Tostar el arroz

Antes de añadir líquidos, tosta el arroz en el sofrito durante 2 a 3 minutos. Este paso ayuda a que los granos absorban mejor los sabores y se mantengan firmes durante la cocción. Remueve constantemente para evitar que se queme.

Añadir el vino

Un chorrito de vino blanco aporta profundidad y un toque de acidez que equilibra la riqueza del plato. Deja que el alcohol se evapore antes de comenzar a incorporar el caldo.

Revolver es clave

La textura cremosa del risotto se logra removiendo constantemente. Este movimiento activa el almidón del arroz y permite que absorba el caldo poco a poco. No apresures este paso: agrega el líquido gradualmente y revuelve hasta que cada grano esté perfectamente cocido.

El toque final

Cuando el arroz esté al dente y haya absorbido la mayor parte del líquido, agrega mantequilla fría y queso parmesano rallado. Esto potenciará la cremosidad y el sabor. Salpimenta al gusto y, si quieres, añade hierbas frescas como perejil o albahaca para dar frescura.

Servir inmediatamente

El risotto se disfruta mejor recién hecho. Sirve en platos hondos y decora con un poco de perejil picado o lascas de queso. Si se enfría, perderá su textura característica.

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