Arquitecturas distintas, filosofías opuestas
Apple, con iOS, controla de principio a fin el hardware y el software. El resultado: un sistema cerrado, más difícil de manipular y con revisiones estrictas de las apps que entran a la App Store. Google, en cambio, con Android, ofrece un ecosistema abierto que permite a los fabricantes y usuarios más libertad… y más responsabilidad. Esa apertura de Android ha permitido una innovación increíble, pero también lo ha convertido en blanco frecuente. Según un informe de Nokia Threat Intelligence, más del 85 % de los ataques de malware móvil en 2024 se dirigieron a dispositivos Android.
Si usas o te conectas a redes Wi-Fi públicas, una VPN puede mantenerte en silencio. Las VPN para dispositivos pueden afectar el tráfico digital y generar curiosidad o temor sobre lo que haces. Además, el uso de aplicaciones VPN es relevante para todos los sistemas operativos. En pocas palabras, una VPN VeePN protege tus datos fuera del dispositivo. Ningún sistema operativo puede proteger tus datos cuando los transfieres por internet, pero una VPN sí.
Actualizaciones: el talón de Aquiles de Android
Aquí se marca una gran diferencia. En iOS, las actualizaciones llegan a todos los dispositivos compatibles el mismo día. En Android, la historia es más compleja: cada fabricante decide cuándo (y si) lanza las actualizaciones. Esto significa que un modelo puede quedar vulnerable durante meses. No es un detalle menor. Un parche de seguridad retrasado puede abrir una puerta invisible a un atacante. En cambio, el control centralizado de Apple reduce ese margen de exposición.
Privacidad: más allá del marketing
Apple ha hecho de la privacidad un argumento de venta. Funciones como el App Tracking Transparency obligan a las aplicaciones a pedir permiso antes de rastrear al usuario. Android ha avanzado en esta dirección, sobre todo desde Android 12, con paneles de privacidad y opciones para limitar el acceso de las apps a micrófono o cámara. Sin embargo, la fragmentación del sistema significa que no todos los usuarios pueden acceder a estas mejoras al mismo tiempo.
Malware y phishing: dos amenazas crecientes
El malware en Android puede llegar por vías muy variadas: tiendas de aplicaciones alternativas, descargas directas o incluso mensajes SMS con enlaces falsos. En iOS, la amenaza principal es el phishing, ya que la instalación de software no autorizado es mucho más complicada. El phishing, de hecho, afecta a ambos mundos por igual: un enlace bien disfrazado puede engañar incluso a un usuario experimentado. Aquí no importa tanto el sistema operativo, sino el sentido común y la capacidad de detectar señales sospechosas.
Control del ecosistema de aplicaciones
La App Store tiene una tasa de aprobación exigente y revisiones manuales que reducen la entrada de software malicioso. Google Play, aunque ha reforzado su Play Protect y sistemas automáticos, sigue permitiendo que, ocasionalmente, se cuelen apps fraudulentas antes de ser detectadas. La diferencia es sutil, pero significativa: en iOS, la barrera inicial es más alta; en Android, el usuario tiene más libertad para instalar desde fuera, pero esa misma libertad es un riesgo si no se sabe usar.
¿Qué eligen las empresas?
En entornos corporativos, donde la seguridad en móviles es crítica, muchas compañías optan por iOS, precisamente por su control centralizado y actualizaciones rápidas. Sin embargo, Android ofrece soluciones de gestión empresarial muy avanzadas, y su diversidad de modelos permite adaptarse a presupuestos distintos. Un estudio de IDC reveló que, en 2024, el 59 % de las empresas con políticas de Bring Your Own Device permiten ambos sistemas, pero con protocolos de seguridad más estrictos para Android.
La percepción del usuario
Curiosamente, la percepción de seguridad no siempre coincide con la realidad técnica. Usuarios de iOS suelen sentirse más protegidos, mientras que en Android existe mayor conciencia de riesgo. Esto puede influir en la conducta: la confianza excesiva en iOS puede llevar a bajar la guardia; la precaución en Android, a veces, se traduce en hábitos más seguros.
Conclusión: no hay invulnerables
La disputa iOS vs Android en materia de seguridad no tiene un ganador absoluto. iOS ofrece un ecosistema más cerrado y controlado, reduciendo riesgos, pero limitando la personalización. Android, más abierto y flexible, requiere un usuario proactivo y consciente de las amenazas. En última instancia, la seguridad no depende solo del sistema, sino de quién lo usa. Actualizaciones al día, contraseñas sólidas, cuidado con los enlaces y una pizca de desconfianza digital son, probablemente, la mejor defensa que puedas tener.