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El fin de ciclo de Javier Milei y la apertura de una situación convulsiva


En el siguiente artículo presentamos la resolución sobre situación política de la reunión de la dirección nacional del PTS del 14 de septiembre, actualizada de acuerdo a los acontecimientos de los días posteriores. La misma fue realizada en base a un proyecto del autor y enriquecida con los aportes del debate colectivo.

Viernes 19 de septiembre 13:14

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  •  El gobierno de Javier Milei ha entrado en una fase extremadamente crítica. En pocos meses ha pasado de proponerse el objetivo de ganar las elecciones de medio término -para salir fortalecido hacia la segunda parte de su mandato-, a ingresar en una situación de crisis de “gobernabilidad”, con final abierto, atravesada por grandes derrotas políticas del oficialismo, una grave crisis económica y una creciente oposición política y social a sus planes. En la misma coyuntura, antes del 26 de octubre, se están viviendo episodios de gran tensión, con derrotas del gobierno y una situación crítica en los “mercados”, sin que se puedan descartar escenarios de pérdida de control de la crisis, si se profundiza la fuga de capitales. A la hora de publicar esta nota, con más de 1400 puntos, Argentina es uno de los países con más “Riesgo país” del mundo. Los bonos y las acciones, más allá de subas y bajas parciales, vienen acumulando grandes pérdidas. Puede darse la paradoja -tantas veces vista- de que el capital financiero, después de los golpes de las calles y las urnas, ayude también a dejar al borde del knock out a su gobierno servil, luego de haber saqueado el país y hecho negocios especulativos y multimillonarios a costa del empobrecimiento de las grandes mayorías. Eso es lo que tenemos que impedir de forma urgente.
  •  La situación transitoria que se vive en Argentina se ha vuelto sumamente inestable y abierta a giros bruscos, sin descartar la posibilidad de que pueda transformarse en prerrevolucionaria. [1] Un gobierno que se propuso ser “revolucionario” a favor del gran capital y que tenía en carpeta para la segunda parte de su mandato aplicar más ajustes y reformas estructurales (que el FMI y las grandes patronales siguen exigiendo) deberá enfrentar ahora, con mucha debilidad, lo que reste de su gestión, en el marco de una crisis económica que tiene su propia dinámica. Esto será fuente indudable de inestabilidad política, económica y de la lucha de clases, sobre todo si se confirma un mal resultado electoral el 26 de octubre y se instala la idea de que no tendrá reelección. Esto sin descartar picos graves de la crisis antes de eso.
  •  El clima de fin de ciclo del gobierno de Milei reactualiza la crisis orgánica que atraviesa la Argentina tras el fracaso de los gobiernos de Cambiemos y del Frente de Todos, así como el problema de la “hegemonía imposible”: no se vislumbran otros proyectos y programas alternativos que, más allá de vetar “al otro”, tengan posibilidades claras de ser hegemónicos. Esa crisis del país burgués habilita y le da fundamentos a la necesidad de fortalecer al Frente de Izquierda como alternativa socialista y revolucionaria y también a la necesidad histórica de pelear por un gran partido de la clase trabajadora, con un programa y una estrategia para darle peso político a la clase que mueve el país, para construir una salida a la situación favorable a las grandes mayorías, impuesta con la lucha de clases, contra la resistencia de los capitalistas.
  •  Ya la derrota electoral del oficialismo nacional en las elecciones del 7 de septiembre en Provincia de Buenos Aires había sido el correlato de una situación a la que el gobierno nacional había llegado en su peor momento político. Si bien contaba con la baja de la inflación como capital político, iba en crecimiento el malestar social con las políticas de ajuste (caída de salarios y jubilaciones, recortes en áreas sensibles, cierto aumento del desempleo, despidos, endeudamiento de las familias), a lo cual se sumó el estancamiento de la actividad económica que acumula ya casi seis meses de caída, el descontento con sus métodos represivos y autoritarios para imponer sus planes y, por último, los escándalos de corrupción que pegaron en el corazón central de la legitimidad del Gobierno, al quedar involucrada su más alta cúpula en denuncias de coimas en un área muy sentida como Discapacidad, al tiempo que ajustaban allí. El discurso inaugural de La Libertad Avanza, de que se venía a ajustar a la casta, quedó desmoronado. Los repudios a Javier Milei y José Luis Espert en Lomas de Zamora habían actuado como anticipo de la situación del oficialismo. El resultado electoral dejó al desnudo también que el plan de apostar todo a la baja de la inflación como capital político se demostró insuficiente.
