San Luis. Los viejos «Campeonatos Metropolitanos» llevaban a los grandes equipos de Buenos Aires a las canchas más desconocidas del interior del país cuyos equipos se nutrían de jugadores aficionados, obreros de fábricas, bancarios, empleados estatales, entre otros.
En la década de los setenta, Boca Juniors viajaba por todo el país y las grandes metrópolis de Latinoamérica como una de las potencias del fútbol mundial. Es así que en enero de 1978 llegó a San Luis para jugar un amistoso en la cancha de Estudiantes de San Luis con Juventud Unida de esa provincia. El partido había concentrado la atención de los aficionados y el lugar era un hervidero de simpatizantes.
Cuando el partido promediaba el primer tiempo, un pelotazo largo del equipo de San Luis, encontró a su delantero Alberto Arroyuelo con pelota dominada y con todas posibilidades de abrir el marcador.
«El partido era amistoso. La jugada fue muy desgraciada ya que tras el pelotazo, entro en cortada al área con la pelota totalmente dominada y listo para hacer el gol. En la diagonal, apunto a tirarle la pelota por debajo del cuerpo y en ese momento Gatti, que por ese entonces era uno de los mejores arqueros del mundo, se tira sobre la pelota y pega con su cabeza en mi rodilla y queda desvanecido. Él venía de un gran susto que había tenido con un jugador de independiente (Daniel Astegiano- 11 de abril de 1976). Siguió jugando; abandonaba el arco para cobrarse revancha, hasta que el técnico lo tuvo que sacar”, destacó Arroyuelo a EL DIARIO.
El otro incidente
El 11 de abril de 1976, por el Campeonato Metropolitano del mismo año, Boca se enfrentó con Independiente por la fecha 11 (fue 1-1). En ese entonces, Hugo Orlando Gatti atravesaba un gran momento en su carrera y buscaba sostenerse en la Selección ante la aparición de Ubaldo Fillol, quien pedía pista en la Argentina a fuerza de buenas actuaciones (finalmente, el Loco pegó el portazo en el seleccionado nacional en desacuerdo con el DT, César Menotti, quien había resuelto alternarlos en el arco). Pero claro, el destino le tenía preparada una sorpresa para nada grata al arquero de Boca: en el mencionado encuentro y producto de un violento choque con Daniel Astegiano a los 10 minutos de juego (el árbitro no cobró infracción ni expulsó al hombre del Rojo), Gatti sufrió la triple fractura de su mandíbula.
Tendido en el césped, a Hugo Orlando se le comenzó a llenar la boca de sangre y el nerviosismo se adueñó de todos los presentes; aún pese a la rápida atención médica del doctor Raúl Gioiosa, quien fue uno de los primeros en socorrer al arquero xeneize.