Durante el invierno, cuando muchos jardines parecen apagarse y perder vitalidad, algunas plantas logran destacarse por su resistencia al frío y su capacidad de florecer incluso en los meses más grises. Entre ellas, las calas ocupan un lugar privilegiado: elegantes, vistosas y fáciles de cuidar, son una opción ideal para llenar de color y vida balcones, patios o interiores bien iluminados.
Calas: belleza sofisticada que resiste el invierno
Las calas (Zantedeschia) son una de las plantas ornamentales más llamativas del invierno. Sus flores con forma de embudo y sus tonalidades intensas —que van del blanco clásico a tonos púrpura, amarillo, rosa o anaranjado— le aportan un toque sofisticado a cualquier ambiente.
Son plantas perennes que pueden cultivarse tanto en macetas como en el jardín, y se adaptan muy bien a espacios interiores siempre que cuenten con buena luz natural. En exteriores, toleran sin problemas las bajas temperaturas, siempre que no haya heladas intensas y el sustrato tenga buen drenaje.
¿Un tip para estimular su floración en invierno? Incorporar al sustrato un fertilizante rico en fósforo y potasio (lo que comúnmente se conoce como “vitamina” para las plantas) puede favorecer la aparición de flores incluso en los días más fríos. Además, no requieren grandes cuidados: un riego moderado y protección contra el exceso de humedad son suficientes para mantenerlas sanas.
Por su versatilidad y bajo mantenimiento, las calas son ideales para decorar balcones, salas de estar, entradas o rincones con luz indirecta. Y lo mejor: son perfectas para personas con poca experiencia en jardinería, ya que resisten bien el descuido ocasional.
Pensamientos y violas: pequeñas flores que desafían el frío
Otra opción encantadora para los meses fríos son las violas y pensamientos (Viola tricolor y Viola x wittrockiana), que con sus flores pequeñas pero vibrantes logran destacar incluso cuando el clima no acompaña. Son capaces de resistir heladas y florecer durante buena parte del invierno, aportando un aire alegre y colorido a cualquier rincón del jardín.
Gracias a su amplia variedad de colores —desde violetas intensos y azules profundos hasta blancos, amarillos y bicolores—, estas flores permiten crear combinaciones armónicas y alegres junto a otras especies. Se pueden cultivar en canteros, macetas colgantes, jardineras o pequeños contenedores, y son ideales para exteriores o espacios semicubiertos.
Recomendaciones clave para su cuidado:
Luz solar: al menos unas horas al día, preferentemente en la mañana.
Riego moderado: evitando el encharcamiento, ya que sus raíces pueden pudrirse fácilmente.
Suelo con buen drenaje: podés mejorar la mezcla agregando perlita o arena gruesa.
Además de su valor ornamental, los pensamientos también son comestibles y se utilizan para decorar platos o preparar infusiones, lo que les aporta un plus de versatilidad.
Flores resistentes para disfrutar del verde todo el año
Tanto las calas como las violas y pensamientos forman parte de un grupo de plantas resistentes al invierno que permiten mantener la vitalidad en balcones, jardines y terrazas. También podés sumar otras especies que florecen en esta temporada, como hortensias, azaleas o gerberas, que si bien requieren un poco más de atención, también ofrecen resultados visuales impresionantes.
Para quienes desean mantener su hogar con vida y color todo el año, incluso en los meses más fríos, elegir este tipo de plantas es una forma sencilla y accesible de conectar con la naturaleza, embellecer los espacios y disfrutar del jardín incluso en invierno.