  •  El 7 de septiembre tradujo en números esta crisis del gobierno: su derrota por casi 14 puntos contra el peronismo (47,28 % a 33,71 %) implicó no tanto un crecimiento de votos de la lista ganadora con respecto a elecciones anteriores, sino principalmente un derrumbe del oficialismo que perdió más de dos millones de votos. Como tendencia general (que en parte se había anticipado en las adelantadas de CABA), el oficialismo nacional perdió peso en sectores populares sobre los cuales pega duro la situación económica (muchos de ellos votantes originales de LLA) y hace base en cambio en sectores de clase media y clase media alta (base histórica del PRO) que disfrutan del (hasta ahora) “dólar barato” y tienen más acceso al consumo (tuvo sus mejores resultados en algunas de las zonas más pudientes de la Zona Norte del GBA, como San Isidro).
  •  Sin embargo, desde el 7 de septiembre en adelante la situación no ha hecho más que agravarse para el gobierno. A esa gran derrota política se sumó otra este 17 de septiembre en la Cámara de Diputados, a donde fueron rechazados sus vetos a la Emergencia Pediátrica y al Financiamiento Universitario, con una movilización masiva de miles de personas frente al Congreso Nacional. Luego, el jueves 18, sufrió otra derrota en el Senado por los Aportes del Tesoro Nacional a las provincias (ATN). Más allá de la situación de minoría en la que quedó el Gobierno en temas sensibles, estos fueron nuevos hechos que mostraron su debilidad -que incluye la pérdida de aliados entre partidos y fracciones políticas que lo venían sosteniendo- para llevar adelante su programa y seguir aplicando el ajuste fiscal.
  •  Esto es muy importante dado que, además de los pronunciamientos de las masas, que expresan la oposición política y social a los planes del oficialismo, también es cierto que las caídas de los mercados -que se aceleraron desde el 8 de septiembre- expresan la creciente desconfianza del gran capital respecto de la fortaleza del gobierno nacional para mantener la “gobernabilidad” y poder llevar adelante sus planes. Si bien el Gobierno intentó con distintos gestos y con el anuncio del Presupuesto 2026 llevar tranquilidad al capital financiero en los últimos días, prometiendo no moverse del plan de ajuste fiscal, lo cierto es que no lo logró. En este plano, la desconfianza política y la económica se retroalimentan: la situación económica empeora la situación política, y la debilidad política empeora la situación económica y financiera. El Gobierno querría ofrecer la perspectiva de que el 26 de octubre obtendrá un mejor resultado electoral (y alcanzar un tercio en el Congreso Nacional), pero a cada derrota política que sufre el panorama empeora y el escepticismo sobre su futuro aumenta.
  •  Asimismo, la situación de crisis actual del Gobierno -y la desconfianza del capital respecto de que pueda implementar los planes de ajuste y reformas estructurales- no es posible de entender sin tener en cuenta que durante los casi dos años de gobierno de LLA hubo una considerable lucha de clases (aunque no a la altura de los ataques) que, por la fuerza insuficiente de los sectores más combativos, por la traición de las burocracias, (sea por las cúpulas que directamente traicionaron en todo momento o por aquellas que posaron de más combativas pero sin proponerse organizar nada serio desde abajo ni ningún plan de lucha importante sostenido en el tiempo) o por la política de las cúpulas del peronismo de pasivizar lo más posible y conducir todo al terreno electoral y parlamentario, no logró escalar todavía a un nivel aún mayor y derrotar los planes de Milei, el FMI y los grandes empresarios. A pesar de eso, es clave señalar -y el gran capital lo sabe- que hubo movilizaciones históricas de la universidad, paros generales y sectoriales, masivas marchas convocadas por los jubilados (que también resistieron en las jornadas más chicas cuando solo los apoyaba la izquierda), grandes movidas los 8 de marzo, los 24 de marzo y el último 1ro de febrero contra los ataques a la diversidad sexual, entre muchas otras. En la coyuntura, además de las importantes movilizaciones y luchas que hubo contra los vetos, existen también algunas luchas duras en la industria. Sobre toda esa base, está el punto de apoyo para ir por más de cara a lo que viene, en la perspectiva de que ante un escenario de mayor crisis política y debilidad del gobierno que aumentan la moral de los sectores opositores, devaluación, crisis de deuda y economía en caída, las masas irrumpan en la escena para escribir su propio destino.
