El Método Kurashi de Marie Kondo: transforma tu hogar y tu vida en un santuario de alegría

El nombre de Marie Kondo se ha convertido en sinónimo de orden y depuración gracias a su mundialmente famoso Método KonMari. Sin embargo, su más reciente propuesta, “El Método Kurashi”, marca una evolución profunda en su filosofía, desplazando el enfoque de la mera organización física a la creación de un estilo de vida intencional y lleno de alegría.

Mientras que el Método KonMari se centraba principalmente en ordenar tus pertenencias por categorías y preguntarte si cada objeto “te provoca alegría” para decidir si conservarlo o descartarlo, el Método Kurashi, derivado del concepto japonés de kurashi (que significa “modo de vida” o “el acto de vivir día a día”), te anima a visualizar tu rutina diaria ideal y a aplicar esa misma pregunta clave, “¿Esto me provoca alegría?”, a tus acciones, mentalidad y relaciones.

Kondo misma ha reconocido que la vida cambia, especialmente con hijos, y que el objetivo final no es tener un hogar “perfectamente ordenado en todo momento”, sino disfrutar el tiempo y llevar una vida feliz y plena.

Este nuevo enfoque se trata de lo que haces, no necesariamente de dónde vives. No necesitas mudarte ni gastar mucho dinero para tener un hogar “chic y encantador”; la clave está en transformar tu estilo de vida tratando tu espacio actual como tu hogar ideal.

El Método Kurashi sirve para transformar tu espacio y elevar tu estilo de vida lleno de alegría. Busca empoderarte para:

• Atraer lo que amas: Tomar decisiones conscientes que mejoren cada aspecto de tu existencia.
• Cultivar la calma: Despejar el desorden tanto físico como mental.
• Abrazar los momentos de alegría y los espacios acogedores que te brindan felicidad.
• Reducir el estrés y mejorar la autoestima, impactando positivamente tu salud emocional y mental. Un entorno ordenado calma la mente y promueve la relajación.
• Mejorar la productividad al eliminar distracciones visuales y optimizar el tiempo.

El método te guía a imaginar tu rutina diaria ideal, desde la mañana hasta la noche, y a infundir alegría en cada parte. Algunas de las áreas clave que aborda son:

• Tu mañana alegre: Despertar con una actitud positiva es crucial. Esto implica acciones simples como abrir una ventana para ventilar, encender incienso, disfrutar de un desayuno nutritivo sin distracciones (incluso se comparte una receta de sopa de miso) y personalizar tu rutina matutina con música o actividades que te alegren. Se sugiere probar nuevos hábitos durante diez días para cultivarlos.
• Tu día alegre: Evalúa cómo pasas tu tiempo, identificando qué actividades te generan alegría y cuáles te agotan.

– Se promueve reorganizar actividades y eliminar aquellas que no aportan valor.

– Para familias, se enfatiza la creación de horarios armoniosos que equilibren el trabajo y la vida personal, e integrar la organización como parte del tiempo de juego de los niños.

– También se busca mantener una vida laboral ordenada, descubrir salidas creativas, y organizar artículos misceláneos (komono) de manera funcional y placentera.

– Se alienta el movimiento y la limpieza como meditación, además de programar pausas para el té.

– Un aspecto fundamental es valorar las relaciones y contribuir a la comunidad, expresando gratitud y reforzando lazos.

• Tu noche alegre: Concéntrate en fomentar la conexión, ya sea con la familia o contigo mismo, desde la cena hasta la hora de dormir. Esto incluye compartir comidas familiares, crear una colección de recetas queridas, experimentar con alimentos fermentados para la salud digestiva, y establecer rituales nocturnos para la relajación y la gratitud.

Aunque el Método KonMari original tenía reglas estrictas (como el orden de las categorías de organización), el Método Kurashi se presenta con un espíritu más flexible. Si bien Marie Kondo anima a seguir su proceso, también enfatiza que la clave es encontrar lo que funciona para ti y te trae alegría, incluso si eso significa adaptar el método.

Algunas personas han encontrado que modificar el orden de las categorías (por ejemplo, empezar con “áreas de apoyo” como el baño o la lavandería en lugar de la ropa) o dividir las categorías grandes en subcategorías más manejables, es más efectivo, especialmente para quienes tienen TDAH o viven con niños pequeños.

La idea de que los objetos tienen “sentimientos” o que hay que vaciar el bolso a diario, si bien pueden profundizar la conexión para algunos, no resuena universalmente y se puede adaptar priorizando la funcionalidad y la practicidad.

En última instancia, el Método Kurashi busca una transformación profunda: no se trata solo de qué guardas, sino de cómo vives y te sientes en tu día a día.

Al infundir intención y alegría en cada momento, es posible cultivar un hogar y una vida que te nutran y te inspiren continuamente.