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Incógnita hasta el final sobre si Álvaro Pombo acudirá a recoger el Premio Cervantes

Todavía no está claro si Álvaro Pombo acudirá este miércoles a Alcalá de Henares para recoger su Premio Cervantes. Durante todo el día de ayer se sucedieron las declaraciones y teorías respecto a una posible baja del escritor cántabro de la ceremonia de entrega del más alto galardón de las letras en español. Pombo lleva tiempo bastante delicado de salud y ahora con apenas un hilo de voz, dicen quienes lo han visto en los últimos días. Su ausencia ayer de la comida que organizan los Reyes en el Palacio Real en honor del premiado fue sazonada con declaraciones del escritor afirmando, primero, que acudiría a la entrega pero no leería el discurso, después que ni siquiera estaría presente en Alcalá de Henares y, más tarde, según fuentes de su entorno consultadas por la agencia EFE, que se encontraba algo mejor y haría todo lo posible por asistir.

Si finalmente todo sale bien, la directora general del libro, María José Gálvez, lo recogerá en su casa sobre las 10 de la mañana para dirigirse con él a la ciudad complutense, donde la entrega del premio tendrá lugar en torno al mediodía. Lo que sí parece claro a estas alturas es que su discurso lo leerá su colaborador y especialista en su obra Mario Crespo.

La ceremonia solemne, que se celebra como cada año en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá, será presidida, como siempre, por los Reyes. No estará en esta ocasión el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que a la hora que se entrega el premio tiene una reunión telemática con el presidente de Brasil, Lula da Silva, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y otros líderes internacionales. En representación del Gobierno acudirá el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que será el encargado de leer uno de los discursos, como también lo harán el rey Felipe VI y el premiado o la persona que este elija para hacerlo, en este caso Crespo.

«Extraordinaria personalidad creadora»

A Pombo lo ha reconocido un jurado presidido por Luis Mateo Díez, anterior ganador del premio y quien también fue el promotor, junto a Luis María Ansón y el difunto Paco Rico, de que el escritor santanderino ingresara en la Real Academia de las Letras en 2004, donde hoy sigue ocupando el sillón j (minúscula). Con el Cervantes, ese jurado ha querido reconocer en el autor de títulos como Contra natura o Santander 1936 “su extraordinaria personalidad creadora, su lírica singular y su original narración. A su notabilísimo nivel como poeta y ensayista, se une el ser uno de los grandes novelistas de nuestra lengua que indaga en la condición humana desde las perspectivas afectivas de unos sentimientos profundos y contradictorios”, como se podía leer en el acta que se hizo pública el pasado mes de noviembre, cuando se conoció al nuevo ganador.

Lo de los premios no es una cosa nueva para Álvaro Pombo, que antes del Cervantes ya acumulaba un currículum poderoso en el que los principales reconocimientos de las letras españolas se van sucediendo a lo largo de su carrera. No faltan en sus estanterías el Planeta, el mejor dotado del mundo, con el que se hizo en 2006 por La fortuna de Matilda Turpin, el Nadal que se llevó con El temblor del héroe (2012), el de la Crítica por El metro de platino iridiado (1990) o el Herralde por El héroe de las mansardas de Mansard (1983), entre otros.

Poseedor de un humor célebre y de una afilada ironía, como a menudo deja ver en su literatura y también en sus discursos, han sido conocidos los comentarios jocosos que sobre su propio estado de salud ha hecho el escritor en los últimos meses. Su cambio de opinión respecto a su asistencia al premio, en el que ya se había asumido que causaría baja, se produjo en la tarde de ayer después de una reunión en su casa a la que asistieron Crespo, su asistente personal Ignacio Laguna y su amigo desde la infancia y filósofo José Antonio Marina. «Su situación es de gran fragilidad y a esta hora el plan es que vaya», dijo a EFE el que será encargado de leer su discurso. De cara a una ceremonia que estará también marcada por el luto oficial que rige durante tres días en España por la muerte del Papa Francisco, Crespo comentó también que han elegido una corbata negra para complementar al chaqué que lucirá el premiado.

Precisamente de eso, de la fragilidad de salud o de ánimo, pero en este caso en el propio Miguel de Cervantes, es de lo que tratará su discurso de recepción del premio. Decía Pombo hace unos días que “Cervantes fue, como dijo inmortalmente Ortega y Gasset en su libro juvenil sobre Cervantes, ‘un hombre oscuro y profundo’; nos hizo sonreír a todos y su prosa es resplandeciente y, sin embargo, su obra se va entenebreciendo a medida que pasan los años”. Y citaba las palabras que Sancho Panza pronuncia ante el lecho de muerte de Don Quijote: “No se muera vuesa merced señor mío, sino siga mi consejo y viva muchos años, que ninguna locura mayor puede cometer un hombre que dejarse morir sin más ni más sin que ninguna enfermedad le acabe ni otras manos le maten que las de la melancolía”.

Con el premio ya en sus manos, al escritor le correspondería, como es tradición, inaugurar a las 18:00h en el Círculo de Bellas Artes la lectura continuada del Quijote que se lleva a cabo cada año para celebrar el Día del libro, y que se extenderá hasta el viernes a mediodía. Dado su estado de salud, parece también improbable que pueda acudir físicamente a esta cita, a la que ayer dijo que no faltaría pero de forma telemática.

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