  •  Al cierre de esta nota el riesgo país había superado los 1400 puntos, mientras que el dólar mayorista llegó al techo de la banda dejando en una situación de pesadilla al equipo económico: si no interviene en el mercado cambiario, el dólar puede seguir subiendo. Pero en caso de sí intervenir, la pérdida de dólares no hará más que agravar las dudas sobre la capacidad del gobierno de pagar la deuda pública en los próximos meses. Esto es lo que expresa la subida del riesgo país. Este jueves el Banco Central vendió U$S 379 millones en una sola jornada para intentar contener, sin éxito, la cotización del dólar dentro de la banda cambiaria. Más aún: Luis Caputo aseguró que utilizará hasta el último dólar para contenerlo dentro de la banda. Es una señal a “los mercados” de que salgan ahora.
  •  En números, entre 2026 y 2028 los vencimientos netos en moneda extranjera serán en promedio de U$S 28.000 millones, un monto que supera con creces el superávit comercial de un año récord como el del año pasado (U$S 19.000 millones). De acuerdo a un informe de la consultora Empiria del ex ministro Hernán Lacunza, solo en 2026 los compromisos en dólares alcanzan USD 18.000 millones, con vencimientos clave en enero, cuando el sector privado debe afrontar USD 4.500 millones. Respecto a deuda en pesos, Empiria contabiliza 128 billones, equivalentes al 11,2% del PBI.
  •  Estos compromisos son impagables. Solo pueden sostenerse a costa de un ajuste brutal sobre las condiciones de vida de las mayorías, por parte de un gobierno que ahora está mucho más en duda que tenga la capacidad política de hacerlo, y mediante un refinanciamiento que se vuelve imposible con el riesgo país en niveles elevadísimos que cierran el financiamiento externo. Fracasa el plan de ganar las elecciones y hacer bajar el riesgo país. Son cada vez más crecientes las posibilidades de una nueva devaluación, antes o después de octubre, y de que haya una reestructuración de deuda o default.
  •  Si bien la evolución de todos estos indicadores no será lineal, sí expresa que a las dudas que ya existían sobre la viabilidad del plan económico (con reservas netas negativas en el BCRA, deterioro de la balanza comercial en un marco de apertura y un tipo de cambio apreciado con intervención sobre el mercado cambiario y tasas de interés altísimas que enfrían la actividad -ahora las empezaron a bajar-, estancamiento económico con unas pocas ramas dinámicas y muchas estancadas, abultados pagos de deuda por delante, etc.) se agregan los elementos de debilidad política del oficialismo que también ponen en duda la capacidad de gestionar exitosamente una nueva devaluación, ajuste fiscal y reformas estructurales. El FMI salió a hacer declaraciones de apoyo al gobierno, pero a su vez es cierto que la gestión de La Libertad Avanza está incumpliendo las metas acordadas, especialmente en lo que tiene que ver con la acumulación de reservas, por lo cual crecerán las exigencias de dejar subir el dólar. Dado que uno de los puntos de apoyo del gobierno de Javier Milei desde el inicio ha sido el vínculo con Donald Trump, que lo ve como un aliado en la región y en la disputa geopolítica con China, por lo cual intercedió para facilitar el salvataje por parte del FMI en abril pasado, desde hace un tiempo que corren rumores sobre un posible crédito directo del Tesoro norteamericano para Argentina, y de una reunión bilateral entre ambos presidentes. De momento, no hay confirmación ni información seria al respecto que, de darse, habrá que evaluarla en concreto. Donald Trump deberá, en el marco de sus problemas internos y de un mundo inestable, ver también si puede sostener una orientación así para una Argentina en crisis. El marco internacional no ayuda a una mayor estabilización, sino al revés: no hay motores claros de crecimiento de la economía internacional y hay tendencias a ciclos de «gobiernos cortos» en occidente, con gobiernos que fracasan y tendencias a revueltas (Nepal) y lucha de clases (Francia).
  •  Mientras que muchos de estos temas tienen importancia de cara a una coyuntura sumamente crítica, más de fondo crecen cada vez más las dudas respecto de la viabilidad de esperar a que el proyecto extractivista “madure” en los próximos años (especulan que podría ser en 2030) y genere las divisas necesarias para el pago de la deuda y el funcionamiento de la economía, sin que antes estallen grandes crisis económicas, políticas y sociales que lo impidan.
