InicioSociedadTodo lo que se sabe sobre el geriátrico clandestino de Villa Carlos...

Todo lo que se sabe sobre el geriátrico clandestino de Villa Carlos Paz

Una gran conmoción causó la clausura y desalojo de un geriátrico clandestino que funcionaba en Villa Carlos Paz, donde se presume que los adultos mayores eran sometidos a «maltratos» y vivían en malas condiciones de higiene. Una denuncia realizada por ex empleados del establecimiento (que no contaba con habilitación municipal) derivó en una investigación judicial y se busca determinar si los abuelos eran golpeados, atados y carecían de los cuidados necesarios.

Días atrás, se concretó un allanamiento en un domicilio ubicado en las calles Lisandro de la Torre y Monteagudo, donde se rescató a nueve residentes (dos de ellos con lesiones en el cuerpo) que quedaron al resguardo de sus familias.

Asimismo, se procedió a la colocación de la faja de clausura en la puerta del lugar.

Pese a que la encargada intentó minimizar lo sucedido y negó la existencia de un geriátrico, las redes sociales se vieron inundadas de testimonios de vecinos que daban a conocer las presuntas irregularidades ocurridas dentro del establecimiento.

En paralelo, comenzó una investigación a cargo de la Fiscalía de Segundo Turno para determinar si los adultos mayores recibían el cuidado adecuado. En el día de ayer, Priscila, una ex empleada del geriátrico habló con EL DIARIO y denunció: «Cuando llegaba, los abuelos estaban atados y yo los desataba. El lugar tenía tres habitaciones con tres camas cada una y había once abuelos en el lugar, así que dos dormía en el piso. Lo primero que hacían era pedirme agua, porque llevaban horas atados. Yo los desataba y sentaba en sillas a los que estaban en el piso». 

«Tenía que darles la medicación que me indicaban, teníamos que cuidarlos, curarlos y les limpiaba las heridas con jabón blanco, que era lo único que había. Nunca se los bañaba de cuerpo completo, solamente se les pasaba un trapo húmedo por el cuerpo. Se cocinaba solo al mediodía y de noche se recalentaba lo que quedaba y se servían porciones muy reducidas. Un día, veo a una de las abuelas con el ojo negro, le pregunté qué le había pasado y me dijo que le había pegado la dueña. Me comuniqué con la familia y la sacaron de ese lugar»; relató la mujer.

«Un día, la dueña quería que le pusiera una sonda a un abuelo en el cuello, y me negué. Le dije que no era enfermera, que no podía hacer eso. Era un verdadero infierno. Cuando llegaba a mi casa lloraba, no soportaba ver el maltrato y cómo golpeaban a los abuelos»; completó.

Este medio intentó conocer la versión de la propietaria del lugar, pero ésta se negó, trató de tapar la faja de clausura con una bandera y simplemente se limitó a contestar que era una «vivienda privada» y que allí «no funcionaba ningún geriátrico».

Más noticias
Noticias Relacionadas