InicioSociedadAnchorage niega la bienvenida a Putin: "Es un criminal de guerra"

Anchorage niega la bienvenida a Putin: «Es un criminal de guerra»

Varios centenares de manifestantes en la ciudad de Anchorage (Alaska) se concentraron para rechazar la llegada este viernes de Vladímir Putin, el primer presidente ruso que visita la antigua colonia y que se verá con su homólogo estadounidense, Donald Trump, quien busca regresar de este histórico cara a cara con una vía de paz para Ucrania. «Putin es un criminal de guerra y no le deberíamos estar dando bienvenida a nuestro país y mucho menos a Alaska», señaló a EFE, Rachel Coney, unos de los alrededor de 500 manifestantes que se concentraron en Anchorage, la ciudad más grande del estado de Alaska, donde este viernes se verán en una cumbre inédita Trump y Putin.

Con un mar de banderas de Ucrania, girasoles y carteles con lemas como «no queremos criminales de guerra en Alaska, ni felones en la Casa Blanca», vecinos de Anchorage mostraron su rechazo a la visita del mandatario ruso en un ambiente festivo. Se espera que este viernes, las protestas vuelvan a celebrarse con la llegada de Putin.

Putin, llegó esta mañana a Magadán, a 6.000 kilómetros al este de Moscú, donde visitará un monumento dedicado a la amistad entre la URSS y EEUU, de camino a Alaska, donde se reunirá con Trump. «Es una ciudad importante. Putin ha estado allí en numerosas ocasiones como primer ministro», declaró a la prensa local el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, sobre la visita del jefe de Estado a Magadán. Putin tiene allí planeado visitar el monumento a los héroes de ALSIBA (ruta Alaska-Siberia), dedicado a los pilotos soviéticos y estadounidenses por la cooperación entre ambos países durante la Segunda Guerra Mundial, cuando EEUU suministró a la URSS con aeronaves a través de un acuerdo de préstamo. El monumento se erigió en 2020 con motivo del 75º aniversario del Día de la Victoria.

Mientras Putin prepara en Rusia su visita a Alaska, las movilizaciones se preparan. «Llevamos protestando desde que Trump comenzó a comportarse como un monarca, pero esta es la concentración más grande que hemos visto hasta ahora», señaló Marie Allen Lambert, que coincide con otros que los habitantes de Alaska son muy orgullosos de su tierra y no celebrarán la llegada del presidente ruso, que tiene un orden de arresto de la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra. «Alaska está con Ucrania» rezan algunos carteles en una comunidad que habla de el Estados Unidos continental como «los de más abajo del 48», el paralelo que los divide del resto del país, que los aceptó como estado solo en 1959, en plena Guerra Fría. «Trump no se merece ningún premio Nobel de la Paz. No tiene el interés de los ucranianos en mente y, de hecho, es responsable de muchas muertes de niños, empezando por las muertes de muchos estadounidenses durante la pandemia de covid», señala Coney.

Terrenos vendidos a EEUU en 1867

Esta ciudad de 300.000 habitantes, que vive ahora sus meses de verano más turísticos bajo el largo sol del invierno ártico, recibe esta cumbre ruso-estadounidense con curiosidad, pero en general ajena al devenir de periodistas y aviones oficiales rusos que anteceden a la cumbre. Por primera vez, un presidente ruso pondrá el pie en la que fuera colonia de la Rusia imperial hasta 1867, cuando fue vendida por 7,2 millones de dólares (unos 100 millones de dólares en la actualidad) a Estados Unidos.

El cara a cara entre Putin y Trump se celebrará tras el perímetro de seguridad de la base aérea de Elmendorf-Richardson, uno de los puestos militares más importantes para vigilar y contrarrestar a Rusia en el Ártico. Trump ha rebajado las expectativas de este primer encuentro entre los dos líderes desde 2019, después de reconocer que obtener la paz en Ucrania «era algo más difícil de lo que pensaba», tras prometer antes de llegar a la Casa Blanca en enero que lo lograría en 24 horas.

Siete meses después, Putin sigue bombardeando ciudades ucranianas, provocando el desplazamiento forzado de miles de ucranianos y avanzando lentamente los márgenes de la región del Donbás en el este del país. Trump espera conseguir, al menos, un alto el fuego que abra la puerta a un acuerdo de paz en el que participe el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pese a que algunos en Anchorage no se lo creen. «Trump lleva tiempo haciéndonos creer que está enfadado con Putin, pero es todo un show, sabemos que piensa como él», asevera Lambert, que volverá este viernes a mostrar en la calle su repulsa por la llegada de Putin.

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