  •  En otro plano, el de la conducción política, el Gobierno -tras el 7 de septiembre- anunció una mesa nacional que incluye a los mismos funcionarios de antes, pero que busca ser un símbolo de unidad en el marco de sus internas, que se vienen expresando a cielo abierto y que dejaron muchos heridos y pases de facturas tras los escándalos de corrupción y luego del resultado electoral. Asimismo, comunicaron la formación de una mesa de diálogo federal y el nombramiento de un ministro del Interior (que no había) para vincularse con los gobernadores. Aunque su primer resultado fue una fracaso, ya que a pesar de los ATN girados en los últimos días no pudieron evitar las derrotas legislativas del 17 y 18 de septiembre, que son producto también de la impopularidad de los vetos del gobierno y del calendario electoral, que enfrentará a muchos de estos gobernadores a La Libertad Avanza el 26 de octubre.
  •  La magnitud de la crisis del gobierno hace que si bien ningún sector de las clases dominantes quiere empujar su caída, sino intentar sostenerlo hasta 2027 y que continúe haciendo el “trabajo sucio” de devaluar, ajustar, avanzar si puede en reformas y eventualmente reestructurar la deuda, lo cierto es que lo crítico de la situación puso en agenda ya el debate sobre el “posmileísmo”. En el plano del corto plazo, eso significa que después del 26 de octubre (si logran que el gobierno no se desestabilice antes) deberán discutir qué esquema de gobierno se puede llevar adelante para seguir aplicando esos planes (en qué relación de Milei con los mandatarios provinciales que hasta ahora le dieron «gobernabilidad») o si se llama a una Asamblea Legislativa en caso de crisis aguda y caída del gobierno. Para el caso de un salto de la crisis, los gobernadores de “Provincias Unidas” (Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Jujuy, Chubut, Santa Cruz) que en las últimas semanas hicieron demagogia y le provocaron derrotas legislativas al gobierno, su proyecto es ser un “mileísmo sin Milei” o un “mileismo de buenos modales”: la realidad es que comparten la agenda de ajustes y reformas estructurales y le dieron “gobernabilidad” a LLA durante estos casi dos años.
  •  El pasaje a la oposición de este grupo de gobernadores de “Provincias Unidas” expresa una política de sectores de la gran burguesía que no quieren quitarle la “gobernabilidad” a Milei, pero sí empiezan a delinear una eventual política de recambio para el caso de ser necesario (Clarín, La Nación y otras grandes patronales de la AEA y del campo). Hoy el espacio de estos gobernadores reclama por fondos y también por infraestructura, así como por intereses de las burguesías a las cuales están ligados (como el reclamo por eliminar retenciones a las patronales del campo), pero a la vez se preparan como “plan B” del gran capital tanto por si la crisis de La Libertad Avanza escala hasta hacerse insostenible el gobierno, como para perfilarse para 2027 Para esto necesitan también pensar en pactar alianzas con sectores del AMBA, a donde tienen un anclaje débil. El gran capital -para el caso de tener que reemplazar a Milei- prefiere alternativas de derecha de este tipo para continuar los mismos planes de ajustes y reformas, antes que alguna variante del peronismo, aunque en última instancia, como siempre se vio, terminaría negociando con el peronismo y haciendo sus negocios millonarios, eventualmente aplicando ajustes por vía inflacionaria, como ya hemos visto en los últimos años. Estas debilidades de “Provincias Unidas” en el AMBA no son solo un tema de “armado” político, sino que tiene que ver también con la “hegemonía imposible” de tener un programa que represente al capital financiero, a las grandes patronales del campo, a la minería y al complejo hidrocarburífero, pero que así no puede incluir también a los sectores mercadointernistas no monopolistas y a las grandes concentraciones obreras y populares que quedarían “afuera” de un proyecto de ese tipo. La propia La Libertad Avanza encuentra en este tema la explicación más profunda de su derrota en la provincia de Buenos Aires.
  •  Por otro lado, en la provincia de Buenos Aires, en las elecciones del 7 de septiembre, y en el marco de la tregua total de la CGT y de la política del conjunto del peronismo, que es la de pasivizar todo y conducir el descontento hacia el proceso electoral, Fuerza Patria fue la lista que se benefició del voto castigo como la forma concreta y posible que vieron grandes sectores de masas de golpear al gobierno de Milei. De esos comicios emerge Axel Kicillof como gran ganador de la interna del peronismo del AMBA (habrá que volver a evaluar después de octubre) y como presidenciable hacia 2027. De cara a octubre el peronismo juega el juego de la polarización contra el gobierno de Milei, intentando concentrar otra vez la mayor parte del voto opositor pero, como veremos, no se trata de ninguna salida favorable a las grandes mayorías.
