La tarde del viernes quedó impregnada de espiritualidad capuchina cuando la imagen de la Divina Pastora emprendió su caminar hacia la Catedral de Córdoba. Lo hizo desprendida de adornos superfluos, en un gesto de sobriedad que evocaba el sueño fundacional de fray Isidoro de Sevilla.
Vestida con una saya color jacinto y un manto azul que resaltaban su sencillez, la Virgen se presentó como verdadera pastora. Un tocado de gasa en tonos maquillaje enmarcaba su rostro, mientras en su mano izquierda portaba flores naturales, y con la derecha acariciaba delicadamente a una oveja, símbolo tierno de su papel como guía espiritual. En cuanto al paso, lució con un exorno con flores blancas.
Acompañada por los sones del conjunto de metales Gregis Máter, la imagen fue recibida entre rezos, letanías y calles adornadas con flores de papel, que envolvieron el entorno de Capuchinos en una atmósfera de alegría.
El destino: la Catedral, donde este sábado a las 18.30 horas se celebrará una solemne eucaristía presidida por el obispo de Córdoba, Jesús Fernández. Un acto que se enmarca en el Año Jubilar de la Esperanza, y que contará con la intervención musical del coro Yerbabuena.