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El Gobierno tomó aire con el dólar pero sufre por la inflación de abril

Pasaron apenas tres días hábiles desde aquel «lejano» viernes 11 de abril, día bisagra para el Gobierno de Javier Milei ya que fue la jornada en la que se dio a conocer la llegada de un nuevo préstamo (el trigésimo en los últimos 70 años) que recibirá la Argentina por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) por algo así como 20 mil millones de dólares, que en principio estarían destinados a sostener las reservas del Banco Central (BCRA) y, de paso, cubrir vencimientos de deudas que el país tiene con… el propio FMI.

Entre fines de semana y feriados por Pascuas apenas tres días laborales pasaron desde entonces y las primeras conclusiones que se sacaron, si bien son preliminares, le dieron cierto alivio al Gobierno.

Principalmente en cuánto al valor del dólar en la ya famosa “franja de flotación” en la que comenzó a moverse su cotización, en respuesta a una de las tantas exigencias que planteó el organismo multilateral de crédito para convalidar el envío de divisas.

Incluso, la histórica salida del “cepo cambiario” para personas físicas luego de más de cinco años desde su última instalación por parte de Mauricio Macri, no significó, al menos por ahora, ninguna estampida: entre lunes y miércoles se vendieron algo así como mil millones de dólares (la cifra oficial la dará el BCRA en unos días) y la cotización finalizó la “semana corta” en $1135 por unidad, por debajo de los $1250 con la que arrancó en el Banco Nación y lejos del techo prefijado en $1400. Eso sí, hubo una gran cantidad de apertura de cuentas corrientes en dólares, incluso de gente que hasta la semana que pasó ni siquiera estaba bancarizada.

Algunos operadores de la city cordobesa describieron que “hubo mayor demanda de compra-venta de dólares, pero no se observó que los clientes hayan salido masivamente a comprarlos”.

Una de las razones de la baja de la cotización del miércoles tuvo que ver con un fuerte incremento en la liquidación de los agroexportadores. De hecho, esa es una de las dudas a futuro en el nuevo régimen cambiario reinante en la Argentina: ¿qué pasará cuando el campo no liquide?

Por lo pronto, el propio Javier Milei anticipó (habrá que ver si luego lo cumple) que el BCRA sólo intervendrá comprando divisas en caso de que el valor se aproxime al piso de la banda, fijado en $1000 por unidad.

¿Y el blue? En un mercado que habrá que ver cómo se sostiene, casi no tuvo movimientos a partir de la posibilidad que tienen los interesados de comprar el billete verde directamente en las sucursales bancarias, ya sea por home banking (el monto que deseen) o en forma personal (100 dólares por operación).

Formadores de precios

Aquel viernes 11 de abril la noticia del acuerdo con el FMI no fue la única que sacudió el mercado. El Indec dio a conocer el Indice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo, que con un fuerte aumento respecto del de febrero alcanzó el 3,7%.

Para peor, junto con el nuevo régimen cambiario llegaron las noticias de los clásicos “aumentos por las dudas” que algunos fabricantes –de diversos rubros- les hicieron llegar a sus clientes. Siempre entre el 7% y el 10% para “cubrirse”, sectores como informática y textiles denunciaron que, aún con la cotización del dólar “contenida y sin dispararse”, los aumentos llegaron igual.

Si esa tendencia se mantiene durante el presente mes, y se suma a la tendencia al alza que mostró el rubro Alimentos y Bebidas en la Canasta Básica de marzo, la inflación de abril seguirá siendo un dolor de cabeza para el Gobierno y se ubicaría próxima al 4% tal como lo anticipan consultoras como EcoGo, Equilibra y LCG.

En plenos feriados de Semana Santa surgió una nueva disputa por los precios, ya que el Gobierno, que se autodefine libertario y no intervencionista en el mercado, le “pidió” a los propietarios de supermercados que no acepten ni convaliden las subas de precios por parte de empresas formadoras de precios como Unilever, Molinos, Molino Cañuelas, Aceitera General Deheza y Softys.

Incluso, el propio ministro de Economía, Luis Caputo, celebró en su cuenta de X la decisión de Molinos de dejar sin efecto una suba de entre el 9% y el 12% que había implementado en sus productos.

«Molinos retrotrajo toda la suba de precios. Buena reacción. Y sobre todo, gran gestión de los supermercados, cuidando a sus clientes» sentenció el mismo funcionario que días atrás aceptó y puso en marcha una nueva devaluación del peso, en este caso del 8%, para sellar la llegada de otro préstamo del FMI, convirtiendo así a la Argentina en el país que, por lejos, más veces se aferró al salvavidas de plomo que le facilita el organismo de crédito a quienes están a punto de ahogarse.

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