El cuerpo técnico del Nàstic había llegado a la conclusión de que José Manuel Calderón Portillo era un fichaje que reforzaría la plantilla granate para intentar de nuevo el ascenso a Segunda A. Pero nadie había examinado las virtudes humanas del jugador ni había repasado sus redes sociales. Y si alguien lo había hecho, creyó que el pasado estaba enterrado en el olvido.
Pero hubo quien recordaba, y tenía las pruebas, que Calderón había insultado a miles de personas, en una vejación gratuita a los catalanes, llevado por la euforia de haber ascendido con el Córdoba a Segunda A en el playoff de ascenso de la campaña 2023-24. A costa precisamente del Barça B.
«Me cago en los muertos de todos los catalanes», dice Calderón, acercándose a su teléfono móvil, mientras está grabando la fiesta de los futbolistas cordobeses en el autocar después de haber batido en El Arcángel al filial azulgrana por 2-1.
El Nàstic ha sido alertado por decenas de personas de los antecedentes de Calderón, sevillano de 25 años, del que consta, en su perfil de Wikipedia, «que fue expulsado disciplinariamente» del Betis y del San Fernando, los dos clubs en los que militó antes de recalar en el Córdoba.
Cinco horas del sí al no
Apenas cinco horas han transcurrido entre el anuncio del fichaje del lateral izquierdo «por una temporada más otra opcional», y la rectificación de la entidad, renunciando a su incorporación «después de las valoraciones realizadas». Cinco horas desde la bienvenida a la despedida.
«El Club, que representa a una ciudad y una afición orgullosa de su historia, de su identidad y de sus valores, considera que cualquier incorporación ha de estar alineada con el respeto, la unión y la responsabilidad social que nos caracterizan», reza la nota emitida por el Nàstic, que lamenta «las molestias» que haya podido causar entre sus socios, accionistas y aficionados, reafirmando su «compromiso» en «continuar trabajando para confeccionar la mejor plantilla posible para esta temporada». Será sin Calderón.
Sergi Guardiola, en 2015, firma su contrato con el Barça B que fue rescindido horas después. / FCB / Archivo
El precedente de Sergi Guardiola
No es Calderón el primer futbolista que es despedido por su catalanofobia. Otro jugador, Sergi Guardiola, vio malogrado su fichaje por el Barcelona B por unos tuits ofensivos y vejatorios. De esto hace diez años. Cinco horas ha durado Calderón en el Nàstic, ocho horas permaneció Guardiola en la disciplina azulgrana, repudiado por el mismo motivo.
El Barça fichó para el filial al delantero nacido en Manacor, que había dejado rastro en el campo y en las redes sociales. El repaso de sus cuentas sacó a la luz sus filias y sus fobias. «Hala Madrid, Puta Catalunya», había escrito en sus cuentas.
Guardiola vuelve a Córdoba
Era un refuerzo de invierno que se frustró el mismo día, después de haber posado ya en las oficinas del Barça tras la firma del contrato. Fue inmediatamente rescindido en cuanto se destapó su talante.
Días más tarde, Guardiola fichó por el Granada B y a lo largo de su carrera llegó a jugar en Primera División. Ha militado en 17 equipos en 15 temporadas, una prueba de su inestabilidad futbolística. Ahora milita en el Córdoba. El club de Calderón.
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