  •  El peronismo, que, sobre todo en el AMBA, venía sumido en una crisis de conducción e internas tras el fracaso del gobierno del Frente de Todos, encuentra de momento en la figura del gobernador a un posible presidenciable y, sobre todo, recupera perspectivas, apareciendo un horizonte de volver al gobierno en 2027, que hasta ahora no estaba claro. La moral de la base peronista, así como de todos los opositores a Milei, ha subido cualitativamente en las últimas semanas a la par de la crisis del gobierno. Esto no quiere decir, sin embargo, que su proyecto enamore (hubo mucho voto castigo y de hecho todavía no hay ningún “proyecto” ni programa claro) ni que sus crisis e internas se hayan cerrado, como lo demostraron algunas declaraciones de los días posteriores a la elección, y teniendo en cuenta que CFK continúa siendo una figura muy relevante y perseguida que conserva peso político dentro del peronismo y con la cual tienen que negociar. Pero sí hay una realidad que es que el peronismo salió como ganador del 7 de septiembre y que grandes sectores de masas ven en el voto a este espacio la forma de enfrentar a Milei.
  •  Kicillof, con un discurso moderado, busca proyectarse más allá de la PBA, pensando en las próximas elecciones presidenciales. En los días posteriores a la elección, desde distintas entrevistas en Clarín y en LN+ (todo un gesto) buscó mostrarse como un dirigente responsable, moderado ante el establishment, que busca que Milei “cambie” (es decir, sostenerlo hasta 2027) y planteando que una ruptura con el FMI sería “infantil” (en una nueva versión de la línea de renegociar de Martín Guzmán, que después terminó aplicando Massa y que llevó al fracaso del Frente de Todos, también por su sumisión y cobardía ante los grandes dueños del país). El peronismo de la moderación lleva también como candidatos hacia las elecciones del 26 de octubre a muchos funcionarios y personal político que ya estuvieron en el gobierno de Alberto Fernández. A la inversa de “Provincias Unidas”, el peronismo del AMBA tiene además el desafío casi imposible de construir un proyecto que unifique con varios de los sectores burgueses del interior del país. Una cosa es el discurso moderado, otra muy distinta lograrlo en la práctica.
  •  Como mencionamos más arriba, todos los sectores de las clases dominantes buscan sostener a Milei y dejarlo hacer el “trabajo sucio” para después asumir el gobierno en mejores condiciones. En el caso de Axel Kicillof, no es casualidad, en este sentido, que la burocracia sindical sea su aliada para estos planes. El abrazo del gobernador con Héctor Daer en los festejos del 7 de septiembre fue elocuente. Se trata de la misma burocracia sindical que está en la tregua total y absoluta con Javier Milei y que, a través de Gerardo Martínez, viene participando del Consejo de Mayo en el cual se negocian la reforma laboral y otros planes antiobreros. Son los mismos sectores que se proponen dejar a Milei avanzar con sus planes hasta un próximo cambio de gobierno.
  •  Sin embargo, la contradicción que tiene la política del “hay 2027”, emulando la de “hay 2019” con la cual el peronismo trabajó para evitar la derrota de los planes de Macri y el FMI y allanar el camino hacia la presidencia de Alberto Fernández-Cristina Kirchner, es el carácter agudísimo de la crisis, que hace que pensar para dentro de dos años sea un panorama completamente incierto. Como mencionamos más arriba, durante estos dos años hubo una considerable lucha de clases, aunque no a la altura de derrotar los planes del gran poder económico. Las perspectivas de devaluación, crisis de deuda y más ajustes abren a la posibilidad de que la crisis tenga una dinámica propia que tome caminos que vayan más allá de la voluntad de todos los actores y, sobre todo, de que con la mayor debilidad del gobierno y mejor moral de las masas, haya brechas para que la lucha de clases irrumpa en la escena para derrotar los planes de Milei, el FMI y los grandes empresarios. Esta perspectiva puede llegar a arruinar los planes de esperar a 2027, si las masas deciden tomar la lucha en sus manos y evitar ese camino ruinoso, que implicaría que La Libertad Avanza siga entregando el país, empobreciendo, flexibilizando y aumentando la desocupación.

