España bate récords de empleo, según los datos conocidos esta semana de la Encuesta de Población Activa (EPA) referentes al segundo trimestre de 2025, al superar los 22 millones de trabajadores, un hito nunca antes alcanzado. Lógicamente, el porcentaje de paro también ha descendido, en este caso a un 10,29%, lo que lo sitúa en los niveles más bajos desde la gran crisis económica de 2008, que destruyó millones de puestos de trabajo. Son estas, sin duda, unas noticias excelentes para el empleo que acompañan a un crecimiento sostenido de la economía española, muy superior al que se registra en los países del entorno.
Pero, aún siendo estos datos muy relevantes, el mercado laboral español adolece de algunos problemas estructurales que tanto el Gobierno como los agentes sociales deberían abordar con urgencia. No son cuestiones sobrevenidas, sino que están en la médula de nuestras principales carencias y hacen referencia, como es sabido, a los bajos salarios y al elevado porcentaje de paro juvenil. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, señalaba que los salarios en España, con una media de 1.666 euros al mes, están 25 puntos por debajo de la media europea. La tasa de paro juvenil, aunque es la más baja de los últimos 17 años, sigue situada en el 24,5%, un dato inasumible para una sociedad desarrollada que presume de tener una economía sana y sólida.
No obstante, los datos de la EPA son en general muy positivos. De los 503.300 empleos creados entre abril y junio, el 73,9% son indefinidos, la mayoría a tiempo completo, lo que es, sin duda, digno de celebración, como lo es también el hecho de que 9 de cada 10 de esos empleos nuevos se hayan creado en el sector privado. Son estas cifras una clara demostración de que el mercado laboral se consolida a buen ritmo y con una fortaleza casi sin precedentes.
El anterior récord de empleo se consiguió hace dos años, al superar la cifra de los 21 millones de españoles con trabajo. Dos años antes, en 2021 y en plena recuperación de la pandemia del covid, se había sobrepasado la cifra de los 20 millones de empleos. Parece, por tanto, que se ha entrado en una constante de creación de puestos de trabajo, que da ya una tasa de ocupación del 68,3%, y que de continuar a ese ritmo, sin incidencias inesperadas, podría ayudar a reducir las cifras de paro casi hasta el punto de alcanzar el pleno empleo. Es este un objetivo difícil de conseguir en un país en el que el desempleo de los jóvenes sigue estando en porcentajes cercanos al 25% y en el que el 17,6% de las personas sin trabajo son menores de 25 años.
Es por ello necesario que se aproveche la buena racha de crecimiento económico y de creación de empleo para atajar esos problemas que impiden un desarrollo más equilibrado de la sociedad española, con subidas salariales que acompañen el empleo y permitan a las familias acceder a una vivienda digna y llegar a fin de mes sin demasiadas penalidades. No debería haber personas pobres con trabajo. Porque del mismo modo que el mercado de trabajo colapsó con la crisis de 2008, lo hicieron los sueldos de quienes pudieron conservarlo. Ahora que se crea empleo, hay que pensar en mejorar los salarios como hay que pensar de qué manera se puede favorecer ya la entrada de los jóvenes en el mundo laboral.