InicioDeportesEl raro orgullo de disfrutar lo peor que tenemos

El raro orgullo de disfrutar lo peor que tenemos

¿La fecha pasada fue casualidad o es, al contrario, un botón de muestra de lo que está pasando? Recordemos: fue la fecha con mayores 0 a 0 en muchísimos años en la que, por primera vez en la historia, ninguno de los cinco grandes marcó un gol. ¿Esa sequía fue simple azar o expresa algo más? Seguramente las dos cosas. De hecho, en los partidos del lunes, los del final de la fecha, volvieron los goles, como seguramente volverán en la fecha de la semana que viene, en la que juegan el poderoso Boca contra Racing, y el River de buenas intenciones pero sin demasiado fútbol contra un Independiente que parece haberse olvidado todo lo bueno que hizo el campeonato pasado.

Pero, más allá de la falta de goles, queda, sí, algo estructural: en el fútbol argentino se juega muy mal. Salvo River, que intenta, con suerte variada, triangular, llegar con toques y desmarques (aunque insisto, su fútbol está por debajo del que debería, teniendo en cuenta sobre todo el plantel que tiene) y algún otro equipo, o mejor dicho, ratos de otros equipos, rachas pasajeras; todo el tiempo se tiran pelotazos largos sin ton ni son, se traba, se mete, se pega mucho más que en otras ligas (en eso Paredes ya se adaptó: lo amonestaron contra Huracán y se salvó de otra amarilla en su primer partido, contra Argentinos Juniors, simplemente por portación de apellido después de la murra que le metió a Mateo Coronel), el tiempo de juego neto también es mucho menor que en otras ligas (incluso de Sudamérica), los arbitrajes son habitualmente muy malos, el campeonato tiene una superpoblación de equipos por decisión política del Rey Chiqui, y entonces hay muchos equipos que tienen nivel de la B; realmente muchas veces duelen los ojos ver el fútbol argentino. Se puede decir, como disculpa, que cualquier pibito que pinta que juega bien ya lo venden al extranjero. La mayoría de los jugadores de nacionalidad argentina que tiene entre 22 y 30 años, y juega en el campeonato local, suele ser mediocre (son en general los jugadores que compra Boca). Los demás están afuera. Es cierto. Pero también es cierto que hay, entre los actores del fútbol argentino, y muchas veces también entre los hinchas, una especie de orgullo, de alegría, de goce, de jactancia con esta situación. Es habitual escuchar tonterías como “el campeonato argentino es el más difícil del mundo” o, en la época del Mundial de Clubes, sobre los jugadores europeos, decir (¡se lo escuché a un periodista de TyC Sports!) “que vengan acá, que les peguen, con los campos de juego poceados, a ver si son tan buenos”. ¡Como si pegar y tener campos horribles fuera un mérito! Parece que estuvieran orgulloso de lo peor que tenemos. Yo creo que se puede jugar bien al fútbol incluso con jugadores no tan buenos. Hace falta armar sistemas tácticos que valoren la pelota y no el pelotazo, que busquen generar espacios y no jugar a trabar y dividir. Hay un problema conceptual en el fútbol argentino que es anterior al resto de los problemas.

Más noticias
Noticias Relacionadas