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Jennifer Lawrence: «Lo que está pasando es nada menos que un genocidio, y estoy aterrada por mis hijos»

Ha esperado hasta el final de su encuentro con la prensa en el Festival de San Sebastián pero, en cualquier caso, Jennifer Lawrence -a diferencia de buena parte de quienes han pasado por el certamen a lo largo de la última semana- ha hablado de política. “Lo que está sucediendo es nada menos que un genocidio, y estoy aterrada por mis hijos, por todos nuestros hijos; me entristece que, para ellos, las mentiras y la falta de respeto y empatía que hoy imperan en la política estadounidense se van a convertir en algo normal”, ha lamentado. “Y ojalá yo pudiera decir o hacer algo que arreglara esta situación tan vergonzosa, me rompe el corazón. Pero tengo miedo de que mis palabras añadan confusión sobre un asunto que está en las manos de nuestros líderes, y es importante que la gente teniendo claro que los responsables, y que hagan lo correcto a la hora de votar”.

SAN SEBASTIÁN (ESPAÑA), 26/09/2025.- La actriz Jennifer Lawrence atiende a sus admiradores este viernes en el 73 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, donde esta noche recibirá el Premio Donostia. EFE/Juan Herrero / Juan Herrero / EFE

Hasta esa aplaudida declaración, que su entorno sin duda habría preferido evitar y solo ha sucedido a causa de la insistencia de los periodistas, Lawrence ha centrado la mayor parte de su intervención en su nueva película, ‘Die My Love’, en la que ofrece un trabajo interpretativo ya calificado por muchos como el mejor de su carrera. Sí es, desde luego, el más vistoso que ha ofrecido hasta la fecha. En la piel de su personaje, la actriz repta a cuatro patas por tierra, se masturba compulsivamente, se desgañita gritando exabruptos, se encarga de tener un inquietante cuchillo de cocina siempre a mano y se inflige una herida sangrienta tras otra, ya sea golpeándose la cabeza contra superficies duras o destrozando paredes con las manos desnudas. La película se estrena en Estados Unidos a principios de noviembre, justo a tiempo para el inicio de la temporada de premios de Hollywood, y no cabe duda de que tanto antes como después ella la promocionará por encima de sus posibilidades; no solo la protagoniza sino que también la ha producido, probablemente consciente de que este tipo de papeles suelen encandilar a quienes reparten galardones. Y, para muestra, el Premio Donostia que recibirá esta noche, convirtiéndose así en la personalidad más joven del mundo del cine en recibir este reconocimiento.

Jennifer Lawrence en la conferencia de prensa esta mañana. / Associated Press/LaPresse / LAP

Basada en la novela ‘Matate, amor’, de la argentina Ariana Harwicz, ‘Die My Love’ pone el foco en Grace, una escritora en ciernes que se muda al campo con su marido, Jackson, interpretado por Robert Pattinson, y el bebé de ambos. La nueva vida de la pareja tiene potencial para ser idílica. Están muy enamorados, como demuestran sus fogosos encuentros sexuales, y su nueva casa está rodeada de bosques y praderas, por lo que ella tendrá la paz idónea para escribir. Sin embargo, no tarda en quedar claro en que este hogar soñado podría convertirse en una pesadilla. Mientras observa la rápida perdida de contacto de su protagonista con la realidad, la película pone sobre la mesa asuntos como la soledad y el hastío existencial, la frustración sexual y marital y, sobre todo, la depresión posparto.

La directora de ‘Die My Love’ es la escocesa Lynne Ramsay, cineasta especialmente dotada para dramatizar relaciones tóxicas y psiques fracturadas, y capaz del más deslumbrante virtuosismo formal. Aquí, Ramsay enfatiza la histeria de su protagonista a través de nerviosos movimientos de cámara, un diseño sonoro que sacude al espectador y saltos cronológicos bruscos que socavan nuestra percepción. La capacidad de impacto de esos recursos, eso sí, se ve menoscabada por el descontrol en el que la directora cae a la hora de manejarlos, magnificado por la tendencia del relato a la reiteración. Al final, más que su hijo o su marido, el verdadero causante del tormento de Grace no es sino la propia cineasta.

Lo que en última instancia impide que ‘Die My Love’ resulte demasiado extenuante es la electricidad irradiada por Lawrence en la piel de esa tigresa enjaulada que, impulsada por su insondable infelicidad, se ve impulsada tanto a aislarse del mundo como a tratar de reventarlo, y que entretanto en ningún momento implora nuestra empatía. Sería su segundo Oscar.

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