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La brecha entre los que más y menos tienen se afianza al ritmo del modelo económico

Por Guillermo Heredia

Mientras el Gobierno continúa aferrándose a datos de la economía macro para sostener la viabilidad del actual modelo económico, hay cifras y estadísticas que lo contradicen y que confirman, por ejemplo, que en la Argentina los ingresos se están distribuyendo cada vez de manera más desigual.

Así lo demuestra el último informe publicado por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), en el cual se advierte acerca de la considerable desigualdad económica que reina entre los argentinos.

Lo primero que resalta esta institución dedicada al análisis de los fenómenos políticos, económicos y sociales de los países de América Latina y el Caribe es que mientras la mitad de la población concentra apenas un 4% de la riqueza del país, por el contrario sólo un 10% de los habitantes acapara casi el 60%.

A los fines estadísticos la riqueza de los habitantes de un país se mide por la cantidad de inmuebles, vehículos y dinero -en efectivo o en los bancos- con que cuentan.

El doctor en Economía y director de la Celag, Alfredo Serrano Mancilla, uno de los autores del informe, detalló que “el 83% del país sólo tiene un patrimonio que llega, como máximo, a los 20.000 dólares, incluyendo vivienda y vehículo, mientras que el 1% tiene un patrimonio mayor a los 127 millones de pesos”.

En base a información de la Base de Datos sobre la Desigualdad Mundial (World Inequality Database), el 50% de los argentinos, lógicamente el sector de menos recursos, concentra sólo el 4% de la riqueza total del país.

Como contraposición, se advirtió que el 1% más rico acumuló el 25% de la riqueza; mientras que un puñado de personas, que representan el 10% de la población total, concentró el 59% de los recursos.

Tendencia

No sólo la Celag y sus informes vinculados al progresismo de centro izquierda dan cuenta de la desigualdad en Argentina; también lo hace el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
El coeficiente Gini es un mecanismo que se utiliza en casi todos los países del mundo para medir los niveles de desigualdad socioeconómica de cada nación. Su valoración va de 0 a 1: mientras más cerca se encuentre de 1, hay más concentración de la riqueza, y más cerca de 0 hay menor desigualdad.  

En Argentina el coeficiente de Gini utiliza las cifras oficiales del Indec para calcular la desigualdad en la distribución de ingresos, y en el primer trimestre de 2025 fue del 0,435, mejorando unas centésimas de los 0,467 puntos registrados en igual período de 2024.

Incluso, las cifras oficiales destacan que en el primer tramo de este año el ingreso de los sectores con mayores recursos fue 15 veces superior al de uno de escasos recursos, manteniéndose sin cambios en la comparación interanual con respecto al primer trimestre de 2024, lo que deja de manifiesto que la brecha entre ricos y pobres continúa siendo el principal problema de fondo en la Argentina, más allá de que los índices inflacionarios mensuales se encuentren en torno al dos por ciento mensual.

“Hay una tendencia que no es buena y se da en un contexto en el que la economía se deteriora. Hay más trabajadores informales, ingresos más bajos de parte de la población de menor calificación y también de parte de la población formal. Hay un deterioro del mercado laboral, lo que afecta seriamente a los niveles de desigualdad”, explica Juan Luis Bour, economista especialista del mercado laboral y director de FIEL.

Un tal Gini

Si bien la desigualdad económica existe desde tiempos remotos, el estadista y sociólogo italiano Corrado Gini le dedicó buena parte de su vida a crear una herramienta que visibilice los problemas relacionados con la distribución del ingreso y las desigualdades que produce en cada sociedad.

Convencido de que los hombres y mujeres de ciencia debían estar ajenos a cualquier injerencia estatal que limite sus conocimientos, en 1932 renunció a la presidencia del Instituto Central de Estadística de Roma por negarse a la intromisión fascista que dominaba Italia en aquellos tiempos. 

Previo a eso, y como socio fundador del Comité Italiano para el Estudio de los Problemas de la Población, el también matemático y biólogo diseñó una fórmula para medir la desigualdad en la distribución de ingresos dentro de un país, la cual rápidamente fue utilizada por varias naciones extranjeras.

Aquella ecuación hoy es conocida como coefeciente Gini y en el mundo se utiliza desde hace décadas para medir la desigualdad en los ingresos de los habitantes dentro de un mismo país. 

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