El ex policía Horacio Grasso, condenado por el asesinato de Facundo Novillo, volvió a verse involucrado en una historia criminal cuando se descubrió un cadáver en el departamento que habitaba en el centro de Córdoba. El pasado 3 de julio, fue sometido a una serie de pericias psicológicas que revelaron inestabilidad emocional, conducta pésima y consumo problemático.
Los restos pertenecen a una mujer y presentaban un avanzado estado de descomposición. Según determinaron los forenses, el cuerpo estaba maniatado dentro de un ropero y envuelto en frazadas que despedían un olor nauseabundo.
En medio de las reformas que se habían encarado en el inmueble, dos albañiles dieron con el macabro hallazgo y busca determinarse la identidad de la víctima. En paralelo, la justicia revocó la prisión domiciliaria que Grasso había obtenido y que le permitió vivir en el departamento de calle Buenos Aires, a metros de la Plaza San Martín.
El informe criminológico que dio a conocer El Doce, reveló que Grasso tenía «mala conducta» y dificultades con otros internos, lo que llevó a otorgarle el arresto domiciliario por afecciones cardíacas en 2019, fecha en la que se mudó con madre al barrio General Paz. No obstante, en abril de 2020, se le revocó la prisión domiciliaria por un intento de agresión a su madre y al volver a la cárcel, volvieron los inconvenientes con otros presos.
Esto llevó a que se dispusiera su estadía en una propiedad perteneciente a su hermano, donde se dio con el cadáver.
Asimismo, el informe psicológico de Grasso concluye que presenta cierta disposición al diálogo, estados de ánimos depresivos, con expectativas de volver a tener la prisión domiciliaria; se muestra colaborador, respetuoso, con tendencia a la verborragia y usa un tono exaltado, que interfiere en su relato; está orientado en tiempo y espacio pero manifiesta angustia; evidencia un funcionamiento emocionalmente inestable y refiere haber sido expolicía al momento del hecho delictivo (muerte de Facundo Novillo), un discurso evidencia una necesidad de mantener una imagen idealizada de sí mismo; presenta signos de impulsividad, ansiedad, presencia de culpa y ambivalencia afectiva y hace referencia al consumo problemático de psicofármacos e internación.