El piloto británico George Russell (Mercedes) se impuso este domingo en el Gran Premio de Canadá dominando desde la pole hasta una bandera a cuadros con coche de seguridad tras el fiasco de Lando Norris (McLaren), mientras que los españoles Fernando Alonso (Aston Martin) y Carlos Sainz (Williams) terminaron séptimo y décimo.
La décima cita del Mundial supuso la cuarta victoria de Russell en la Fórmula 1, por delante de Max Verstappen (Red Bull), y una sonrojante actuación de McLaren, con sus dos monoplazas envueltos en un accidente a tres vueltas del final cuando Norris quiso adelantar a su compañero y líder del Campeonato Oscar Piastri, cuarto. El otro Mercedes, Kimi Antonelli, completó el podio.
Si según las estadísticas había un 80% de posibilidades de coche de seguridad en el circuito Gilles-Villeneuve, la matemática tuvo razón. Después del juego de las paradas, de los planes, de las estrategias, el tren de cabeza no tuvo cambios, igualado desde una salida limpia y también sin sorpresas. Russell guardó la cabeza, Verstappen no se volvió loco por mucho pique que tenga con el inglés, y Kimi Antonelli sí que ganó una plaza.
Fue Charles Leclerc quien perdió posición y, encima, quien menos entendió las órdenes de paradas de su equipo. Los Ferrari, sexto y séptimo Lewis Hamilton al final, se quedaron una vez más en tierra de nadie. El monegasco, que hizo podio en Barcelona, y el inglés estaban a 20 segundos de los McLaren en el momento del accidente.
Antes, Verstappen fue el primero en parar, pero Russell, también sin ruedas, no dejó inventar al neerlandés. Sin sorpresas en el trazado de Montreal, las distintas pasadas por ‘boxes’, con los neumáticos durando menos de lo esperado, dejaron a los mismos cinco pilotos en un puño a diez vueltas del final; los McLaren, pegados, con vía libre para la pelea por un puesto.
Así, Norris atacó a Piastri pero el australiano se quedó con el lado bueno para la última curva. En la recta, el británico se quiso meter por donde no había sitio y se cargó su monoplaza, con alivio en McLaren de que al menos el líder del Mundial pudo continuar. El británico pidió perdón por radio y el Gran Premio terminó con el coche de seguridad que tanto se había esperado.