El sábado 14 de junio, el emblemático auditorio de La Piojera no fue simplemente un espacio cultural: se transformó en territorio sagrado donde resonaron los ecos de una década de lucha feminista. «Me estremecieron mujeres», el recital poético-musical en el marco del décimo aniversario de Ni Una Menos y del ciclo «Cantar es mi mano alzada», demostró que la memoria colectiva puede tejerse con versos, acordes y cuerpos en movimiento.
La velada —curada por la Compañía de Artes Olvidadas y conducida por Lola Pedraza y Cande Herrera— eligió el lenguaje del arte para trazar un arco histórico: desde aquel 3 de junio de 2015 hasta las batallas que hoy siguen vigentes. Las escritoras Lucía Giménez y Clara Gagliano (quienes editora de Corprens) leyeron textos que funcionaron como puentes entre el dolor y la rabia, mientras las cantantes Agus Mercado y Noelia Vignal convirtieron sus voces en instrumentos de denuncia. El Taller de Canto Colectivo de Mujeres del Centro Cultural Graciela Carena entregó quizás el momento más conmovedor al entonar las coplas norteñas, que rescató del olvido la inmensa Leda Valladares.
Las bailarinas Eugenia Guevara y Sandra Paillacan ejecutaron una pieza que resumía la esencia del evento: torsiones que hablaban de violencia, pero también de resiliencia. Cada gesto respondía a la pregunta: ¿Cómo se coreografía el duelo colectivo?
El repertorio evitó el panfleto fácil. Cuando el coro Luna Verde interpretó «Canción sin miedo» (de Vivir Quintana), no hubo quien no sintiera escalofríos: la interpretación revelaba nuevas capas de una letra ya convertida en himno. «Murguerxs Autoconvocadxs» aportó el contrapunto necesario con una performance llena de alegría y colores vibrantes, demostrando que la alegría también es resistencia.
Al cerrar la noche con el estribillo de «Mujeres» (de Silvio Rodríguez) en versión colectiva, quedó claro que este no era sólo un evento sobre víctimas, sino también sobre las sobrevivientes.
«Este recital es nuestra forma de decir que seguimos contando los años de impunidad, pero también los de lucha»; explicó una de las coordinadoras mientras el público salía con los ojos brillantes y las manos marcadas por el aplauso sostenido.