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Una economía en dos direcciones

Se conocieron los datos sobre el crecimiento de la economía en el primer trimestre del año. En el gráfico que acompaña esta nota se presenta una visión sintética de la evolución reciente de los diferentes sectores de la economía comparando el primer trimestre del 2025 con el mismo trimestre del 2023 (no tiene sentido comparar con el 2024 ya que fue un trimestre con una caída muy significativa por el impacto de la devaluación de diciembre de 2023).

En el eje horizontal, se presenta la comparación del valor agregado de los grandes sectores de la economía argentina. Por su parte, en el eje vertical se miden los precios relativos de cada sector. Esto significa que cuanto más a la derecha del gráfico esté ubicado un sector mejor le fue en la comparación sobre su valor agregado. Y, asimismo, cuanto más arriba se ubique en el gráfico significa que mejor ha sido la evolución relativa de sus precios contra el promedio de los precios de la economía.

En síntesis, este análisis genera cuatro cuadrantes. El cuadrante ubicado arriba y a la derecha es el de los grandes ganadores: allí hay sectores que crecieron respecto a 2023 y cuyos precios relativos están mejor que hace dos años. En el cuadrante de la derecha, pero abajo del 0% hay sectores que están mejor que hace dos años en términos del valor agregado generado, pero sus precios relativos empeoraron. Finalmente, tenemos dos situaciones menos virtuosas: en el cuadrante ubicado arriba y a la izquierda donde hay sectores que cayeron en términos de su valor agregado, pero mejoraron sus precios relativos; y el cuadrante abajo y a la izquierda con los grandes perdedores: son aquellos que agregan menos valor que hace dos años y empeoraron sus precios relativos.

En el lado derecho del gráfico, se destacan el agro, la explotación de hidrocarburos (Vaca Muerta), el sector financiero (por el crecimiento del crédito) y la pesca, todos sectores con un aumento muy importante en su valor agregado. Estos cuatro sectores explican el 17% del valor agregado de la economía y el 9% del empleo formal registrado en el sector privado. Del otro lado del gráfico, la construcción, la industria y el comercio presentan caídas. Estos tres sectores, explican el 36% del valor agregado de la economía con una participación del 45% en el empleo formal registrado del sector privado.

Desde el oficialismo estos datos fueron presentados como positivos y para explicar la heterogeneidad se eligió hablar de una economía “a dos velocidades”. A priori, resultaría más adecuado caracterizar a los datos como el reflejo de una economía con sectores “en direcciones opuestas”. Por un lado, con crecimiento y buenas perspectivas: los sectores primarios y el sector financiero. Por el otro, con caída y perspectivas negativas: sectores orientados al mercado interno donde la apreciación del tipo de cambio (competencia importaciones), el menor ingreso disponible de dos terceras partes de los ocupados (empleados informales, empleados públicos e independientes) y la caída de la obra pública impactan en la actividad.

Si uno analiza la evolución de la actividad económica mensual (EMAE) se puede observar que tras la caída de 2023 y 2024, en los primeros meses del año la economía vuelve a valores similares a los del 2022 (el mes de mayor actividad económica de la serie fue junio de 2022).

Con el crecimiento estimado para el 2025, se volvería a un nivel de actividad similar al del 2022, pero con algunas diferencias: i) un déficit de cuenta corriente cuatro veces mayor (a pesar de la mejora en el balance comercial energético) y ii) una tasa de desocupación entre un 1,5% -2% mayor. Es decir, este año se volvería a un nivel de actividad similar al del 2022, pero con más desempleo y a un costo en dólares cuatro veces superior.

¿Este cambio cómo se financia? En el período enero-marzo, el déficit de cuenta corriente de US$ 5.191 millones se financió con caída de reservas del BCRA. En lo que queda del 2025, pasado el período de mayor liquidación agrícola, el déficit de cuenta corriente se cubriría con deuda del sector público y reservas del BCRA. Este es un aspecto central de la nueva dinámica de precios relativos. No pasamos de un “dólar caro” a un “dólar barato” como consecuencia de un fuerte ingreso de inversión extranjera directa o un importante aumento de las exportaciones, una dinámica más sostenible desde lo financiero y con el potencial de impulsar el crecimiento de sectores que compensen la “destrucción” que genera el cambio de precios relativos. Por el contrario, la sostenibilidad del cambio de precios relativos de este año depende de: i) el crédito público de un país con un riesgo país entre los más altos del mundo y ii) un BCRA con reservas netas nulas con tendencia a la baja. Y sin perspectivas de generar una dinámica que compense la “destrucción” de los sectores “perdedores”.

Este cambio, frágil y con costos elevados, además de abaratar los viajes al exterior, las compras de productos importados a través de aplicaciones y consolidar la baja de la inflación mensual (mientras se sostenga) refuerza la competitividad electoral del oficialismo. Razón central de la elección de esta política macroeconómica inspirada en la filosofía clásica: “Gano elecciones, luego existo”.

* Economista de la consultora Audemus.

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