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    Un programa para que la crisis no la pague el pueblo trabajador

    En esta coyuntura dramática, desde el PTS en el Frente de Izquierda levantamos un programa que señala la única forma realista de que la crisis no la termine pagando el pueblo trabajador.

    Las próximas elección de octubre, que serán en el marco de una crisis muy aguda, las utilizaremos también como tribuna para alentar la lucha de clases para derrotar los planes de Milei, el FMI y los grandes empresarios, así como para denunciar a sus cómplices, y para dirigirnos hacia millones con un planteo programático para que la crisis la paguen los capitalistas. Cada voto para el Frente de Izquierda ayudará a la conquista de nuevas bancas, que estarán puestas en esta perspectiva de lucha.

    Lo mismo hemos hecho en las elecciones de septiembre en la provincia de Buenos Aires. Allí fuimos a dar la pelea en una elección difícil, sin acceso a espacios gratuitos en medios de comunicación, en una elección dividida en ocho secciones y con mucho peso de los intendentes. En ese marco difícil, con Nicolás del Caño y Romina del Plá como principales candidatos, dimos la pelea con la fuerza de los de abajo, logrando defender las dos bancas del Frente de Izquierda en la Tercera Sección Electoral y ser tercera fuerza en el conurbano, con buenos resultados en distritos como La Matanza con casi un 8 % de los votos (quedando cerca de entrar al concejo), aunque no alcanzó para renovar los concejales que habíamos obtenido en 2021 (Matanza, Merlo, JC Paz y Moreno. Pero fue una gran pelea en el marco de plantear una salida a la crisis y preparar la batalla de octubre y la intervención en una crisis que se agudiza.

