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Collboni no es el único: los precedentes de prohibiciones de Israel a la entrada de políticos en el país

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, se ha quedado este viernes en tierra ante la prohibición de Israel de dejarle entrar en el país. La decisión del ayuntamiento de la capital catalana de romper los lazos institucionales con Israel y suspender su acuerdo de amistad con Tel Aviv-Yaffa el pasado mayo parece haber tenido consecuencias. Sin embargo, Collboni no es el primer político al que las autoridades israelíes le niegan la entrada. Desde el inicio de la guerra contra Gaza, que ha pulverizado más de 62.100 vidas palestinas, el criticismo contra Israel ha crecido y, con él, las prohibiciones de entrada a aquellos que simpatizan con el pueblo palestino y se oponen a las acciones israelíes en sus territorios.

La ruptura de los lazos institucionales de Barcelona el pasado mes de mayo se dio condicionada «hasta que se restablezca el respeto al derecho internacional y se respeten los derechos fundamentales de los palestinos». Una crítica parecida hicieron las diputadas británicas que, hace unos meses, se vieron en la misma situación que Collboni, igual que le pasó a una eurodiputada francesa a principios de año. También le ocurrió la semana pasada a un sacerdote italiano que había escrito un libro denunciando el genocidio de Gaza. Incluso, las autoridades israelíes prohibieron a los ministros de Jordania, Egipto, Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes Unidos visitar la Cisjordania ocupada el pasado mes de mayo.

Parlamentarias británicas y eurodiputadas

A diferencia de Collboni, a quien se le ha prohibido el viaje en origen, a las parlamentarias laboristas Yuan Yang y Abtisam Mohamed les fue denegada la entrada a Israel una vez se encontraban allí. A continuación, fueron deportadas. Un comunicado del Ministerio de Inmigración israelí afirmó que fueron rechazadas por sospecharse que planeaban «documentar las actividades de las fuerzas de seguridad y propagar el odio antiisraelí«. Posteriormente, ambas diputadas denunciaron la decisión de las autoridades israelíes, subrayando que era vital para los parlamentarios poder presenciar la situación sobre el terreno en Palestina.

«Somos dos, de entre decenas de diputados, quienes nos hemos pronunciado en el parlamento en los últimos meses sobre el conflicto israelí-palestino y la importancia de cumplir con el derecho internacional humanitario«, señalaron en una declaración conjunta en X. «Los parlamentarios deben sentirse libres de hablar con sinceridad en la Cámara de los Comunes sin temor a ser atacados», añadieron. Unas semanas antes, las autoridades israelíes bloquearon la entrada de la eurodiputada francesa de origen palestino, Rima Hasán, mientras se encontraba de camino al país desde Bruselas. «Hasán trabaja constantemente para promover el boicot contra Israel, además de numerosas declaraciones públicas tanto en redes sociales como en entrevistas con los medios», señaló la oficina del ministro del Interior israelí, Moshe Arbel, en un comunicado.

Hasán iba a formar parte de una delegación de miembros del Parlamento europeo, que decidió cancelar su viaje a Jerusalén y Ramala tras la prohibición. Además, a la líder de la delegación, la eurodiputada irlandesa Lynn Boylan, también se le negó la entrada, sin dar razones específicas, junto con otros dos miembros del personal de la Unión Europea que acompañaban a los legisladores. Los otros tres parlamentarios que viajaban con Boylan y Hasán lograron entrar en Israel, pero volvieron a Europa inmediatamente por la cancelación de la delegación. En ese momento, el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Sa’ar, se encontraba en Bruselas reuniéndose con los líderes de la UE y sus homólogos europeos.

Ministros de cinco países árabes

Otra de las polémicas prohibiciones de viajar a políticos internacionales por parte de Israel se dio a finales de mayo. Los ministros de Asuntos Exteriores de cinco países árabes tenían previsto visitar la Cisjordania ocupada para reunirse con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, pero Israel bloqueó sus planes. En el encuentro, iban a participar los ministros de Egipto, Jordania, Qatar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Tres de estos países mantienen relaciones diplomáticas con Israel. «La Autoridad Palestina –que hasta el día de hoy se niega a condenar la masacre del 7 de octubre– tenía la intención de organizar una reunión provocadora para discutir la promoción del establecimiento de un Estado palestino; Israel no cooperará con medidas que busquen perjudicarlo a él y a su seguridad», dijo un funcionario israelí entonces.

Además, justo una semana antes, las fuerzas israelíes abrieron fuego contra un convoy diplomático cerca del campo de refugiados de Yenín, al norte de la Cisjordania ocupada, desatando la indignación internacional. En octubre del año pasado, la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau y el eurodiputado Jaume Asens se vieron afectados por un incidente parecido, cuando los soldados israelíes y los colonos ilegales armados les rodearon y empezaron a disparar gases lacrimógenos y bombas sónicas mientras formaban parte de una delegación internacional que quería acompañar a agricultores locales en la recolecta de la aceituna palestina.

Sin embargo, no sólo los políticos se han visto afectados por las prohibiciones de Israel. La semana pasada también negó la entrada y deportó al sacerdote católico italiano Nandino Capovilla, que aterrizó en el aeropuerto Ben Gurion para participar en una «Peregrinación de Justicia» organizada por el movimiento católico por la paz Pax Christi y que ha sido un muy duro crítico de la guerra de Israel en Gaza. A su vez, las autoridades israelíes cada vez aprueban menos visados para trabajadores humanitarios internacionales en su propio territorio y limita los permisos para el personal humanitario que intenta trasladarse a Gaza para hacer su trabajo.

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