Nuestro país es importante en la explotación agrícola, minera, petrolera y gasífera, pero necesita una industria fuerte que dé trabajo de calidad y agregue valor a la producción. Esa es la clave para nuestro desarrollo.
En tiempos de crisis, ajuste y redefinición del rol del Estado, se ha instalado en el centro del debate el federalismo, un concepto tantas veces mencionado como postergado. No el federalismo declamado sino el federalismo real, aquel que reconoce en su justa medida el esfuerzo, el trabajo y el aporte de cada provincia a la construcción de un país equitativo.
Necesitamos una industria nacional fuerte, base para generar trabajo y producción nacional. Políticas como las de liberar las importaciones, liberar todo al libre mercado, no sólo son contraproducentes sino también vamos a contramano de los países desarrollados: liberamos las importaciones acá y el mundo entero protege su industria nacional.
El grueso de lo que produce una provincia, una municipalidad, se lo lleva la Nación, y esto no es nuevo. Pero lo peligroso y lamentablemente novedoso es que quien se lleva el grueso de la recaudación no aporta nada para apoyar y complementar lo que las provincias y los municipios brindan.
A nivel nacional flota una idea persistente: más que destruir el Estado en sí, se busca eliminar el Estado de lo social, el Estado de lo público, de lo común, y eso explica los ataques a la universidad pública, a la salud pública, a las provincias y municipios.
A lo largo de la historia, Córdoba ha sido, sin lugar a dudas, una protagonista de ese federalismo, articulando una economía diversificada; combinando industria, agro, ganadería, tecnología, servicios y conocimiento; contribuyendo de modo significativo al producto bruto interno nacional y la recaudación impositiva.
Quienes toman las decisiones desde el poder central, como no recorren el interior profundo del país, carecen de una visión federal; para ellos sólo existe Córdoba como la generadora de más de U$S 3.500 millones que esquilman de nuestros campos todos los años.
El reclamo de Córdoba no es individual o aislado, sino que se vincula con otras provincias que cuentan con una matriz productiva diversificada, orientada al agregado de valor, al trabajo calificado y a la generación de exportaciones.
Son provincias que sostienen con su aporte gran parte de los ingresos del Estado nacional, pero que no participan en pie de igualdad en la distribución de esos fondos.
No es casualidad que estas provincias muchas veces tengan que financiar con recursos propios importantes obras de infraestructura, otorgar subsidios al transporte o financiar programas sociales que en otras regiones, como el Amba, están cubiertos por el Tesoro nacional.
Por eso entendemos que el abandono de las rutas nacionales, la suspensión de la obra pública nacional, tan necesarias para la producción y la industria nacional, son medidas contraproducentes.
La realidad de los municipios es compleja, en función del aumento de la demanda social y de servicios, el retiro total y absoluto del Estado nacional en el cumplimiento de sus obligaciones básicas en ese sentido y la sustancial merma de los ingresos, vinculada sobre todo a la caída de la actividad económica.
Para que el lector logre dimensionar esta ausencia total, es necesario recorrer las extensas vías férreas que atraviesan la ciudad de Córdoba para darse cuenta de que desde el 10 de diciembre de 2023 el Gobierno nacional incumple con su obligación de mantener los espacios verdes colindantes. Es decir, ya ni si quiera cortan los yuyos que por jurisdicción les toca mantener.
Somos de los que entendemos que este modelo cordobés, iniciado por José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti y continuado por Martín Llaryora y Daniel Passerini, sustenta su gestión de gobierno con la premisa de que sin inversión en obra pública no hay progreso sostenido ni desarrollo para un país, priorizando las obras y servicios para los vecinos como prioridad fundamental y buscando orden y equilibrio fiscal con la gente adentro.
Es necesario actuar con templanza y capacidad de diálogo, para que el reino del revés sólo sea una canción y para erradicar esa idea que a fuerza de intolerancia e irrespetuosidad nos quieren imponer desde el Gobierno nacional: federales para recaudar y unitarios para distribuir.
- Presidente del Bloque de Concejales de la ciudad de Córdoba (Hacemos Unidos)