    Como mencionamos, todo el régimen político se propone sostener a Milei hasta el 2027 para que haga el “trabajo sucio” y siga adelante con su plan: reforma laboral, jubilatoria, ajuste fiscal en educación, salud y obras públicas, privatizaciones.

    Las principales fuerzas políticas para sostenerlo son el peronismo y los gobernadores de “Provincias Unidas” (Llaryora de Córdoba, Pullaro de Santa Fe, Sadir de Jujuy, Vidal de Santa Cruz, Torres de Chubut, Valdés de Corrientes).

    Hay que derrotar a Milei ya, si no la crisis impondrá una nueva devaluación, con salto inflacionario y recesivo. La CGT y todas las direcciones sindicales y estudiantiles son cómplices porque apuestan al recambio “institucional”, dejando pasar los ataques.

    Contra esa perspectiva, planteamos: paro nacional activo y plan de lucha que culmine en una huelga general política hasta derrotar los planes de Milei, el FMI y los grandes empresarios e imponer las demandas del pueblo trabajador.

    Organizarse ya en los lugares de trabajo y estudio para imponer un cambio de rumbo en los sindicatos y centros de estudiantes. Asambleas para decidir y asumir el control. Fuera las burocracias que son cómplices de los ajustes y ataques patronales. Asambleas barriales. Coordinación de todos los sectores en lucha.

    Es urgente debatir un programa de medidas que ataquen el poder de los capitalistas que siempre preservan sus privilegios en la crisis.

    Salarios y jubilaciones que recuperen todo lo perdido por inflación en los últimos años.

    Que nadie gane menos que la canasta familiar.

    No permitamos que los grandes empresarios sigan fugando capitales luego de haberse enriquecido con la especulación. Desconocimiento soberano de la deuda. Nacionalización de los bancos para crear un sistema estatal único bajo control de los trabajadores. Monopolio estatal del comercio exterior. Impuestos progresivos a las grandes fortunas y a las ganancias de las grandes empresas.

    Junto a estas medidas es imperioso impulsar la unidad con todos los pueblos del mundo sometidos al capital financiero y al FMI

    El gobierno de Milei y Villarruel no va más. Asamblea Constituyente para refundar el país y cortar las cadenas de sometimiento. Basta de régimen de vetos y de compra de diputados y senadores. Establecer una cámara única, con diputados revocables por sus electores y que ganen el salario medio de una maestra. Esa cámara única debe asumir las tareas ejecutivas con funcionarios que ganen también esos niveles salariales. Terminar en serio con la casta. Jueces electos por sufragio universal y juicios por jurados.

    Por último, junto a la pelea por recuperar los sindicatos y centros de estudiantes para la lucha, apostamos con fuerza al surgimiento de nuevos fenómenos de autoorganización democrática desde abajo y a la coordinación, y planteamos hacia las organizaciones de trabajadores la necesidad de construir un gran Partido de Trabajadores, una gran fuerza política de la clase trabajadora, con un programa para que la crisis la paguen los grandes empresarios y por un gobierno de las y los trabajadores. A las organizaciones del FITU las invitamos a dar juntos esta batalla para trascender las fronteras de la izquierda y defender el programa del FITU que plantea las demandas y objetivos estratégicos que estamos planteando.

    Este programa lo llevaremos a toda instancia de debate en las organizaciones de la clase trabajadora, el movimiento estudiantil, las organizaciones de jubiladxs, ambientalistas, barriales, etc. Y a su vez, utilizaremos la tribuna de la campaña electoral de octubre, tanto en los brevísimos espacios de radio y TV como en las pocas entrevistas y en los materiales de difusión, para levantar esta perspectiva.


    [1] León Trotsky definió en el siguiente artículo el concepto de “situación revolucionaria”. Una prerrevolucionaria va en el mismo sentido, pero con estos elementos en un estadio de desarrollo algo menor.

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    Fernando Scolnik

    Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo – UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.

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