A las afueras de Oviedo, casi escondido entre bloques de hormigón, un gran complejo educativo guarda en su interior una parte importante del futuro de la región. Poco antes del mediodía, el bullicio se concentra en la entrada: miles de jóvenes esperan impacientes la señal para entrar.
Cuando el reloj marca las doce, los grupos se dispersan y cada uno se dirige a su módulo. Junto al edificio principal, varios bloques más pequeños acogen los talleres de los distintos ciclos de Formación Profesional. Se trata del Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) de Cerdeño, uno de los más grandes de Asturias, con 1.300 alumnos y 18 titulaciones de grado medio y superior.
«Es una formación mucho más ágil, que se completa en dos años, enfocada en la práctica y con una tasa de empleabilidad altísima», comenta su director, Jorge Luis Saucedo. Estas ventajas explican que, en los últimos años, el número de matriculados en FP supere ya al de universitarios en la región.
La FP, sin embargo, cumple hoy en día una doble función. Por un lado, abre la puerta a la Universidad a quienes no alcanzan la nota necesaria en las pruebas de acceso; por otro, prepara a jóvenes con un perfil altamente demandado en el mercado laboral.
Andrea González y Lucía García. / Irma Collín
En el aula de segundo curso de Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear, el equilibrio es claro: la mitad de los alumnos piensa en continuar en la Universidad, la otra mitad en incorporarse al trabajo. Marina Orodéa es uno de esos ejemplos. Siempre quiso estudiar Enfermería, pero la nota no le dio. «Me parece una buena opción, no solo porque me ayude a conseguir nota, sino porque estoy aprendiendo mucho en el ámbito sanitario y eso me servirá tanto en el trabajo como en la carrera», explica.
A su lado, Aramar Martínez confirma la otra cara de la moneda. Tras el Bachillerato tuvo claro que haría un ciclo superior. «Siempre me llamaron la atención los hospitales, pero me enamoré de esto cuando hice las prácticas», recuerda. La suya fue la primera promociones en experimentar la nueva Ley de FP, aplicada desde el curso pasado. Un «piloto» que, según docentes y alumnos, ha servido para abrir los ojos a muchos jóvenes sobre la amplitud de salidas profesionales que ofrece la Formación Profesional en Asturias.
«Entramos de lleno en el mundo de los hospitales y a mí, que quiero continuar con los estudios de medicina me ayudó mucho a entender todos los niveles sanitarios», comenta Lucía García, otra de las alumnas que utilizan el ciclo de FP como puente.
Jorge Luis Saucedo. / Irma Collín
No obstante, los datos son claros. El ciclo de Electromedicina Clínica deja un porcentaje de empleabilidad superior al 95 por ciento de los graduados en el CIFP de Cerdeño, todo ellos en algún centro sanitario de la región.
«Este año nos están llamando empresas con las que ya colaboramos el curso pasado para pedirnos que repitan los mismos alumnos», celebra Raquel Rodríguez, profesora del centro.
Una de las alumnas que repetirá, en su caso, en el HUCA, será Alba Dacosta. Su módulo está enfocado al mantenimiento de todos los equipos eléctricos del complejo hospitalario. «El año pasado lo que hicimos en las prácticas fue una toma de contacto, observar mucho e ir cogiendo el relevo poco a poco», expone Dacosta.
Otra de las peculiaridades de este nuevos curso 2025-2026, es la idea de que, al estar los cursos bajo el paraguas de la nueva ley de FP, aún quedan algunos alumnos (los repetidores) rigiéndose por la ley antigua. Estos casos residuales, permanecerán en el centro hasta diciembre haciendo las prácticas (sus primeras y únicas practicas) y el Proyecto Fin de Ciclo. Es el caso de Danisladys Mulet, que empezó la carrera de psicología pero se acabó cambiando a FP. «Es más rápido y la inserción laboral es mucho mayor. Necesitaba trabajar», confiesa la joven.
El caso del Cerdeño es un reflejo de un fenómeno creciente: cada vez más jóvenes eligen la FP como trampolín hacia la Universidad o como vía directa de inserción laboral. Una alternativa que, lejos de ser secundaria, se consolida como pieza clave para el futuro económico y social de la región.
Educación busca profesores para cubrir las plazas aún vacantes
La desventaja competitiva del ámbito educativo frente a la empresa privada en algunas especialidades como ingeniería o tecnología, acarrea la escasez de profesores en algunos clicos de formación profesional. Algo que adelantó LA NUEVA ESPAÑA y que ayer fue confirmado por la consejera de Educación, Eva Ledo. «Estas especialidades en las que hemos detectado que hay escasez de profesorado, las hemos convocado ya para poder crear una nueva bolsa».
Pese a haber tenido un proceso de oposición hace apenas tres meses, resulta difícil cubrir esas plazas, de ahí que el Principado haya optado por sacar nuevas bolsas de interinos. «Vamos con toda la celeridad posible en dotar de nuevo profesorado en estas especialidades», matizó ayer Ledo. Algo que ocurre todos los años y en todas las comunidades. La titular de Educación, aprovechó, además, para animar a los profesionales a inscribirse para «poder hacer aumentar esas listas y, por lo tanto, dar una mejor respuesta educativa en los centros en donde tenemos estas especialidades».
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