La semana cerró con otra foto preocupante para los mercados argentinos. El derrumbe de bonos, acciones y paridades soberanas en dólares volvió a teñir de rojo las pantallas. En paralelo, el último informe de la consultora 1816 puso números concretos a la fragilidad del frente externo, en donde, el Banco Central apenas dispone de u$s6.418 millones de reservas netas, un monto muy por debajo de las necesidades de corto y mediano plazo.
En la City la conclusión es contundente, la única manera de revertir el clima de pánico es dejar que el dólar flote y aprovechar cada respiro para acumular divisas.
Dólar bajo presión: cuántas reservas le quedan al Banco Central
De acuerdo con 1816, al 15 de septiembre las reservas brutas ascendían a u$s39.848 millones, pero la composición esconde «otra verdad». En efectivo líquido, es decir dólares disponibles, quedan u$s19.109 millones. El resto se compone de u$s13.379 millones en yuanes correspondientes al swap con China, u$s7.320 millones en oro y apenas u$s41 millones en Derechos Especiales de Giro.
Al mismo tiempo, el BCRA acumula pasivos en moneda extranjera por u$s33.430 millones, dentro de los cuales se destacan el swap con China por u$s18.262 millones, los encajes de depósitos en dólares por u$s12.965 millones, préstamos de organismos internacionales por u$s109 millones y un repo con SEDESA por u$s2.094 millones.
La resta de estos compromisos explica por qué las reservas netas son mínimas.
Vencimientos pesados en la era Javier Milei
El informe también desagrega los pagos en dólares que enfrentará el Tesoro y el Central durante la actual administración. Desde lo que resta de 2025 hasta fines de 2027, los compromisos suman u$s43.600 millones.
Allí figuran amortizaciones con bonistas privados por u$s15.600 millones, con el FMI por u$s 9.500 millones, con el Club de París por u$s 800 millones, además de pagos a otros organismos por u$s9.400 millones, los Bopreales por u$s 4.800 millones y los repos con bancos por u$s 3.500 millones.
En un escenario más restrictivo, sin rollover de los organismos internacionales distintos del Fondo y el Club de París, los vencimientos efectivos serían de u$s34.200 millones, muy elevados en relación a la capacidad de pago de la economía argentina.
El dólar y las bandas en tensión
Los gráficos del informe de 1816 muestran la evolución del dólar oficial y el contado con liquidación dentro de las bandas cambiarias. El sistema, implementado por el Gobierno para anclar expectativas, habilita un ajuste del 1% mensual en el techo -y en el piso-.
Sin embargo, en las últimas ruedas el mayorista superó esa frontera, forzando ventas del Central por primera vez desde el fin del cepo.
El riesgo que detecta la City es evidente. Sostener artificialmente el techo requiere usar dólares que deberían reservarse para afrontar vencimientos de deuda. Y la capacidad de fuego es limitada, porque las reservas netas apenas superan los u$s 6.000 millones.
Compras en base a un dólar alto y cepo importador
1816 explica que la acumulación de reservas en los primeros meses de la gestión Milei se apoyó en un esquema de dólar alto en términos reales, combinado con un fuerte cepo importador. Esa combinación permitió que el BCRA sumara divisas y contuviera la demanda en el mercado oficial.
Además, el blanqueo de capitales dio impulso al carry trade, con tasas en pesos que superaron al crawling peg.
No obstante, la misma consultora advierte que este esquema se está agotando. La presión electoral, la caída de la confianza y la aceleración de la inflación mayorista configuran un cóctel que amenaza con dinamitar el equilibrio.
El espejo de Chile y la acumulación de reservas
El informe hace referencia al programa del Banco Central de Chile, que en 2024 inició un plan de acumulación de reservas internacionales.
1816 destaca que Argentina necesita replicar esa estrategia, pero con un esquema cambiario creíble que le permita comprar dólares sin disparar la brecha ni comprometer la estabilidad de precios.
Otro punto que detalla el trabajo es el stock de títulos públicos en manos de los bancos como porcentaje de los depósitos en pesos. La serie muestra que ese ratio supera ampliamente el 80%, reflejando la dependencia del sistema financiero de la deuda del Tesoro y del BCRA.
1816 también incorpora un cuadro con rendimientos de bonos soberanos de países comparables. Mientras la deuda argentina a 2030 (AL30) rinde más del 28%, papeles de El Salvador, Angola, Egipto, Nigeria o Pakistán se ubican en tasas de entre 11% y 15%.
Esa comparación deja en evidencia que Argentina se descuelga incluso de los emergentes de mayor riesgo.
La brecha cambiaria como termómetro
La consultora grafica la relación entre las reservas netas y la brecha del CCL. A medida que los dólares disponibles se agotan, la diferencia entre el oficial y los financieros se amplía.
Es un círculo vicioso que, en ausencia de señales, alimenta la dolarización de carteras y retroalimenta la caída de bonos y acciones.
Los números del mercado confirman lo que anticipa el informe. Las letras en pesos sufrieron bajas de hasta 9% en una jornada, con tasas internas de retorno que superan el 70% anual.
Los bonos CER tuvieron caídas de hasta 8%, con paridades en niveles de default implícito.
Los Bopreales retrocedieron entre 3% y 10%, con rendimientos cercanos al 20%. Y los bonos soberanos hard dollar sufrieron desplomes de hasta 12%, llevando la TIR del AL30D al 30%.
En renta variable la situación no fue distinta. El Merval cayó en bloque con pérdidas de dos dígitos en papeles como BYMA, METR y ALUA.
Los bancos extendieron la sangría con retrocesos que ya acumulan más del 40% en el año.
Qué debe hacer Javier Milei para cambiar la tendencia
El informe de 1816 coincide con la lectura política de la City. El Gobierno de Javier Milei atraviesa una etapa en la que los resultados económicos dependen casi por completo de la confianza.
A 25 ruedas de las elecciones legislativas de medio término, la falta de reservas se combina con la presión sobre el dólar y la caída del mercado de deuda.
Sin un cambio de estrategia cambiaria, la dinámica será cada vez más difícil de controlar.
Y es que la foto que deja esta semana parece ser lapidaria. El Banco Central tiene apenas seis mil millones de dólares netos, frente a vencimientos que superan los cuarenta mil millones en los próximos dos años y medio.
El mercado castigó con fuerza a todos los activos argentinos, desde bonos hasta acciones, reflejando la pérdida de confianza.
La única manera de cortar con el rojo en las pantallas es permitir que el dólar flote, reducir la presión de intervenir y aprovechar cada ventana para comprar reservas. Sin reservas no hay estabilización posible, y sin confianza el ajuste fiscal pierde sentido.
El dilema para Milei parece resumirse a: dejar flotar y acumular, o seguir viendo cómo el rojo domina cada jornada de la plaza financiera.